La convocatoria de adelanto
de elecciones, de Ayuso, ha sido muy hábil e inesperada; y ha cogido movidos al
resto de los jugadores del tablero político madrileño. Haciendo un corte hoy, la
derecha-ultra, sin mucha distinción, ganaría las elecciones; porque a pesar de la precariedad y
abandono que ha aflorado la crisis; y de las “grandotas y disparatadas ideotas”
de esta señora, ha logrado (junto con VOX) mantener movilizada a la derecha, desde
el mismo momento de su juramentación como presidenta de la comunidad. Ha jugado
con los sentimientos de la población, contraponiendo economía a salud; libertad
de circulación y comercios, a protección y seguridad ciudadana; medidas aisladas, con parafernalias, de cuestionable factibilidad, y racionalidad, a medidas responsables y necesarias, adoptadas por gobierno central; y la
tribuna permanente y el show mediático, a la coherencia y oposición responsable. Ahora,
con un total desconocimiento o desfachatez, ha lanzado la consigna de libertad o
comunismo. Nunca se había banalizado y vulgarizado tanto con la política; nunca una base del PP (Madrid) ha estado tan cerca de VOX como hoy;
nunca el PP se había acercado tanto a sus antecesores falangistas y de Alianza Popular. Lo
cierto es que, desde una oposición a ultranza y mediática al gobierno del
país, por pasarela y aplicando la política del ruido, no importa cuánto, ni sea
cierto o no, ha logrado mantener vivo el nombre del PP en las redes y los
medios.
Pero Madrid, aunque conservadora, no es sólo de derechas y pija. El reto de la izquierda es, en tan sólo 2 meses, motivar y movilizar a los amplios sectores populares, al voto indeciso; desmontar y enfrentar las arbitrariedades, ambigüedades, y supuestos logros y proyectos de la Ayuso; y persuadir a la mayor cantidad de electores posibles, que si gana la derecha, esta vez no es cualquier derecha, no; será un gobierno reaccionario populista a lo Trump, que creará un clima permanente de crispación social; de reajustes de las políticas sociales; de más privatizaciones y derivaciones de recursos a la privada sociales; de retrocesos en derechos.
Desgraciadamente no creo que, sólo bajo el liderazgo de
Gabilondo, Errejón y de Serra, se logre evitar el acceso de la derecha reforzada, y más con el estigma de la división, y
decepción que provocó en una parte de la izquierda “indignada”, la escisión-traición
protagonizada por Iñigo Errejón (al margen de los resultados superiores a UP, que obtuvo éste en las elecciones de hace dos años). No obstante, la realidad
es que, el electorado está muy segmentado, y no se puede prescindir de ningún
partido de izquierda, porque no sería viable ni rentable una alianza antes de
las elecciones. Todos los líderes y partidos suman, con su personalidad sosa o
intelectual, con sus programas. El problema pudiera estar, en si alguna de las
fuerzas políticas de la izquierda, no llega a alcanzar el 5% de los
votos, pues esos votos se los llevaría el diablo; irían a los partidos más votados.
El PSOE, por tacticismo electoral o no, tiene que distanciarse de Unidas Podemos, para
tratar de atraer parte del electorado de Ciudadanos, y hasta del PP. Mas Madrid, seguirá rebañando electores a la derecha de Podemos y a la izquierda del PSOE, en un
terreno muy movedizo y poco sólido, ahora mas difícil sin el apoyo de Carmena; con fuertes
divisiones internas (recogiendo lo que sembró), y con la participación
inesperada de Pablo Iglesias en la campaña, como cabeza de lista de Unidas Podemos
Me imagino, que a muchos,
de izquierda o de derechas, incluso “apolíticos”, les ha desconcertado la
dimisión de Pablo Iglesias, como vicepresidente del gobierno, para encabezar la
candidatura de Unidas Podemos Madrid. Ya estamos escuchando o leyendo todo tipo
de interpretaciones. Es lógico, porque es una figura pública y mediática, que
dice verdades que levantan ronchas; y que otros no reconocen o temen decir, o simplemente
no quieren escuchar, por considerarlo o por asumirlo por reflejo condicionado por los medios, como antisistema, “satánico”, “comunista”. Otros, por prejuicios o por rancio
nacionalismo, y le cuestionan su postura ante los partidos independentistas. También es verdad, que no siempre dice las verdades con habilidad y tacto político,
a pesar de su gran preparación profesional, y su oratoria. En política no caben
las suposiciones; y si sabes que te están mirando con lupas, no puedes dar respuestas
categóricas, sencillas, a problemas complejos; has de explicar bien y sin flecos, para que no saquen tus palabras de contexto. Tampoco niego, que
estos son tiempos de polarización y arenga política; no de paños tibios, ni de mucha
diplomacia y “decencia” en política. Al menos a la derecha en Madrid, no le va mal
Al margen de las verdaderas
u “ocultas” razones de Pablo, que sólo sabe él; es una jugada muy arriesgada y
un acto de desprendimiento, al que no estamos acostumbrados en la política
española, de forma voluntaria. Unos, como Rivera (Cs) y Rosa Diez (UPyD),
abandonaron la nave que habían construido y capitaneado, cuando ellos mismos la
dirigieron hacia un naufragio seguro; otros, han sido obligados o “invitados”
por sus partidos, a renunciar a ministerios y a cargos a nivel nacional, para
rentabilizar su imagen en elecciones autonómicas, etc.; y otros, se han visto
obligados a dimitir, como Rajoy; o a retirarse absoluta y totalmente del
partido y la política, al ser destronado en unas primarias, como le pasó a la
heredera del Rajoynismo, Soraya Sáez. Pablo Iglesias, de forma voluntaria, renuncia
a 2 años de legislatura, como vicepresidente; para bajar a la base, y jugársela
el todo por el todo, como líder político y como partido, “tiene cojones, ¡eh!”.
Si logra su cometido, doble mérito; pero si no, se autoliquidó como político;
se le acabó su carrera política, a no ser que haga un Pedro, que haga como el ave fénix. Esta decisión sólo es explicable, desde una
profunda responsabilidad, convicción y vocación política e ideológica; por amor
al partido que él y otros crearon, por sentido de la responsabilidad, y por una
gran seguridad en sí mismo o ego. Eso es tener madera y corazón.
En el contexto actual,
habría que reconocer que, Unidas Podemos no está, de lejos, en su mejor
momento; y su futuro se define en Madrid, origen y sede irradiadora de Podemos.
Si se pierde Madrid, si no se logra entrar de manera convincente en el
parlamento madrileño, sus días pudieran están contados, como fuerza política nacional, y
como Marca política. Si hay un lugar, donde la marca de Podemos era fuerte, a
pesar, de sus altos y bajos, era Madrid; pero pudo más el ego y el interés
personal. Algo extraordinario había que hacer, con sólo dos meses, para las
autonómicas, y algo más de 2 años para las nacionales. Aquí es donde entra en
valor, la decisión de Pablo Iglesias. De lo que se trata es, de cerrarle el
paso a la alianza de la ultraderecha; al margen, de que legítimamente, su
cofundador y líder, también quiera salvar a Unidas Podemos
Iglesias tiene como viento en popa, que, mediante el acuerdo de gobierno, y su insistencia y persistencia (y buenas relaciones con la izquierda nacionalista y/o independentista), se han logrado importantes leyes y decisiones con carácter netamente social, en medio de una situación económica extremadamente difícil; que ha cedido el bastón institucional de Podemos, a Yolanda Diaz, la ministra de trabajo, muy bien valorada socialmente; y su propio acto de fe para salvar al partido que representó y representa a nivel nacional, el espíritu del 15M, a lo que pronto se dedicará a tiempo completo. Ahora, posiblemente se sentirá más cómodo, y le será mas fácil moverse en la dicotomía, de Partido político independiente y miembro minoritario de un gobierno de coalición; de líder de su partido y vicepresidente de gobierno. A los ojos de su electorado tradicional, ganará en aprobación
Por otro lado, la derecha y
su gran poder mediático, han logrado, con éxito, fijar en la mente de gran
parte de la población, que Podemos es comunista y pretende instaurar el
comunismo en España. La sociedad española es muy conservadora, y la manipulación es muy fuerte y sistemática. La gente mayor
no ha podido sobreponerse al fantasma de la guerra civil; y la dictadura de
Franco existió lo suficiente, como para rescribir la historia, y tildar de
culpables a los comunistas. Mucha gente se deja llevar por la campaña de ahí viene
el lobo; y tampoco intenta ver tras la cortina de humo. Se olvida de que vivimos
otros tiempos; en una sociedad democrática consolidada, con una constitución; y
dentro de la Unión Europea; que determinan de conjunto, el actuar y
comportamiento de cualquier gobierno, independientemente del color de su partido.
También olvidan o no quieren ver, que, hasta el comunismo y el socialismo de hoy, son otros; de que se acabaron los gobiernos de mayoría absoluta, después de inaugurarse una nueva etapa política en España, caracterizada por el multipartidismo, con sus altas y
bajas, y los gobiernos de coalición; ambos, indicadores sin duda, de mayor y mejor
representatividad social, y de mayor nivel de discusión y consenso en la aprobación
de las leyes.
Si Unidas Podemos logra un buen resultado electoral en Madrid, no sólo aseguraría su subsistencia como fuerza política, sino que también tendría mayor visualización desde la comunidad cabecera, que facilitaría la rentabilización de su rol, en lo que queda de legislatura nacional, sin llegar a ser absorbido por el PSOE. En las coaliciones, como regla, los logros se los lleva la fuerza mayoritaria, y los fracasos, el socio minoritario.
Al margen de los resultados electorales,
y de Unidas Podemos en particular, en las autonómicas de Madrid, reitero que,
Unidas Podemos debe renunciar a ser un partido de corte tradicional, y asumir
el rol de coordinadora, (manteniendo su fuerza y marca en Madrid), con
representación nacional permanente, y respeto a las organizaciones de izquierda
autonómicas y local, asociadas a los orígenes y espíritu del 15. Tratar de
replicar a Podemos, en las comunidades, etc., fue un error, que sólo contribuyó
a mayor división, fragmentación, y dispersión de la izquierda. Unidas Podemos ha de explicar y
reafirmar, una y otra vez, que no representa ningún peligro para la democracia y
la propiedad privada española, aunque si un freno al liberalismo corrupto e “inmisericorde” que, ignora y quiere perpetuar las grandes desigualdades; y que ha
vuelto a sus andadas, incrementando la precarización laboral y salarial, como
instrumento de dominación y de coacción, a una sociedad de derecho; sacrificando incluso, a gran parte de la clase media
Soy de la opinión, de que la
campaña electoral de la izquierda, debe centrarse en, posicionar en la mente
de los electores, que el voto al PP irá a VOX, porque permitirá su entrada al
gobierno de la comunidad; que hará posible un gobierno ultraconservador y
populista, y de retroceso social bajo la presión de VOX. La participación de
Pablo Iglesias, en la campaña por Madrid comunidad, revitalizará la política,
activará a la izquierda adormecida, y sumará votos para evitar la caída de
Madrid. Vivir para ver