viernes, 4 de febrero de 2022

Triunfo, al fin y al cabo. Lo importante es lo que representa y se hará a partir de ella

Se está escribiendo, de todo, sobre los ajustes recién aprobados a la Reforma laboral de Rajoy. Discriminando los artículos de odio, o de petulancia y alaridos de derechas, comparto muchas reflexiones y análisis. Sólo quisiera, desde mi perspectiva, acotar algunas cosas. La política es, en última instancia, el arte de lo posible. Una cosa es lo que se quiere, se desea, y se aspira - llamémosle estrategia-, y otra es, lo que se puede y debe hacer, de acuerdo a las circunstancias histórico concretas de una sociedad dada - táctica. 

Aferrarse a lo NO POSIBLE, no es política; es tozudez, es arrogancia, es suicidio político; es sacrificar el todo, sin lograr nada a cambio. El no percibir la realidad, por dogmatismo, voluntarismo o exceso de pasión o entusiasmo, ha llevado a muchos partidos de izquierda, de España y de todas las latitudes, a la merma significativa de su membresía, de sus electores, y de sus escaños o asientos en el legislativo - diputación o ayuntamiento, rayando en el ostracismo o marginación política. Aun arrastramos ese lastre (comprensible porque han existido muchas traiciones al socialismo), que en unos u otros ha quedado en evidencia; y según dicen, hasta dentro de la dirección de Podemos. La política tiene un fuerte componente de subjetivismo y liderazgo, eso es cierto; pero en última instancia, responde a leyes, a situaciones muy concretas, que podríamos llamar  oportunidades o coyuntura política, y que determinan lo que se puede hacer o no; lo demás, son formas, vías y medios para aprovechar y rentabilizar el momento. Si no existían, ni están creadas las condiciones para derogar totalmente la reforma laboral de Rajoy, como lo ha demostrado la "milagrosa" votación, al menos se logró, entre otras, quitar, arrancar, su parte más lesiva y nociva en España - la temporalidad y precariedad laboral - que condenaba a millones de trabajadores, a ser ciudadanos de segunda (sin opción a hipoteca, crédito, etc.), sin futuro, con la consiguiente frustración social, y de maltrato psicológico y laboral por el empleador y las instituciones políticas que la refrendaban por pasiva o por activa. 

No es día de grandes celebraciones, y para muchos, se ha quedado por debajo de sus expectativas; pero este cambio es vital e imprescindible, para encauzar a niveles civilizados la política laboral en España. Hay que verlo, como parte de un proceso único de transformación de la vida laboral y social del país, que se viene refrendando, desde inicios de esta legislatura, y a pesar de la pandemia (subida del SMI, los ERTES, el IMV, la paridad salarial de género, y la maternidad y cuidado del niño, compartida; la ley contra los falsos autónomos, la subida de las pensiones, etc.). No se puede obviar, por mucho que lo intenten algunos, que se ha avanzado, y que se avanza. 

Hay quien dice que ganó Pedro Sánchez, obvio, es el presidente de la coalición de gobierno; pero en buena lid, ganó la sociedad, que será un poco mas justa a partir de ahora; ganaron los mas vulnerables al trabajo, a la precariedad, ganó la justicia y la dignidad humana. Si de personalismos se trata, ganó Yolanda Diaz, quien fue la artífice y gestora del acuerdo con todos las partes vinculadas. Ayer, Unidas Podemos se vistió de grande, dando muestra de consecuencia, de flexibilidad razonable, y de responsabilidad; y digo Unidas Podemos, porque ella es la imagen del Unidas Podemos que muchos quieren. Puede resultar complejo, de entender, la dicotomía dentro de Unidas Podemos, pero ya Pablo Iglesias, que jugó un gran rol político, tuvo la visión y acierto, de pedir para ella la cartera de Trabajo, y de delegar en ella, la representatividad dentro del gobierno. En cualquier caso, enhorabuena para la izquierda toda, incluido el PSOE, claro, por haberlo logrado, y no sólo en una sociedad conservadora, sino también, en un momento de tanta polarización, crispación, y de arremetida de la derecha clérigo neoliberal. 

Antes con Pablo Iglesias, y el acuerdo de coalición de gobierno logrado; y ahora con Yolanda, se ha demostrado que, se puede negociar, y se puede gobernar, con Unidas Podemos; que además de dar y lograr apoyos a la investidura, mantienen viva la legislatura; que son el gran acicate para avanzar, para que no se detengan los cambios sociales; son el antídoto a  la influencia, tentación y atracción del IBEX35, típico en los largos años de convivencia y connivencia política del bipartidismo ¿Qué hubo bajas, en esta batalla? si; pero no se ha roto el cántaro, solo ha perdido agua que habrá que recuperar, para continuar la legislatura, y los cambios. Quienes sintiéndose de izquierda o no, se abstuvieron o votaron en contra, ya entenderán su error; después de haber sentido, el suelo hundirse bajo sus pies. Tienen dos años de legislatura, para lavar su imagen ante su electorado. Y si tuviese recorrido el sinsentido del PP y de VOX, para repetir la votación; esa vez no habrá abstenciones, ni voto en contra, por los socios de investidura, ni siquiera del PNV, y mucho menos de Ezquerra republicana. Votarán que sí, porque la derecha nacionalista no sólo se opone irracionalmente al progreso social de toda la sociedad en su conjunto, sino que aspira a revertirlo todo, si se le tiende la alfombra de la desunión y de las líneas rojas. Se sigue y seguirá avanzando, que es lo importante, aunque no sea al ritmo que muchos quisiéramos