domingo, 6 de junio de 2021

CUBA. 8vo Congreso Partido Comunista de Cuba (PCC)

Cierre del cambio generacional y ratificaciòn de la actualización del modelo socialista

Bajo el fuerte y arraigado liderazgo de Fidel, no sólo se realizó una revolución socialista a 90 millas del imperio más poderoso de la tierra; sino que, bajo las condiciones más adversas, se resistió y se sobrevivió, contra todos los pronósticos y vaticinios, a la caída de la URSS, y de los países socialistas de Europa oriental. La economía colapsó, se deterioraron los servicios sociales y las condiciones de vida de la población; y EEUU, con olfato perruno y con ensañamiento, recrudeció el bloqueo, secundado por la vieja y “civilizada” Europa, bajo la iniciativa del personaje más triste y proimperialista de la historia de España – Aznar-, que condicionó la colaboración y relaciones de UE con Cuba, con la propuesta y aprobación de la llamada y conocida “Posición común sobre Cuba” (1996)

La marcha triunfal esperada por los enemigos, y la alegría de los liberales, se trocó en marcha fúnebre y en mueca de frustración. La revolución cubana aguantó una vez más la embestida y estocada. Nadie ni nada, pudo apartar a Fidel del poder; a no ser la naturaleza humana, su estado de salud (2008); porque el pueblo cubano, en su mayoría, era fidelista, disfrutaba y reconocía los logros sociales históricos, la dignificación social, la soberanía, dignidad y prestigio internacional de su país; a pesar de las carencias y vicisitudes - errores al margen- que imponía el brutal bloqueo. Rechazaba, por tanto, la política injerencista y agresiva de EEUU, y el brutal bloqueo; y se reforzaba el componente antimperialista de la ideología de la revolución – dignidad y supervivencia. Muy pocos líderes en el mundo, han sobrevivido a su obra o a sus reformas; y muchas revoluciones no han sobrevivido a la desaparición física de su líder. Desconozco si Fidel, en vida, vio o no, los cambios ineludibles que habría que hacer, pero confiaba en Raúl, en sus principios, fidelidad a la revolución, y en su sentido práctico.

La revolución y él, “rencarnaron” en Raúl, de forma renovada y creadora, para asegurar la continuidad de la revolución. Se superó la resistencia al cambio, y se terminó aceptando las nuevas y necesarias tendencias en la construcción actual del socialismo; llegando a auto regenerarse, desde la más amplia y sistemática discusión, de todos los cambios previstos, con la militancia del Partido, con los trabajadores y con toda la ciudadanía; hasta su maduración y plasmación, en los nuevos lineamientos aprobados en los últimos dos congresos del Partido (6to y 7mo). Los lineamientos aprobados, se materializaron más tarde en una nueva Constitución, con bases más inclusivas y flexibles (en 2019, con el voto del 87.6% de la población con derecho al voto) que respondieron a los cambios previstos; al apego al derecho internacional; y a la preservación de los tres principios fundamentales de la sociedad socialista: el liderazgo y papel dirigente del PCC, la justicia social como principio rector de nuestra sociedad, y el rol preferencial de la propiedad pública sobre los medios fundamentales de producción

 Raúl supo interpretar los tiempos, y bajo su dirección se ha logrado, también, llevarlos a la práctica, con la Reforma o actualización del modelo económico (enero 2021). Reforma, caracterizada por su carácter integral, práctico, gradual, continuo y flexible, que entroniza, en igualdad de condiciones jurídicas, y económicas (producto al saneamiento económico: una sola moneda y taza de cambio, ajuste de precios y de ingresos de la población; y minimización de subsidios a empresas estatales), a todas las formas de gestión y propiedad; y en paralelo, intenta desatar las ataduras, que han estado frenando el desarrollo de las fuerzas productivas, bloqueo al margen. Se le da más importancia al mercado, a la estimulación salarial, a la independencia de gestión empresarial y local; y se abren más oportunidades para la inversión extranjera, en alcance y origen, no despreciándose ninguna propuesta por pequeña que sea, se ha ampliado la cartera de negocios, y se autoriza la inversión de cubanos residentes en el extranjero. La meta principal – lograr el despegue de la economía; y en correspondencia, un equilibrio entre el incremento de la productividad y eficiencia económica tan deseada, y el mejoramiento constante del nivel de vida de la población, con apego al principio de justicia social. Han transcurrido unos meses desde el inicio de las reformas, en medio de las condiciones más difíciles que podría vivir un país, asediado por un bloqueo brutal, genocida; y por el parón económico, resultado directo de la pandemia

Nuevamente, un líder histórico de la revolución, no ha sido derribado ni apartado del poder. Fiel a su visión y compromiso de hacia dónde debe evolucionar la revolución; y de su compromiso público de entregar el poder estatal y el político, acorde a lo aprobado en la última constitución (2019), Raúl acaba de consumar el traspaso generacional y de la continuidad de la revolución, a manos de los nacidos y formados durante la revolución.

Escuchando, el informe central al 8vo Congreso del PCC, alguno que otro pudo sentirse decepcionado, esperando escuchar algo nuevo, o rectificación o más cambios; pero obviamente, su última intervención desde el liderazgo político, no podía ser otra que, su legado aleccionador, su preocupación por la continuidad de la revolución; su alerta sobre los límites que no se pueden traspasar, so pena de destruir la revolución desde adentro.

Su primera preocupación, el fortalecimiento del liderazgo del PCC, conjugado con una mayor y más efectiva participación de la población en la toma de decisiones. Construir una sociedad diferente, más justa, independiente, no es posible, al menos en un país pequeño y pobre, en el marco de una democracia liberal. Ya conocimos esa sociedad antes del 59, y sólo hay que mirar a los lados, para entender que el multipartidismo no es sinónimo, necesariamente, de más democracia; y que sólo serviría para facilitar la entrada de los intereses imperiales y de los liberales o anexionistas, en la sociedad cubana, y para desmontar el modelo social socialista.

Su segunda preocupación, versó, sobre la propiedad pública, estatal o social, sobre los medios fundamentales -estratégicos - de producción. Sin ellos, es imposible asegurar la conducción y mayorazgo sobre la economía, una distribución más justa de la riqueza social, y la soberanía económica y política. Ahora, existe, en proceso, un amplio espacio de desarrollo para las Pymes, y el TCP (Trabajadores por cuenta propia), como elementos necesarios para lograr mayor emprendimiento, iniciativas, inversiones, empleo e inclusividad social. No se contradicen, ni interponen, con las empresas estatales, por el contrario, se complementan, y fortalecerán la producción nacional y el encadenamiento productivo y la cooperación; y existe un marco amplio para su desarrollo. Se dinamizarán ambas formas de gestión. Esto en un proceso continuo y no un acto, por lo que sus objetivos no se lograrán de un día para otro. Obviamente, los cambios se han hecho para mejorar el socialismo, no para sustituirlo. El estado protegerá los servicios sociales; y buscará mayor eficiencia en la gestión, y en el desarrollo de las empresas estatales llamadas estratégicas, por lo que representan en soberanía alimentaria y económica; y para el desarrollo del país. Las grandes inversiones del Estado, en solitario o con participación extranjera, en el sector estatal, serán clave; pero también se abrió al sector de las Pymes, públicas y privadas, la inversión extranjera, por pequeña que sea. Se prevé un sistema único económico, donde se   complementarán, las grandes empresas con las Pymes y Trabajadores por cuenta propia (TCP). De modo, que el tejido empresarial se integrará en función de estimular la producción nacional, reducir las importaciones, estimular las exportaciones; y, por tanto, se dinamizarán las Pymes que, podrían llegar a cambiar la estructura de económica y de empleo de la sociedad. Obvio también, que Raúl se refiriera a no perder el control sobre las importaciones privadas, para no crear una economía paralela, cuando se está buscando integración económica nacional, y más soberanía. Ya hay empresas productivas, con resultados productivos de eficiencia y mercado, autorizadas a importar directamente, sin mediación de las empresas del comercio exterior; pero será un proceso gradual y selectivo, acorde a los resultados y la responsabilidad social de cada una de ellas.

¿Que todo esto, presupone diferenciación social? Si, pero en la nueva visión del socialismo, se reconoce la diferenciación social, siempre que sea resultado de trabajo lícito y del esfuerzo personal, y no del pillaje, la especulación, la evasión de impuestos, del lavado de dinero. La diferenciación en los niveles de vida de la población, por los ingresos, será inevitable, y habrá frustración y decepción en muchos; pero todas las arrancadas son difíciles, y más desde unos metros más atrás de la línea de salida. Siempre se tratará de evitar la concentración de riquezas en pocas manos, la polarización social, mediante la aplicación de una política progresiva de impuestos que, no desincentive la productividad y el desarrollo; se asegurará el acceso universal a la salud, la educación y la seguridad social; pero también, en paralelo, habrá políticas para proteger a las familias y grupos sociales más vulnerables; y se pretende la mejora continua de los salarios-pensiones y ayudas, en proporción al nivel de desarrollo económico, y de productividad alcanzado en cada etapa.   

La victoria del socialismo la determinará, en última instancia, su capacidad para incrementar, constantemente, su productividad y eficiencia, (respetuosa con el medio ambiente); y con reflejo directo en el mejoramiento constante de las condiciones de vida de la población. En esto hay consenso entre la intelectualidad de izquierda. Pero no existirá tregua, ni respeto a los tiempos de cada país, por parte de la derecha internacional, con EEUU al frente. En el caso de Cuba, la situación no puede ser más compleja. En el supuesto de que todo fluya más rápido o menos, en dependencia de la coyuntura internacional, y del bloqueo, siempre estará la arrogancia de EEUU, y el empecinamiento y totalitarismo del neoliberalismo occidental, amenazando la tranquilidad y soberanía de Cuba. Y no bastará ser bueno; hay que convencer a la gente de que se es bueno; y que lo que se está haciendo es la mejor solución para el pueblo y para el país. Eso es el trabajo político ideológico, y a ello hacía alusión Raúl, en su última intervención pública. La transparencia, inmediatez y objetividad en la información noticiosa al pueblo; la atención y solución rápida y diligente, a las quejas y preocupaciones de la población; la sensibilidad y vocación de servir de, los cuadros administrativos empresariales y políticos; la representatividad proporcional en todas las instituciones, empresas y niveles de dirección, del mosaico social (raza, género, etc.); la extensión y generalización hasta cada empresa y localidad, de la participación directa de los trabajadores y de la población en la toma de las decisiones más importantes; junto al mejoramiento de las condiciones de vida, y el respeto y observancia de la Constitución, son las mejores bases para el trabajo ideológico.

La revolución cubana entró en una nueva etapa, de cambio generacional y de actualización del modelo. Expectativas muchas; y detractores no faltarán, sobre todo fuera del país, ni ingenuos y confundidos. Me apunto por la continuidad de la revolución; el éxito de las reformas, tal y como se están haciendo; y el inicio del despegue económico y social. Todo es cuestión de tiempo, incluso si Biden no promueve cambios en su política hacia Cuba

 


 [FEF1]

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