Cierre del cambio generacional y ratificaciòn de la actualización del modelo socialista
Bajo el fuerte y arraigado liderazgo
de Fidel, no sólo se realizó una revolución socialista a 90 millas del imperio más
poderoso de la tierra; sino que, bajo las condiciones más adversas, se resistió
y se sobrevivió, contra todos los pronósticos y vaticinios, a la caída de la
URSS, y de los países socialistas de Europa oriental. La economía colapsó, se
deterioraron los servicios sociales y las condiciones de vida de la población; y
EEUU, con olfato perruno y con ensañamiento, recrudeció el bloqueo, secundado
por la vieja y “civilizada” Europa, bajo la iniciativa del personaje más
triste y proimperialista de la historia de España – Aznar-, que condicionó la
colaboración y relaciones de UE con Cuba, con la propuesta y aprobación de la llamada
y conocida “Posición común sobre Cuba” (1996)
La marcha triunfal esperada por los
enemigos, y la alegría de los liberales, se trocó en marcha fúnebre y en mueca de
frustración. La revolución cubana aguantó una vez más la embestida y estocada. Nadie
ni nada, pudo apartar a Fidel del poder; a no ser la naturaleza humana, su
estado de salud (2008); porque el pueblo cubano, en su mayoría, era fidelista,
disfrutaba y reconocía los logros sociales históricos, la dignificación social,
la soberanía, dignidad y prestigio internacional de su país; a pesar de las
carencias y vicisitudes - errores al margen- que imponía el brutal bloqueo.
Rechazaba, por tanto, la política injerencista y agresiva de EEUU, y el brutal
bloqueo; y se reforzaba el componente antimperialista de la ideología de la
revolución – dignidad y supervivencia. Muy pocos líderes en el mundo, han
sobrevivido a su obra o a sus reformas; y muchas revoluciones no han
sobrevivido a la desaparición física de su líder. Desconozco si Fidel, en vida,
vio o no, los cambios ineludibles que habría que hacer, pero confiaba en Raúl,
en sus principios, fidelidad a la revolución, y en su sentido práctico.
La revolución y él, “rencarnaron” en
Raúl, de forma renovada y creadora, para asegurar la continuidad de la
revolución. Se superó la resistencia al cambio, y se terminó aceptando las
nuevas y necesarias tendencias en la construcción actual del socialismo; llegando
a auto regenerarse, desde la más amplia y sistemática discusión, de todos los
cambios previstos, con la militancia del Partido, con los trabajadores y con
toda la ciudadanía; hasta su maduración y plasmación, en los nuevos
lineamientos aprobados en los últimos dos congresos del Partido (6to y 7mo).
Los lineamientos aprobados, se materializaron más tarde en una nueva Constitución,
con bases más inclusivas y flexibles (en 2019, con el voto del 87.6% de la
población con derecho al voto) que respondieron a los cambios previstos; al
apego al derecho internacional; y a la preservación de los tres principios
fundamentales de la sociedad socialista: el liderazgo y papel dirigente del
PCC, la justicia social como principio rector de nuestra sociedad, y el rol
preferencial de la propiedad pública sobre los medios fundamentales de
producción
Raúl supo interpretar los tiempos, y bajo su
dirección se ha logrado, también, llevarlos a la práctica, con la Reforma o
actualización del modelo económico (enero 2021). Reforma, caracterizada por su carácter
integral, práctico, gradual, continuo y flexible, que entroniza, en igualdad de
condiciones jurídicas, y económicas (producto al saneamiento económico: una
sola moneda y taza de cambio, ajuste de precios y de ingresos de la población;
y minimización de subsidios a empresas estatales), a todas las formas de
gestión y propiedad; y en paralelo, intenta desatar las ataduras, que han
estado frenando el desarrollo de las fuerzas productivas, bloqueo al margen. Se
le da más importancia al mercado, a la estimulación salarial, a la
independencia de gestión empresarial y local; y se abren más oportunidades para
la inversión extranjera, en alcance y origen, no despreciándose ninguna
propuesta por pequeña que sea, se ha ampliado la cartera de negocios, y se
autoriza la inversión de cubanos residentes en el extranjero. La meta principal
– lograr el despegue de la economía; y en correspondencia, un equilibrio entre
el incremento de la productividad y eficiencia económica tan deseada, y el
mejoramiento constante del nivel de vida de la población, con apego al
principio de justicia social. Han transcurrido unos meses desde el inicio de
las reformas, en medio de las condiciones más difíciles que podría vivir un
país, asediado por un bloqueo brutal, genocida; y por el parón económico, resultado
directo de la pandemia
Nuevamente, un líder histórico de la
revolución, no ha sido derribado ni apartado del poder. Fiel a su visión y
compromiso de hacia dónde debe evolucionar la revolución; y de su compromiso
público de entregar el poder estatal y el político, acorde a lo aprobado en la
última constitución (2019), Raúl acaba de consumar el traspaso generacional y
de la continuidad de la revolución, a manos de los nacidos y formados durante la
revolución.
Escuchando, el informe central al 8vo
Congreso del PCC, alguno que otro pudo sentirse decepcionado, esperando
escuchar algo nuevo, o rectificación o más cambios; pero obviamente, su última
intervención desde el liderazgo político, no podía ser otra que, su legado
aleccionador, su preocupación por la continuidad de la revolución; su alerta
sobre los límites que no se pueden traspasar, so pena de destruir la revolución
desde adentro.
Su primera preocupación, el
fortalecimiento del liderazgo del PCC, conjugado con una mayor y más efectiva
participación de la población en la toma de decisiones. Construir una sociedad diferente,
más justa, independiente, no es posible, al menos en un país pequeño y pobre,
en el marco de una democracia liberal. Ya conocimos esa sociedad antes del 59,
y sólo hay que mirar a los lados, para entender que el multipartidismo no es
sinónimo, necesariamente, de más democracia; y que sólo serviría para facilitar
la entrada de los intereses imperiales y de los liberales o anexionistas, en la
sociedad cubana, y para desmontar el modelo social socialista.
Su segunda preocupación, versó,
sobre la propiedad pública, estatal o social, sobre los medios fundamentales
-estratégicos - de producción. Sin ellos, es imposible asegurar la conducción y
mayorazgo sobre la economía, una distribución más justa de la riqueza social, y
la soberanía económica y política. Ahora, existe, en proceso, un amplio espacio
de desarrollo para las Pymes, y el TCP (Trabajadores por cuenta propia), como
elementos necesarios para lograr mayor emprendimiento, iniciativas,
inversiones, empleo e inclusividad social. No se contradicen, ni interponen,
con las empresas estatales, por el contrario, se complementan, y fortalecerán la
producción nacional y el encadenamiento productivo y la cooperación; y existe
un marco amplio para su desarrollo. Se dinamizarán ambas formas de gestión. Esto
en un proceso continuo y no un acto, por lo que sus objetivos no se lograrán de
un día para otro. Obviamente, los cambios se han hecho para mejorar el socialismo,
no para sustituirlo. El estado protegerá los servicios sociales; y buscará
mayor eficiencia en la gestión, y en el desarrollo de las empresas estatales
llamadas estratégicas, por lo que representan en soberanía alimentaria y económica;
y para el desarrollo del país. Las grandes inversiones del Estado, en solitario
o con participación extranjera, en el sector estatal, serán clave; pero también
se abrió al sector de las Pymes, públicas y privadas, la inversión extranjera,
por pequeña que sea. Se prevé un sistema único económico, donde se complementarán,
las grandes empresas con las Pymes y Trabajadores por cuenta propia (TCP). De
modo, que el tejido empresarial se integrará en función de estimular la
producción nacional, reducir las importaciones, estimular las exportaciones; y,
por tanto, se dinamizarán las Pymes que, podrían llegar a cambiar la estructura
de económica y de empleo de la sociedad. Obvio también, que Raúl se refiriera a
no perder el control sobre las importaciones privadas, para no crear una
economía paralela, cuando se está buscando integración económica nacional, y
más soberanía. Ya hay empresas productivas, con resultados productivos de
eficiencia y mercado, autorizadas a importar directamente, sin mediación de las
empresas del comercio exterior; pero será un proceso gradual y selectivo,
acorde a los resultados y la responsabilidad social de cada una de ellas.
¿Que todo esto, presupone
diferenciación social? Si, pero en la nueva visión del socialismo, se reconoce
la diferenciación social, siempre que sea resultado de trabajo lícito y del
esfuerzo personal, y no del pillaje, la especulación, la evasión de impuestos,
del lavado de dinero. La diferenciación en los niveles de vida de la población,
por los ingresos, será inevitable, y habrá frustración y decepción en muchos;
pero todas las arrancadas son difíciles, y más desde unos metros más atrás de
la línea de salida. Siempre se tratará de evitar la concentración de riquezas
en pocas manos, la polarización social, mediante la aplicación de una política progresiva
de impuestos que, no desincentive la productividad y el desarrollo; se asegurará
el acceso universal a la salud, la educación y la seguridad social; pero
también, en paralelo, habrá políticas para proteger a las familias y grupos
sociales más vulnerables; y se pretende la mejora continua de los salarios-pensiones
y ayudas, en proporción al nivel de desarrollo económico, y de productividad alcanzado
en cada etapa.
La victoria del socialismo la
determinará, en última instancia, su capacidad para incrementar,
constantemente, su productividad y eficiencia, (respetuosa con el medio
ambiente); y con reflejo directo en el mejoramiento constante de las
condiciones de vida de la población. En esto hay consenso entre la
intelectualidad de izquierda. Pero no existirá tregua, ni respeto a los tiempos
de cada país, por parte de la derecha internacional, con EEUU al frente. En el
caso de Cuba, la situación no puede ser más compleja. En el supuesto de que
todo fluya más rápido o menos, en dependencia de la coyuntura internacional, y
del bloqueo, siempre estará la arrogancia de EEUU, y el empecinamiento y
totalitarismo del neoliberalismo occidental, amenazando la tranquilidad y
soberanía de Cuba. Y no bastará ser bueno; hay que convencer a la gente de que
se es bueno; y que lo que se está haciendo es la mejor solución para el pueblo
y para el país. Eso es el trabajo político ideológico, y a ello hacía alusión
Raúl, en su última intervención pública. La transparencia, inmediatez y
objetividad en la información noticiosa al pueblo; la atención y solución
rápida y diligente, a las quejas y preocupaciones de la población; la sensibilidad
y vocación de servir de, los cuadros administrativos empresariales y políticos;
la representatividad proporcional en todas las instituciones, empresas y
niveles de dirección, del mosaico social (raza, género, etc.); la extensión y
generalización hasta cada empresa y localidad, de la participación directa de los
trabajadores y de la población en la toma de las decisiones más importantes; junto
al mejoramiento de las condiciones de vida, y el respeto y observancia de la
Constitución, son las mejores bases para el trabajo ideológico.
La revolución cubana entró en una
nueva etapa, de cambio generacional y de actualización del modelo. Expectativas
muchas; y detractores no faltarán, sobre todo fuera del país, ni ingenuos y
confundidos. Me apunto por la continuidad de la revolución; el éxito de las
reformas, tal y como se están haciendo; y el inicio del despegue económico y
social. Todo es cuestión de tiempo, incluso si Biden no promueve cambios en su
política hacia Cuba