sábado, 14 de febrero de 2015

GLOBAL: LA CONTROVERTIDA Y VAPULEADA LIBERTAD DE PRENSA

Ante la lamentable y repudiable pérdida de vidas humanas en Francia durante los días  7, 8 y 9 de enero, a manos de terroristas yihadistas, son muchas las voces que se han alzado, y los criterios vertidos. La inmensa mayoría repudia y condena, y hay quienes además, también tratan de encontrar o explicar las posibles causas, para poder enfrentar este serio problema a mediano y largo plazo; y ya no solo con medidas de contención policial y militar.

De la condena, ni la más mínima duda. No hay razones, ni argumentos suficientes en el mundo que justifiquen el sacrificio de ciudadanos, al margen de sus ideas y creencias. Como quiera que lo enfoquen es brutal, despiadado, repudiable, insensato e irracional; pero la búsqueda de las posibles causas que motivaron ese brutal comportamiento no es ocioso, al menos como ejercicio de autocritica

Articulistas, de diversas posiciones y tendencias, ven indistintamente posibles causas, en mi opinión todas validas, con mayor o menor peso especifico. Se habla de la falta de previsión de los servicios de inteligencia de Francia, falta de coordinación con otros servicios afines internacionales y con la policía local; las condiciones sociales en Francia, en las que vive una  parte de los musulmanes de origen o de nacimiento árabe (discriminaciones, segregaciones étnicas, guetización, etc); la preocupación y velada agresividad de determinados medios de difusión y sectores contra la cambiante composición étnica y religiosa de Francia; del apoyo de EEUU, como origen, al surgimiento y entrenamiento del ala militar de Al Qaeda (Osama Bin Laden) para enfrentar a la ocupación soviética de parte del territorio de Afganistán; a la intromisión de los EEUU y estados europeos en los asuntos internos del Medio Oriente, destapando la caja de pandora al apoyar y armar grupos insurgentes contrarios a sus respectivos regímenes, de donde no solo salieron gran parte de las armas de los yihadistas, sino también y sobre todo las condiciones de caos y anarquía en la región para que surgiera el Estado islámico. Ese estado de inestabilidad, caos y guerra en la región, hace que la lucha por la derrota o neutralización del terrorismo yihadista y el llamado Estado islámico, sea muy compleja, y no se vislumbre a corto plazo su desenlace final

Dentro de las voces que condenaron estos actos terroristas, no podía faltar la voz de Papa Francisco (Jorge Mario Bergoglio), una figura tan activa de nuestros tiempos, que está sacando a la iglesia católica del letargo, del decrecimiento, y del descrédito por su pasividad y tolerancia en la denuncia y condena los casos de pederastia. Sus valientes planteamientos autocríticos y críticos, sus reformas, su gran sensibilidad hacia los desprotegidos, y el respeto a la diversidad religiosa, lo han hecho muy grande incluso ante los ateos. Hay voces que se han escandalizado con su respuesta al periodista francés, manipulando sus palabras en el sentido de sacarlas de su contexto; algo ya habitual en algunos periodistas y tertulianos, que practican un periodismo mediocre, facilista y sensacionalista muy en boga en los momentos actuales.

Para que el lector tenga más información de lo que hablamos, cito textualmente su respuesta al periodista francés, publicado en el periódico El País, el 16 de enero del 2015

cada uno tiene el derecho de practicar la propia religión”
“matar en nombre de Dios es una aberración”
“No se puede provocar”, dijo el Papa, “no se puede insultar la fe de los demás. No puede uno burlarse de la fe. No se puede”... “Creo que los dos son derechos humanos fundamentales, tanto la libertad religiosa como la libertad de expresión… Usted es francés, vayamos a [lo de] París, ¡hablemos claro!”.
“En cuanto a la libertad de expresión: cada persona no solo tiene la libertad, sino la obligación de decir lo que piensa para apoyar el bien común (…) Pero sin ofender, porque es cierto que no se puede reaccionar con violencia, pero si el doctor Gasbarri [organizador de los viajes papales], que es un gran amigo, dice una grosería contra mi mamá, le espera un puñetazo. No se puede provocar, no se puede insultar la fe de los demás (...) Hay mucha gente que habla mal, que se burla de la religión de los demás. Estas personas provocan y puede suceder lo que le sucedería al doctor Gasbarri si dijera algo contra mi mamá. Hay un límite, cada religión tiene dignidad, cada religión que respete la vida humana, la persona humana… Yo no puedo burlarme de ella. Y este es límite. Puse este ejemplo del límite para decir que en la libertad de expresión hay límites como en el ejemplo de mi mamá.

¿Qué hay de extraño en sus planteamientos?, ¿Qué hay de extraño en qué la máxima autoridad católica defienda el derecho a la fe de cualquier religioso, sea cual fuese su fe?, me parece obvio. Qué el Papa ponga un ejemplo terrenal de cómo se puede reaccionar antes las ofensas, no quiere decir que esté de acuerdo con la violencia, pero aunque el ejemplo alguien pudiera catalogarlo de no ser el más feliz, porque él no es divino, a nadie se le pudiera ocurrir catalogar al Papa de musulmán, y mucho menos a favor de los terroristas. Que haya hablado abiertamente como nos tiene acostumbrados, y haya puesto sobre la mesa el análisis de la tan manipulada libertad de expresión, desde una perspectiva integral y racional, me parece valiente, no hipócrita, y un acto consciente de su influencia política y responsabilidad espiritual sobre millones de católicos

Pero no he sentido la necesidad de escribir estas notas solo para defender la postura del Papa, porque él se sabe defender muy bien. Sus palabras me sirven de introducción para profundizar un poco en la libertad de expresión, de prensa, y la tolerancia religiosa

La libertad de expresión es un derecho fundamental de todo ser humano, plasmado como universal desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, en su artículo 19o; en La "Convención Americana sobre Derechos Humanos" o "Pacto de San José de Costa Rica" de 1969, en su Artículo 13; en el "Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos", y en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, de diciembre del 2000; y en el Convenio Europeo de Derechos Humanos, vigente a partir de junio del 2010. De estos documentos de no dudosa procedencia, ni legalidad, me auxiliare para versar sobre el tema

En todos los documentos citados, se reconoce el derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. En otros acápites o capítulos  se reconoce también el derecho a la libertad de opinión y la libertad de recibir o de comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber injerencia de autoridades públicas y sin consideración de fronteras. .., pero también se puntualiza que El ejercicio de estas libertades,… entrañan deberes y responsabilidades, que deberán ser legisladas por los estados de acuerdo a sus propias características, para asegurar… a) El respeto a los derechos o la reputación de los demás, y b) La protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas. Es decir, que la libertad de expresión y de prensa es también un derecho, que entraña deberes y responsabilidades fijados por la ley, y que debe asegurar los supuestos recogidos arriba como a) y b).

Estamos hablando por tanto de dos (2) derechos importantísimos y vitales para cualquier sociedad democrática, que los estados europeos reconocen y deben preservar: el de libertad de pensamiento y religión, y el derecho a la libertad de expresión. ¿Pero dónde está entonces el límite concreto o la línea roja que marca el conflicto entre lo que quiero y entiendo que puedo decir y transmitir, y el respeto a la libertad de conciencia y religión de los demás.

La clave, en mi humilde opinión, esta en la palabra dignidad y moral de los demás, que muchas veces obviamos cuando queremos hacer valer nuestros derechos y criterios, como si los demás no tuvieran derechos también. Como reza en el artículo 1, de la Carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea, La dignidad humana no sólo es en sí un derecho fundamental sino que constituye la base misma de los derechos fundamentales… Se deduce de ello, en particular, que ninguno de los derechos consignados en la presente Carta podrá utilizarse para atentar contra la dignidad de otras personas….

Entonces, cabria preguntarse, ¿acaso no es atentar contra la dignidad y la moral de los musulmanes, el ridiculizar su fe, su figura más sagrada, su Jesús Cristo, Mahoma? No cuestiono siquiera el ridiculizar o criticar a un Imán o a un líder espiritual del Islam!, o tal vez de publicar un libro o un articulo con carácter histórico científico o no, que cuestione evidencias aceptadas de la existencia de Mahoma, no!, porque estaríamos hablando de personas, conducta, o de ciencia. Al ridiculizar a Mahoma nos estamos mofando de los musulmanes y de su espiritualidad, base de su cultura y comportamiento desde el año 622; los estaríamos humillando, y tildando de inferiores porque no creen en lo que yo creo.

Por otro lado, de forma explícita o implícita, se reconoce también en estos documentos, que estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión u origen nacional."

Y vuelvo a preguntar, el ridiculizar a Mahoma, el eje sobre el que descansa el Islam, la religión de los musulmanes practicada por más 1100 millones de personas en el mundo, ¿no es acaso promoción consciente o inconsciente del sentimiento antimusulmán en un país que por haber sido metrópoli de países árabes, los árabes o descendientes de estos constituyen el 8% de la población de Francia? ¿Acaso no es incitar a la violencia a sectores radicales y extremistas que buscan cualquier justificación para demostrar su impotencia con actos terroristas? Cabría preguntarse también, ¿cuál es la concepción de libertad de prensa del estado francés?, ó ¿acaso se desentendió, o infravaloró la repercusión de estas sátiras e incitación, y no aplicó sus prerrogativas para poner todo en su lugar en aras del respeto a la dignidad, la moral y la libertad de religión? Solo llamo a la reflexión, y dejo que usted, lector, saque sus propias conclusiones

Yo no estaba en Francia ni tenía posibilidades de ir. Seguro que hubiera sido de los primeros en manifestarme y condenar apasionadamente in situ esa barbarie, ese genocidio, pero no en nombre de una falsa interpretación de la libertad de prensa.