sábado, 21 de septiembre de 2019

ESPAÑA: El PSOE y Pedro Sánchez deben tener mucha fé en su Brujo


Al conocerse que no hubo acuerdos y que habría nuevas elecciones, alguien escribió en twitter una sencilla frase “que decepción”. Pensé, otro más que albergaba la esperanza de un entendimiento a última hora. Yo era el único, entre familia y amigos, que defendía que al menos por responsabilidad, al final los dos: PSOE y Podemos, se pondrían de acuerdo después de tanto postureo y mala, o ninguna negociación porque nunca las hubo. Como dos gallos “finos” dentro de la valla, engrifaron el plumaje del pescuezo, y se enfrentaron (uno más que otro) hasta hacer imposible lo posible. Pero diluir la culpa entre los dos, a partes iguales, creo que es facilismo, no valiente y faltaría a mi verdad; por tanto me mojo.

Vivimos en una democracia parlamentaria, y no presidencialista ¿cierto? Aquí o en cualquier parte del mundo, la democracia parlamentaria presupone la negociación entre todas las fuerzas parlamentarias para alcanzar un acuerdo de gobierno, de investidura o legislativo. Mientras el bipartidismo imperaba en España, este axioma político no se hacía ver; o gobernaba el PSOE o gobernaba el PP, y no había discusión ni interpretaciones, ni manipulación del parlamentarismo. Con la irrupción de Podemos y Ciudadanos en la vida política a nivel nacional, ya no es determinante quien obtenga más escaños, sino quien logra sumar mayorías parlamentarias que le permitan gobernar. En estas últimas elecciones, el PSOE fue el partido que obtuvo mayor número de escaños, de diputados, y es al que le correspondía la iniciativa en buscar consensos para gobernar en solitario o no, con apoyo para la legislatura o no. Consensos que lo hacía posible la correlación de fuerzas parlamentarias de izquierdas, con el apoyo de algunos partidos minoritarios, y se correspondía con el mandato de las urnas, que votó mayoritariamente de izquierda. Era el PSOE por tanto, el máximo y mayor responsable en intentar llegar a acuerdos, pactos, para obtener las mayorías necesarias. ¿Fracasó o no lo intentó? Para mí, nunca estuvo en sus intenciones aceptar otra fórmula que no fuera un gobierno en solitario. Podemos tener más simpatía por Pedro que por Pablo, podemos ser más del PSOE que de Podemos, pero sin dudas, el principal responsable de tener que ir a unas nuevas elecciones es el PSOE, con Pedro Sánchez a la cabeza. 

Es cierto que Unidas Podemos se equivocó al no dejar para el final de las negociaciones la propuesta de gobierno de una vicepresidencia y un número de ministerios proporcional a sus escaños o votos. Eso le dio mucha letra a la prensa amarilla, “sólo querían sillones” decían, también a los voceros del PSOE. Aun así, era y es un planteamiento legítimo y justo de Unidas Podemos. Los gobiernos de coalición no constituyen ninguna aberración democrática, son una fórmula teóricamente viable, legítima, y ensayada en muchos países de Europa y en comunidades, diputaciones provinciales y municipios de España donde gobierna el PSOE u otro partido. Si se mira bien, es una fórmula justa, para que se pueda formar un gobierno de mayorías dentro de la pluralidad, y que es más fiel al mandato de las urnas, que un gobierno exclusivo del que ganó las elecciones.  ¿Por qué no podía y puede hacerse a nivel de España?

Ah!, primero, porque aunque UP tiene gente muy cualificada, ellos no tienen experiencia para dirigir política desde los ministerios. O sea ¿que la política es exclusiva para los que llegaron primero a ella, y para su zaga? ¿Nunca nadie tuvo primera vez? No voy a poner ejemplos, porque lo considero un “argumento” simplón, vacío e irrespetuoso con la opinión pública. Tal parece que los gobiernos son un equipo de políticos profesionales, superdotados, que gobiernan en solitario. Hasta los grandes empresarios, capitalistas, tienen sus asesores, consejos, y gestores de capital.  Detrás de cada gobierno hay un programa, un líder, y ministros, pero hay todo un equipo de gente con experiencia (especialistas, asesores, los secretarios de estado de cada ministerio, los funcionarios, etc.) que son los que hacen posible que los decisores tomen decisiones acertadas, y los que la ejecutan. Sin ellos, no se puede gobernar con eficiencia, no se puede hacer una buena gestión. Segundo, porque Unidas Podemos quería que su máximo dirigente, Pablo Iglesias, ocupara una vicepresidencia en ese gobierno, y eso sería como tener un caballo desbocado dentro, tener dos gobiernos, y haría insostenible ese gobierno. Bueno, Pablo dio un paso a lado, y renunció a esa demanda. Tercero, la posición histórica de Unidas Podemos respecto a los presos políticos catalanes o políticos presos, y a que la audeterminación debe ser decidida por votación popular (nada antidemocrático) podría ser un problema si hubiese que aplicar de nuevo el Art.155. Podemos anunció públicamente que esa no era línea roja, y que pondría a un lado esa posición, en aras de la viabilidad del gobierno de coalición. Entonces, a última hora el PSOE le ofrece unos ministerios sociales, sin presupuesto, que si bien primero habría que formar gobierno y después tratar de aprobar los presupuestos; lo cierto es que no hizo ni siquiera una propuesta de cifra, no ofreció siquiera un porciento tentativo. Sin tiempo para negociar, obviamente Unidas Podemos no acepto una cuenta sin saldo. Estaba bien pensado, y los negociadores del PSOE sabían que así Unidas Podemos no iba a aceptar; y que esa última movida le permitiría quedar como generosos ante la opinión pública, y los otros como intransigentes. Nada más falso. Ya estaban pensando en elecciones o el rendimiento del “aliado” por cansancio, y por “desesperación”

Transcurre el tiempo de descuento desde el primer fallido “intento” de formar gobierno, y el todo poderoso PSOE y Pedro Sánchez se dedican al postureo, a escuchar a la sociedad civil, que de por si no es malo si hubiesen intentado tambien, negociar con las otras fuerzas políticas para buscar también el voto de investidura. La Sociedad civil no vota en el Congreso. Supuestamente, de esos encuentros conoció las demandas sociales, que le daban “autoridad” para presentar un programa (el 3 de septiembre) que todos, y especialmente UP, se verían obligados a aceptar. Ninguneó a todos, y se mantuvo en la posición de NO ES NO a un gobierno de coalición con Unidas Podemos. Sanchez pidió abstenciones a la derecha y el voto a Unidas Podemos, a cambio de nada; renegando incluso, de la oferta de una vicepresidencia y tres ministerios, que habían realizado con anterioridad. Todos sabemos que aunque los ministros son aprobados por el Congreso, los propone el Presidente, que también tiene facultades para cesarlos, y proponer a otro. Todos sabemos, que puede haber díscolos en un gobierno, pero que al final se hace lo que diga el Presidente, y permita el presupuesto y las leyes del país. En España hay una democracia consolidada, con sus leyes, normativas y contrapesos. Así que el argumento para la no aceptación de un gobierno de coalición es muy trivial, simplón y huele más a ego y voluntarismo de Sánchez, más que evidente después de responder a Ferreras (en la Sexta) de que si hubiese aceptado “hoy no dormiría tranquilo” 

Al final, el PSOE se quedó con un solo argumento, “falta de confianza”. ¿Pero estamos hablando de amigos del colegio, del gimnasio o del trabajo? Cuanto infantilismo, poca seriedad, cinismo e irrespeto a los electores. Estamos hablando de líderes políticos, de partidos políticos, de la política, donde la negociación es la herramienta fundamental para arribar a acuerdos, a consensos a pesar de las diferencias, sino sólo haría falta un partido. Negociar es el proceso donde todos ceden en lo posible, para llegar a un entendimiento final ¿Alguien desde la objetividad, puede demostrar en que cedió el PSOE, un partido que necesitaba de otros para gobernar porque no tenía mayoría absoluta ni simple para gobernar? No, verdad. En lo único que medio cedió, fue cuando ofreció los ministerios vacíos, de los que renegó después; pues al parecer fue un momento de debilidad.

A pesar de todo, y por mucho que le doy vueltas en mi cabeza, no encuentro una explicación lógica al comportamiento del PSOE y Pedro Sánchez, porque la vida ha demostrado que la realidad es más rica que cualquier teoría, y que cualquier hecho global, coyuntural, etc., puede cambiar la intención de voto. Intención de voto, que incluso manteniendo invariable el contexto de hoy, es muy incierta. Me sumo a la mayoría de analistas que prevén, que decepcionada y cabreada, una parte de la izquierda se desmovilizará para las próximas elecciones. Cualquiera de pensamiento lógico, y no militante, se preguntará para que votar por unos partidos de izquierda que no se pudieron poner de acuerdo, ni piensan hacerlo, por lo que dijo Sánchez a Ferreras (en la Sexta). Además, muchos de izquierda le dieron el voto útil al PSOE, pero esa correlación del voto útil dentro de la izquierda puede también variar. 

Siempre que se buscan explicaciones posibles, se encuentran. Se me ocurre, que el PSOE haya cogido miedo a la caída del PIB, a la desaceleración de la economía europea y mundial, al resurgimiento la crisis que se avecina, y a terminar como Zapatero (segundo mandato) si se ve obligado a hacer recortes sociales; puede ser; es decir, que prefiere no gobernar bajo esta coyuntura. Otra explicación, y no tan descabellada aunque si retorcida, es que quiera ganar tiempo hasta las próximas elecciones, para ver si puede sellar una alianza con Ribera, un caballo perdedor, pero desada por muchos Barones del PSOE, las empresas del IBEX 35, y la mayoría de la prensa radio televisiva y escrita liberal; la mayoría

Al final me inclino más por explicaciones de tipo exotéricas, demoscópicas. Le decía medio en broma a mi esposa, que Pedro Sánchez debe tener mucha fé en su Brujo, ya sea Tezanos, Iván Redondo o uno africano, como para asumir tanto riesgo, para ser tan irresponsable; aunque me inclino más a la idea, de que las virtudes que hicieron posible que resurgiera de la cenizas cuando le dieron el golpe de Partido, lo han vuelto arrogante, terco, voluntarista y caprichoso. Hoy es el secretario del PSOE que más poder ha tenido dentro del partido. Si fracasa esta vez, ya no puede culpar a nadie, tirará por tierra su leyenda de sobreviviente, y pasará a la historia como Pedro el terco o el caprichoso.