sábado, 15 de septiembre de 2018

ESPAÑA: Oportunismo y política. Partido Ciudadanos


Siempre me he dicho, que no hay nada más parecido a la política, o viceversa, que el Marketing. Las insatisfacciones, descontentos y frustraciones sociales de una parte importante de la sociedad, son captados o interpretados por un político, un líder, o por un grupo, que las toma como suyas y se presenta como el que los va a representar y va a solucionar sus problemas, si lo apoyan y llegan al poder. En términos de MK, una necesidad insatisfecha se convierte en una oportunidad de negocio, y se presenta un producto (un programa, un ideario) a la medida

 Con el perdón de los soñadores y de los políticos honestos, no hay nada más oportunista que la política. Incluso, cuanto estos soñadores y honestos llevan mucho tiempo en la política, terminan como media, convirtiéndose en oportunistas. La presión empresarial, del mercado, la corrupción, la falta de apoyos legislativos, la proximidad de la campaña electoral, las crisis, etc., los lleva a la senda de oportunismo quieran o no; porque nos guste o no, esas son las reglas del juego. Si las incumplen, son desplazados del poder o de la política. La política es, en última instancia, el arte o la ciencia de llegar al poder y/o de conservarlo; y no pocas veces a cualquier precio. La competencia es dura y pura, y ahí se llega negociando, logrando alianzas, aprovechando oportunidades y rentabilizando debilidades del contrario; dejando a un lado todo lo que no sea posible en ese momento; cediendo y exigiendo; denunciando y haciéndose el de la vista gorda; callando verdades cuando no es aconsejable; moderando el discurso a lo políticamente correcto; sacrificando peones y compañeros de campaña cuando puede estar en peligro la credibilidad del líder, del partido o del gobierno, etc.  Aunque nos pudiera parecer muy crudo, esa es la realidad; ese es el modus operandi de los partidos. No me asombro por tanto, cuando veo oportunismo en los partidos; pero si cuando se pasan, cuando no tienen escrúpulos

El partido Ciudadanos, o mejor dicho, el partido de Rivera, es el mejor ejemplo de ello dentro de la política española. Ha cambiado de orientación ideológica y de traje tantas veces, que resulta difícil seguirle el rastro. Ha sido un tránsfuga ideológico, hasta que encontró su acomodo en la derecha casi extrema; en el liberalismo tradicional de la pequeña burguesía, que envidia a los más ricos, y desprecia a los pobres. En lo político, no se ha quedado atrás, lo que es peor aún. Donde dijo digo,  después dice Diego. Su aplicación de la máxima de llegar al poder a cualquier precio, o del principio maquiavélico de que “El fin justifica los medios” es vergonzante e irresponsable. Su alimentación del nacionalismo español, su llamado al enfrentamiento por encima del dialogo; su intransigencia y apoyo a la política de mantener presos independentistas; y su exigencia para la aplicación nuevamente del 155, pone en peligro la estabilidad territorial de España (Cataluña), pudiendo llevar la situación a un callejón sin salida. Su trauma, por verse alejadas su posibilidades de llegar al poder después de la Moción de censura, lo han llevado a no votar positivamente a la exhumación de los restos de Franco; lo han llevado a promover en el Congreso, sin evidencias y saltándose el reglamento, la desacreditación del presidente Sánchez; pero más censurable es, cuando según algunos medios de prensa y la Universidad autónoma de Barcelona, hay irregularidades y poca transparencia en su currículo; o sea, que no es trigo limpio. Desde la Moción, y amén de los errores del PSOE al arribar y anunciar conclusiones precipitadas, la gestión de Rivera y la de su partido han estado encaminadas a torpedear cualquier medida o proyecto de ley que venga de la izquierda, no importa cual; a levantar columnas de humo; a desacreditar a sus líderes, y a llamar “al degüello”. Oposición sin barreras éticas

 Derecho tienen en una democracia, pero los de izquierda y los moderados tenemos la obligación de desenmascararlos; porque además de sus electores convencidos, sin medias tintas y que respeto, también hay mucha gente confundida