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domingo, 18 de octubre de 2020

BOLIVIA: CUANDO EL ODIO Y EL EGOISMO PISOTEAN LA DEMOCRACIA Y PROGRESO SOCIAL

Respuesta a artículo:

Elecciones presidenciales de 2020 en Bolivia. El retorno de Evo Morales.Publicado el 

https://orestesenrique.wordpress.com/2020/10/13/elecciones-presidenciales-de-2020-en-bolivia-el-retorno-de-evo-morales/

Hola amigo. Aunque vivo hace 10 años en Europa, nuestra América sigue latiendo y levantando pasiones en mí; como seguro en ti también. Vives, y te has especializado en nuestra América, y tienes mi doble consideración y respeto. Comparto la mayor parte de tu análisis pre electoral de Bolivia, que ilustras con datos e información. Sin embargo, y aunque el uso de algunos términos, pudiera ser fruto del marketing, del manejo del mercado, o del medio o segmento a quien va dirigido el artículo (yo también lo hago a veces, aunque no me dedico a esto), no deja de resultarme chocante el uso tajante y absoluto, de "usurpador y fraude" asociado a Evo Morales ¿Será que tenemos fuentes de información diferentes?

El haber insistido Evo, en presentarse a las anteriores elecciones, a pesar de la constitución, y de la victoria del no en el referendo, no le da el título de usurpador, porque no llegó a ser presidente; y, por tanto, en buena ley, creo que no usurpó nada. En cuanto al supuesto fraude; más evidencias y reconocimientos (incluso de instituciones y políticos norteamericanos lejos de toda sospecha de comunistas; y de la prensa europea)[1], no pueden haber en cuanto al mal manejo de los datos, y la intencionalidad de la comisión de la OEA; y que ni dando, por cierto, algunos votos puntuales al parecer irregulares, Evo hubiera perdido esas elecciones. Entonces si hubiese cabido el término de "usurpador" a ultranza.

Honestamente, creo que se equivocó al insistir en presentarse a aspirante a la presidencia, pues había otras opciones para darle continuidad a su obra. De esas aguas, estos barros; pero también creo que se equivocó al echarse a un lado, porque evidentemente no fue lo que ocurrió. Lo derrocaron, le dieron un golpe de Estado bajo amenaza del Ejercito, y bajo presión de la derecha y timoratos. No bastó con que él renunciara, no; él y sus colaboradores más cercanos, fueron defenestrados, perseguidos, acusados, ilegalizados, y arrestados algunos; y/o fueron privados de derechos constitucionales y electorales. Nada más parecido, a la actuación de la nefasta dictadura de Hugo Banzer. No hubo más democracia, no; lo que si hubo fue secuestro de la democracia, lo que, si hubo y hay, son serios retrocesos democráticos; estigmatización del indio; y “dilapidación y desvío” de recursos públicos, e interrupción de grandes planes sociales.  A Evo no le quedó más remedio que salir de su país, de Bolivia, lo obligaron; para después decir que no tenía derecho a participar en las elecciones por no estar empadronado o residiendo en Bolivia. La que, si fue y aún es, una usurpadora, es la actual presidenta de facto, sin mandato legitimo ni legal.

Las democracias latinoamericanas son muy frágiles amigo, y lo sabes muy bien; POR, la gran polarización y distanciamiento social, económico, político entre los poderosos y la gran mayoría de los ciudadanos; por la gran influencia e intromisión de EU, que siempre nos ha considerado su traspatio o espacio geopolítico vital (ejemplos sobran, de todo tipo); por el monopolio mediático ejercido por un número reducido de familias aristocráticas; y por el pasado de dictaduras que ha neutralizado y quebrantado la voluntad democrática de varias generaciones. Ahí está la base de nuestro pecado capital. Por todo ello, el futuro de los movimientos políticos y sus resultados, en América latina, sigue siendo como antaño; muy dependientes de personalidades; están asociados a personalidades fuertes, en una dirección u en otra; y eso se conoce muy bien. ¿” Muerto el perro se acabó la rabia”? Al final, todo se reduce, a que “perro” apostamos o matamos

En una sociedad, humanidad, donde hay mucha desigualdad social, clases sociales, y acumulación de poder; el “Fin de la historia” está muy lejos. No voy a ser, ni tratar de ser equidistante, y me quedo con su control estatal real y favorable a Bolivia, de sus recursos nacionales respecto al capital extranjero; con los resultados económicos durante su mandato, a pesar de que era uno de los países más pobres de América; me quedo con su obra social; con el mejoramiento de las condiciones de vida de gran parte de la población históricamente marginada, y en la dignificación del indio, del originario, del aborigen nuestro. Como la política no es como las matemáticas, y eso lo estudiamos bien en nuestros años mozos, yo apuesto, ante tanto totalitarismo de derechas, ante tanta perversidad, odio y resentimiento de clase, por el “malo” de la película, que, con defectos, quiso lo mejor para Bolivia y para la gran mayoría de su pueblo; que tuvo logros incuestionables en su gestión; y en su defecto, ahora apuesto, por el MAS. Un saludo