lunes, 9 de marzo de 2015

ESPAÑA: EL FENÓMENO PODEMOS

Avanza a paso arrollador la crisis, marginando a una parte nada despreciable de la población. Se incrementan el desempleo, la precarización del empleo, de los salarios, y con ello las necesidades básicas sin cubrir (piso o casa, calefacción, electricidad y alimentación); proliferan los desahucios y suicidios por indefensión; pierden sus ahorros los preferentistas de las cajas de ahorro; se producen privatizaciones de servicios, recorte de gastos de salud, de educación y para la atención a los dependientes; se incrementan las tasas de matrícula universitaria, y disminuyen las becas, etc. La impotencia y la cruda realidad lanza a las calles de forma espontánea a los indignados, que ya no sólo demandan solución a sus problemas sociales, sino que también se cuestionan el orden de cosas, el incumplimiento del programa electoral del PP, y el modelo de democracia. Se suceden una y otras concentraciones en plazas importantes de todo el país, con gran protagonismo para los de la Puerta del Sol en Madrid.

Para entonces, muchos con sensibilidad se preguntaban, ¿porque no se constituyen en Partido para poder defender y representar mejor sus demandas?, ó ¿por qué ningún partido de izquierdas hace suyas esas demandas, y los representa? Se avecinan las elecciones al parlamento europeo, e irrumpe en la vida política el Movimiento Podemos que representa y/o hace suyas las demandas de los indignados. Contra todos los pronósticos obtiene 5 diputados, con una batería de medidas populares de cuestionada o no viabilidad. El Movimiento se constituye en Partido político, y en el principal enemigo político del bipartidismo, que por primera vez ve amenazado su hegemonismo

Hoy, las encuestas del CIS (15 de enero del 2015), de nada dudosa parcialidad con Podemos, le dan a este la primera intención de votos (19.3%), y la segunda en estimación de votos (23.9%), detrás del PP, si las elecciones se realizaran en este momento. Todo esto, a pesar del intento de linchamiento político a que lo están sometiendo permanentemente, recurriendo a todos los recursos y métodos públicos y encubiertos posibles, de baja política y de dudosa imparcialidad, amén de sus errores y desaciertos. Te acuestas y te levantas con noticias sobre Podemos, donde más del 90% están orientadas a desacreditarlos, descalificarlos y desprestigiarlos, y no a tratar de desmontar su programa. ¿Serán tan malos realmente, o tan peligrosos como para justificar esa cruzada en un país con democracia? ¿En que han pecado?

Se pudiera decir que su principal pecado es la procedencia de Izquierda Unida de sus principales líderes, y sus vínculos con los gobiernos populares de América Latina. También, sus ataques y críticas al sistema, con un lenguaje agresivo y poco conciliador. Sin embargo, todo esto carecería de “importancia” si no fuera por el creciente apoyo popular, que lejos de desaparecer como una flor de primavera se consolida. Todo esto es traducido por los primeros actores políticos y económicos de la sociedad, como una “bomba política”.

Hay que tener presente, que Podemos surge como abanderado político de los indignados, que constituyen su núcleo inicial e identitario o su “segmento de mercado” hablando en términos de MK. La solución de sus problemas y su lenguaje no puede ser desoído, y tiene que estar en el centro de su programa y su actuación. Por otro lado, los resultados obtenidos en las europeas le abren nuevas perspectivas, y ven que es posible llegar más lejos, llegar al poder. Para ello se tienen que replantear su estrategia y programa, porque sólo con el voto de los indignados no llegaran al poder, o a constituir gobierno.

Sin negar que sean de izquierdas, se están planteando ahora un programa más centrista, menos excluyente para otros sectores de la sociedad. Eso en mi opinión es ser realista, es ser objetivo, es madurar políticamente, aunque otros pudieran calificarlo de oportunismo o manipulación política. Sin embargo, todavía tienen que seguir madurando.

No creo que Podemos llegue a obtener la mayoría absoluta en las elecciones al parlamento. Es hora de que tenga presente el dicho de que “si no puedo comerme el pollo yo solo, tengo que compartirlo entre dos”, y dejar a un lado la soberbia. Debe mostrar abiertamente su disposición de diálogo y pactos, dejar la bravuconería para los mítines, y no confundir el optimismo y la fe en la victoria, con el menosprecio a las demás fuerzas políticas, y más si son de izquierda. Debe diferenciar o explicar bien, la diferencia entre “casta” y políticos, porque no todos los políticos son corruptos ni deshonestos, y se los está cargando a todos, con sus familiares, amigos y simpatizantes, y de a gratis.

Podemos y el resto de los partidos de izquierda tienen muchas cosas en común, partiendo de un mismo adversario, el PP. Se trata, de encontrar todo lo que los une para llevar a la izquierda al poder, y no lo que los separa. Es hora de dejar a un lado los intereses egoístas de poder y de partido, aunque lícitos, y asumir con responsabilidad histórica el momento que se está viviendo

Como toda criatura viva, Podemos va creciendo y desarrollándose, tomando más conciencia de la responsabilidad de gobierno (como dice Pablo Iglesias). Se ha percatado de lo endeble de sus primeras medidas y se las está replanteando; porque una cosa es lo que se desea y otra cosa es lo que puedo hacer. El derecho y la voluntad política nunca podrán estar por encima de la realidad económica, ni del entorno en que nos desenvolvemos. Para prometer y dar, tengo que producir más y/o redistribuir la riqueza social; y para redistribuir (que es lo más inmediato, porque de una crisis económica no se sale muy rápido) tengo que afectar a alguien, y entonces se impone la negociación, y la aplicación de la máxima de “causar el menor daño posible”. Esto se traduce en tomar medidas que no frenen el crecimiento de la economía, y/o no te aislen como país. Podemos, para convencer de verdad, tendrá que centrarse más en su programa electoral, hacerlo más “digerible” y viable para toda la izquierda. Siempre hay alternativas, antes de caer en la tentación de la omnipotencia y la soberbia que te da el poder o la mayoría.

Particularmente no creo, aunque sus dirigentes puedan simpatizar o no con los procesos populares de América, que estos le sirvan de modelo. España no deja de ser un país desarrollado aunque con serios problemas estructurales. España sigue teniendo una democracia parlamentaria consolidada, aunque debe y tiene que perfeccionarse para evitar que se repitan muchas de las cosas que sucedieron y suceden hoy. Es un país que forma parte de la Comunidad europea y de la cual no puede abstraerse nadie, como lo demuestra la evolución de las negociaciones entre el nuevo gobierno de Grecia y la UE. Males diferentes, exigen soluciones diferentes

Si mañana al despertar, Podemos ha ganado las elecciones con mayoría absoluta, cosa que no creo, y gobernara en solitario, estoy seguro que maduraría mucho más rápido y actuaría con más responsabilidad. Si no lo hace, siempre quedaría en una democracia, el castigo de las urnas al cabo de 4 años

Al margen de quien gane las elecciones o no, pienso que el ganador final será la sociedad y la democracia. A partir de Podemos, habrá un antes y un después en la forma de hacer política, y de ver la participación ciudadana. Sin Podemos, ni el PSOE, ni Ciudadanos, se hubiesen “puesto las pilas”. Mucho menos el PP se hubiese planteado las últimas medidas, evidentemente electoralistas. Nunca estaré de acuerdo en negar lo que se ha avanzado desde 1978, pero quedan muchas cosas por hacer, y esta es la oportunidad

Por último, me referiré a lo de más actualidad mediática, “las impurezas de la máxima dirección de Podemos”. No iré a los detalles, porque para la mí lo más cuestionable éticamente, y “demostrable”, es la doble intención de Monedero en la declaración de la renta. Cuando asumes una posición moralista y arremetes contra la “Casta”, irán a por ti, y “al que velan no escapa”, aunque tu error o desliz o como quieran llamarlo sea cuestionable o no, y sea minúsculo o no, comparado con los grandes casos de corrupción de este país, que además se manejan de otra forma. En una sociedad donde han aflorado tantos casos de corrupción, evidentemente hay un problema sistémico con un trasfondo jurídico y político que los ha hecho posible a todos los niveles (evasión de impuestos, comisiones, financiamiento ilegal, puertas giratorias, etc.). Pienso que hubiese habido menos daños, si desde el principio Monedero hubiese reconocido que se equivocó, y hubiera pedido perdón por seguir el curso de la corriente, que lógicamente no lo justifica

lunes, 2 de marzo de 2015

ESPAÑA PSOE. Ahora o nunca


En 1978, el pueblo español y la mayoría de sus líderes políticos querían dejar atrás una cruenta y trágica página de su historia. Están dispuestos a perdonar y transigir con tal de revertir la situación existente y asegurar un futuro estable y próspero. Temen un nuevo enfrentamiento, el regreso al pasado o al ajuste de cuentas a pesar de la postura pública y concesiones de los padres de la transición. No iban a apostar ni por los comunistas, y mucho menos por los franquistas. En ese contexto, un PSOE, un partido que renuncia al marxismo como ideología, con un programa centrista, dispuesto a ampliar y consolidar la democracia, y a respetar las bases del capitalismo, era el partido ideal, y le funcionó bien a Felipe González su estrategia. Con los gobiernos socialistas, hasta la etapa final de Zapatero, España creó las bases, y desarrolló lo que hoy conocemos como la sociedad del bienestar, haciendo abstracción de las consecuencias de la llamada reindustrialización. El PSOE se convirtió en la fuerza política más votada y con mayor tiempo en el poder desde el 1978 al 2011, con la excepción de los dos periodos de gobierno de Aznar.

Entonces cabría  preguntarse, ¿qué ha cambiado?¿cuál es la causa de que el PSOE haya pasado del protagonismo político, a ser la tercera fuerza política, y la tercera con intención de votos?, según las últimas encuestas ¿Será que los electores tienen mala memoria?

Empecemos por la “mala memoria”. La historia demuestra que los logros ciudadanos consolidados, las masas lo dan por hecho, por derecho propio, y no miran a quien se debieron cuando ven en peligro la existencia de estos. La historia más reciente de la Europa en crisis mostró cómo los electores castigaron en las urnas (con la excepción de la Merkel en Alemania) al partido de gobierno, independientemente de que fuera de derechas o de izquierdas

A Zapatero no se le puede imputar una crisis de carácter mundial, pero si su falta de previsión y mala gestión de la crisis, que en el caso de España es más cruda por los serios problemas estructurales de su economía (en aquel entonces el 33% del PIB le correspondía a la industria del ladrillo e inmobiliaria). El desempleo se disparó de 1.76 millones de personas (un 7,95 % de la población activa) a 5.273.600, y la tasa de paro se acercó al 23%. En paralelo, Zapatero tomó medidas económicas alejadas del programa electoral, como la congelación de pensiones, reducción del salario de los empleados públicos, retirada del cheque-bebé, de la deducción de 400 euros en el IRPF, además de aprobar una reforma laboral que significó un gran retroceso social que profundizaría el PP; y finalmente aprueba con el apoyo del PP la reforma constitucional para establecer un techo de déficit, y con ello clavar la política de austeridad para la clase media y los más humildes.

Cuando Zapatero se vio presionado por la Troika, a tomar medidas anti populares y contrarias a su programa y trayectoria, debió renunciar. En un último intento para no seguir enterrando al PSOE, adelanta finalmente las elecciones

Todo esto aún está fresco en las mentes de los ciudadanos, y el PP se ha encargado de recordarlo todos los días y en cada intervención, “estas medidas de austeridad son consecuencia del estado de cosas que heredamos”

Aún así, la situación política se podría haber revertido. Su adversario político histórico y en el poder desde hace más de 3 años, ha aplicado un paquete de medidas de austeridad a favor de los poderosos, que han convertido a España en el país europeo donde más ha crecido la desigualdad social y los niveles de pobreza y de exclusión social. El PP ha aprobado una reforma laboral que ha aumentado la precariedad del empleo a niveles nunca vistos; se ha mostrado insensible ante los desahucios, los despidos amañados, la estafa de las preferentes, y a cubrir tratamientos a tiempo a enfermos mortales (hepatitis C); y ha limitado las libertades ciudadanas. La máxima dirección del PP ha estado vinculada directamente a grandes  escándalos de corrupción y financiamiento ilegal. Así y todo, el PSOE no ha podido recuperar su protagonismo en la izquierda, y sigue por debajo del PP en estimación e intención directa de voto  

El PSOE se ha distanciado cada vez más de su electorado, desgastandose en guerras internas de liderazgo, y en ataques frontales a los otros partidos de izquierda, ya sea inducidos por el PP ó por su falta de visión política, en vez de ir a las verdaderas causas. Desde la sistematización de la política, “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. La culpa no es de Podemos, de Izquierda Unida, o de Ciudadanos. Mientras más ataquen a los partidos de izquierda, donde se han refugiado hoy parte de los decepcionados del PSOE y del PP, más se distancian de la izquierda y estarán más lejos de recuperar a esos electores insatisfechos

Para salvar la situación y el futuro político, el PSOE tiene que percibir primero el riesgo real de desaparecer tal como le ocurre al PASOK, e inmediatamente ir a las causas para poder evitarlo. Para ello hace falta mucha valentía, sentido común y sentido de izquierda, que yo llamo sensibilidad y responsabilidad con los desprotegidos y marginados por la crisis, amén de que sea representante o no de la clase media trabajadora. Me niego a pensar que el PSOE no solo haya renunciado al marxismo como ideología, sino también a su histórica base social acomodándose en el centro, a la política como un fin, y al comprometimiento con el gran capital, como ya lo hizo Felipe González en lo personal, que parece no haberse percatado que desde ya mucho tiempo dejó de ser un referente de izquierda cuando traspasó la “puerta giratoria”

El PSOE y el PP se consideran herederos vitalicios de la transición, y defienden a ultranza el carácter acabado y definitivo de la constitución de 1978, como si la vida no fluyera y estuviera en constante cambio y evolución. La constitución es por tanto, susceptible de cambio y perfeccionamiento sin perder su esencia. Claro, que cuando los dos partidos lo han entendido conveniente, le han hecho enmiendas o reformas “urgentes” a la constitución. De esto se percata también el electorado

Quiero creer y creo que hay fuerzas sanas y con espíritu renovador en el PSOE, dispuestas a salvarlo. ¿Qué podría y debe hacer el PSOE entonces?
Primero. Pedir perdón a los ciudadanos y a sus electores por los errores cometidos durante su último gobierno, y durante la legislatura en curso de Rajoy: su mala gestión de la crisis, su política ambivalente de equilibrista político que tira para la izquierda o para la derecha según convenga, por su traición a la clase media con la aprobación de la ley de techo de déficit, su desprecio inicial a los indignados, su indiferencia ante las “puertas giratorias”, por los escándalos de corrupción desde el último gobierno de Felipe González; y por su auto complacencia y renuencia a perfeccionar la constitución.
Segundo. Debe presentarse ante los electores, como la alternativa real, para salir de la crisis más rápidamente y a un menor costo social. Esto no se logra con consignas. Sólo se puede lograr con un programa electoral o de gobierno concreto y viable, encaminado no sólo a revertir el desmejorado sistema de bienestar social, sino también a perfeccionar el funcionamiento de la sociedad en su conjunto, y evitar que se repitan los mismos errores. Tiene que ser un programa en que el electorado vea voluntad de cambio, compromiso, objetividad y viabilidad  
Tercero. Reconocer que está muy lejos de poder desbancar al PP en solitario, el verdadero enemigo, y que solo eso será posible si se alinea hacia el centro-izquierda, y pacta con el resto de las fuerzas de izquierdas un programa mínimo para todos, donde se dejen a un lado los intereses ideológicos, fundacionales y ególatras de los diferentes partidos y sus dirigentes, para asegurar la victoria electoral y gobernabilidad de la izquierda post- elecciones. La política centrista y en solitario de Felipe González, sería un suicidio político en momentos de crisis y polarización social. Cada vez más, a los ojos de las grandes masas el PSOE se diluye con el PP

Para un partido nuevo, desconocido hasta hace poco, es más fácil entusiasmar, y erigirse en representante y alternativa para los electores defraudados, desilusionados, para los desempleados, de empleo precario, para los marginados y olvidados. Pero el PSOE si tendrá que emplearse a fondo y convencer. Con medidas populistas o no, Podemos les ha dado esperanzas a muchos. Ciudadanos, pasó de las consignas a propuestas concretas, y las últimas encuestas reflejan su ascenso; y alerta, eh!, que este es también un partido de centro, y compiten por el mismo “segmento de mercado”

Las crisis son oportunidades para desarrollarnos, romper esquemas y recomenzar, sin renunciar a todo lo bueno y con fundamento que se ha creado. Sería una irresponsabilidad política e histórica del PSOE, no percatarse del momento histórico que está viviendo España, y no actuar en consecuencia. España está viviendo una oportunidad única en su historia de democracia. Más allá del interés por desplazar a la derecha del poder, está y por encima de todo, la necesidad de proponer y adoptar medidas urgentes que alivien el peso de la crisis sobre los más afectados; medidas que permitan perfeccionar los pilares y garantías de la democracia a todos los niveles como antídoto a la corrupción, al no cumplimiento de los programas electorales, al dedazo o al decretazo, a las imposiciones; y medidas para enrumbar la economía hacia un cambio estructural que la haga menos vulnerable a las crisis, y le de más solidez a la sociedad de Bienestar social.

En las encuestas realizadas sobre el último debate de la nación, ganó la abstención y la incertidumbre. Ya a nivel de la confrontación de los dos partidos mayoritarios representados en el congreso, ganó Pedro Sánchez y el PSOE. Tienen ahora, aunque efímero, un balón de oxígeno, no lo desaprovechen y rectifiquen.