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domingo, 6 de junio de 2021

CUBA. 8vo Congreso Partido Comunista de Cuba (PCC)

Cierre del cambio generacional y ratificaciòn de la actualización del modelo socialista

Bajo el fuerte y arraigado liderazgo de Fidel, no sólo se realizó una revolución socialista a 90 millas del imperio más poderoso de la tierra; sino que, bajo las condiciones más adversas, se resistió y se sobrevivió, contra todos los pronósticos y vaticinios, a la caída de la URSS, y de los países socialistas de Europa oriental. La economía colapsó, se deterioraron los servicios sociales y las condiciones de vida de la población; y EEUU, con olfato perruno y con ensañamiento, recrudeció el bloqueo, secundado por la vieja y “civilizada” Europa, bajo la iniciativa del personaje más triste y proimperialista de la historia de España – Aznar-, que condicionó la colaboración y relaciones de UE con Cuba, con la propuesta y aprobación de la llamada y conocida “Posición común sobre Cuba” (1996)

La marcha triunfal esperada por los enemigos, y la alegría de los liberales, se trocó en marcha fúnebre y en mueca de frustración. La revolución cubana aguantó una vez más la embestida y estocada. Nadie ni nada, pudo apartar a Fidel del poder; a no ser la naturaleza humana, su estado de salud (2008); porque el pueblo cubano, en su mayoría, era fidelista, disfrutaba y reconocía los logros sociales históricos, la dignificación social, la soberanía, dignidad y prestigio internacional de su país; a pesar de las carencias y vicisitudes - errores al margen- que imponía el brutal bloqueo. Rechazaba, por tanto, la política injerencista y agresiva de EEUU, y el brutal bloqueo; y se reforzaba el componente antimperialista de la ideología de la revolución – dignidad y supervivencia. Muy pocos líderes en el mundo, han sobrevivido a su obra o a sus reformas; y muchas revoluciones no han sobrevivido a la desaparición física de su líder. Desconozco si Fidel, en vida, vio o no, los cambios ineludibles que habría que hacer, pero confiaba en Raúl, en sus principios, fidelidad a la revolución, y en su sentido práctico.

La revolución y él, “rencarnaron” en Raúl, de forma renovada y creadora, para asegurar la continuidad de la revolución. Se superó la resistencia al cambio, y se terminó aceptando las nuevas y necesarias tendencias en la construcción actual del socialismo; llegando a auto regenerarse, desde la más amplia y sistemática discusión, de todos los cambios previstos, con la militancia del Partido, con los trabajadores y con toda la ciudadanía; hasta su maduración y plasmación, en los nuevos lineamientos aprobados en los últimos dos congresos del Partido (6to y 7mo). Los lineamientos aprobados, se materializaron más tarde en una nueva Constitución, con bases más inclusivas y flexibles (en 2019, con el voto del 87.6% de la población con derecho al voto) que respondieron a los cambios previstos; al apego al derecho internacional; y a la preservación de los tres principios fundamentales de la sociedad socialista: el liderazgo y papel dirigente del PCC, la justicia social como principio rector de nuestra sociedad, y el rol preferencial de la propiedad pública sobre los medios fundamentales de producción

 Raúl supo interpretar los tiempos, y bajo su dirección se ha logrado, también, llevarlos a la práctica, con la Reforma o actualización del modelo económico (enero 2021). Reforma, caracterizada por su carácter integral, práctico, gradual, continuo y flexible, que entroniza, en igualdad de condiciones jurídicas, y económicas (producto al saneamiento económico: una sola moneda y taza de cambio, ajuste de precios y de ingresos de la población; y minimización de subsidios a empresas estatales), a todas las formas de gestión y propiedad; y en paralelo, intenta desatar las ataduras, que han estado frenando el desarrollo de las fuerzas productivas, bloqueo al margen. Se le da más importancia al mercado, a la estimulación salarial, a la independencia de gestión empresarial y local; y se abren más oportunidades para la inversión extranjera, en alcance y origen, no despreciándose ninguna propuesta por pequeña que sea, se ha ampliado la cartera de negocios, y se autoriza la inversión de cubanos residentes en el extranjero. La meta principal – lograr el despegue de la economía; y en correspondencia, un equilibrio entre el incremento de la productividad y eficiencia económica tan deseada, y el mejoramiento constante del nivel de vida de la población, con apego al principio de justicia social. Han transcurrido unos meses desde el inicio de las reformas, en medio de las condiciones más difíciles que podría vivir un país, asediado por un bloqueo brutal, genocida; y por el parón económico, resultado directo de la pandemia

Nuevamente, un líder histórico de la revolución, no ha sido derribado ni apartado del poder. Fiel a su visión y compromiso de hacia dónde debe evolucionar la revolución; y de su compromiso público de entregar el poder estatal y el político, acorde a lo aprobado en la última constitución (2019), Raúl acaba de consumar el traspaso generacional y de la continuidad de la revolución, a manos de los nacidos y formados durante la revolución.

Escuchando, el informe central al 8vo Congreso del PCC, alguno que otro pudo sentirse decepcionado, esperando escuchar algo nuevo, o rectificación o más cambios; pero obviamente, su última intervención desde el liderazgo político, no podía ser otra que, su legado aleccionador, su preocupación por la continuidad de la revolución; su alerta sobre los límites que no se pueden traspasar, so pena de destruir la revolución desde adentro.

Su primera preocupación, el fortalecimiento del liderazgo del PCC, conjugado con una mayor y más efectiva participación de la población en la toma de decisiones. Construir una sociedad diferente, más justa, independiente, no es posible, al menos en un país pequeño y pobre, en el marco de una democracia liberal. Ya conocimos esa sociedad antes del 59, y sólo hay que mirar a los lados, para entender que el multipartidismo no es sinónimo, necesariamente, de más democracia; y que sólo serviría para facilitar la entrada de los intereses imperiales y de los liberales o anexionistas, en la sociedad cubana, y para desmontar el modelo social socialista.

Su segunda preocupación, versó, sobre la propiedad pública, estatal o social, sobre los medios fundamentales -estratégicos - de producción. Sin ellos, es imposible asegurar la conducción y mayorazgo sobre la economía, una distribución más justa de la riqueza social, y la soberanía económica y política. Ahora, existe, en proceso, un amplio espacio de desarrollo para las Pymes, y el TCP (Trabajadores por cuenta propia), como elementos necesarios para lograr mayor emprendimiento, iniciativas, inversiones, empleo e inclusividad social. No se contradicen, ni interponen, con las empresas estatales, por el contrario, se complementan, y fortalecerán la producción nacional y el encadenamiento productivo y la cooperación; y existe un marco amplio para su desarrollo. Se dinamizarán ambas formas de gestión. Esto en un proceso continuo y no un acto, por lo que sus objetivos no se lograrán de un día para otro. Obviamente, los cambios se han hecho para mejorar el socialismo, no para sustituirlo. El estado protegerá los servicios sociales; y buscará mayor eficiencia en la gestión, y en el desarrollo de las empresas estatales llamadas estratégicas, por lo que representan en soberanía alimentaria y económica; y para el desarrollo del país. Las grandes inversiones del Estado, en solitario o con participación extranjera, en el sector estatal, serán clave; pero también se abrió al sector de las Pymes, públicas y privadas, la inversión extranjera, por pequeña que sea. Se prevé un sistema único económico, donde se   complementarán, las grandes empresas con las Pymes y Trabajadores por cuenta propia (TCP). De modo, que el tejido empresarial se integrará en función de estimular la producción nacional, reducir las importaciones, estimular las exportaciones; y, por tanto, se dinamizarán las Pymes que, podrían llegar a cambiar la estructura de económica y de empleo de la sociedad. Obvio también, que Raúl se refiriera a no perder el control sobre las importaciones privadas, para no crear una economía paralela, cuando se está buscando integración económica nacional, y más soberanía. Ya hay empresas productivas, con resultados productivos de eficiencia y mercado, autorizadas a importar directamente, sin mediación de las empresas del comercio exterior; pero será un proceso gradual y selectivo, acorde a los resultados y la responsabilidad social de cada una de ellas.

¿Que todo esto, presupone diferenciación social? Si, pero en la nueva visión del socialismo, se reconoce la diferenciación social, siempre que sea resultado de trabajo lícito y del esfuerzo personal, y no del pillaje, la especulación, la evasión de impuestos, del lavado de dinero. La diferenciación en los niveles de vida de la población, por los ingresos, será inevitable, y habrá frustración y decepción en muchos; pero todas las arrancadas son difíciles, y más desde unos metros más atrás de la línea de salida. Siempre se tratará de evitar la concentración de riquezas en pocas manos, la polarización social, mediante la aplicación de una política progresiva de impuestos que, no desincentive la productividad y el desarrollo; se asegurará el acceso universal a la salud, la educación y la seguridad social; pero también, en paralelo, habrá políticas para proteger a las familias y grupos sociales más vulnerables; y se pretende la mejora continua de los salarios-pensiones y ayudas, en proporción al nivel de desarrollo económico, y de productividad alcanzado en cada etapa.   

La victoria del socialismo la determinará, en última instancia, su capacidad para incrementar, constantemente, su productividad y eficiencia, (respetuosa con el medio ambiente); y con reflejo directo en el mejoramiento constante de las condiciones de vida de la población. En esto hay consenso entre la intelectualidad de izquierda. Pero no existirá tregua, ni respeto a los tiempos de cada país, por parte de la derecha internacional, con EEUU al frente. En el caso de Cuba, la situación no puede ser más compleja. En el supuesto de que todo fluya más rápido o menos, en dependencia de la coyuntura internacional, y del bloqueo, siempre estará la arrogancia de EEUU, y el empecinamiento y totalitarismo del neoliberalismo occidental, amenazando la tranquilidad y soberanía de Cuba. Y no bastará ser bueno; hay que convencer a la gente de que se es bueno; y que lo que se está haciendo es la mejor solución para el pueblo y para el país. Eso es el trabajo político ideológico, y a ello hacía alusión Raúl, en su última intervención pública. La transparencia, inmediatez y objetividad en la información noticiosa al pueblo; la atención y solución rápida y diligente, a las quejas y preocupaciones de la población; la sensibilidad y vocación de servir de, los cuadros administrativos empresariales y políticos; la representatividad proporcional en todas las instituciones, empresas y niveles de dirección, del mosaico social (raza, género, etc.); la extensión y generalización hasta cada empresa y localidad, de la participación directa de los trabajadores y de la población en la toma de las decisiones más importantes; junto al mejoramiento de las condiciones de vida, y el respeto y observancia de la Constitución, son las mejores bases para el trabajo ideológico.

La revolución cubana entró en una nueva etapa, de cambio generacional y de actualización del modelo. Expectativas muchas; y detractores no faltarán, sobre todo fuera del país, ni ingenuos y confundidos. Me apunto por la continuidad de la revolución; el éxito de las reformas, tal y como se están haciendo; y el inicio del despegue económico y social. Todo es cuestión de tiempo, incluso si Biden no promueve cambios en su política hacia Cuba

 


 [FEF1]

jueves, 22 de febrero de 2018

CUBA en Stand by: PERSPECTIVAS



Soy un cubano-español, que trata de compaginar y llevar el cariño de ambos padres, aunque el amor y preocupación por la madre Cuba, lo apasiona y lo lleva a veces hasta el insomnio. Acabo de regresar de Cuba, de un corto y fructífero viaje, en el que me sumergí de lleno en el ambiente familiar y de las amistades de toda la vida, y en las calles de mi Santiago. A eso fui, a disfrutar del calor humano y de la tierra.

Sin embargo, he de reconocer que mi personalidad observadora y analítica, no pudo abstraerse de cuanto se hablaba y de cuanto veía. Evidentemente, también estaba ávido de conocer la realidad; de conocer como pensaban mis compatriotas. Obviamente, y sin planificarlo, sostuve las ya acostumbradas tertulias, inevitables, serias, amenas, honestas, abiertas y respetuosas con mis amigos y parientes. En Cuba nadie puede escapar a las preguntas y l intercambio. La gente es muy politizada, es decir, tiene mucha cultura política y está más informada y preocupada del mundo y del país de lo que muchos afuera pudieran pensar.

Si, al final del viaje, y después de las alegrías vividas, se han quedado rondando en mi mente viejas y nuevas preocupaciones, que a mi modo de ver condicionan el futuro inmediato y a mediano plazo, de Cuba y su pueblo; al menos en lo económico y en lo social. Me aventuraré a hacer algunas reflexiones y conjeturas muy personales, tratando en lo posible de no introducirme en el terreno político, ni de tocar cosas anteriores a 1989. Las circunstancias y el contexto histórico concreto de entonces era otro, y me interesa más el futuro, que seguir empantado en un pasado, que sólo lleva a resentimientos, odios, enfrentamiento e incomunicación entre cubanos. Sé que algunos quedaran insatisfechos por exceso o por defecto, pero asumo el reto, porque sólo me mueve el deseo de compartir mi punto de vista, y de ello me hago enteramente responsable

Introducción necesaria

La pérdida de su principal socio económico y comercial (la ex URSS); el recrudecimiento del bloqueo económico y comercial por parte de EEUU; el impago de Cuba a sus deudores desde la batalla internacional liderada por Cuba para la cancelación de la deuda externa; y la posición común de la UE respecto a Cuba, privaron al país de financiamiento externo y de casi todo su comercio exterior. Resulta aún increíble, que un proceso y un país hayan sobrevivido a tanto aislamiento y a tan grande colapso. Semejante página de resistencia, sacrificios, estoicismo y de fidelidad a la independencia y a una obra social, no se ha escrito jamás; aunque le agreguemos matices e interpretaciones desde nuestras vivencias y cosmovisión política. 


Desde el triunfo de la Revolución cubana en 1959, han transcurrido 59 años. De ellos, 27 vividos en el “periodo especial”; como denominan los cubanos al periodo de grandes y serias carencias y limitaciones materiales. Toda la adolescencia y gran parte de la juventud, nació en este “periodo”; pero también la mayoría de la población de hoy nació después de la Revolución. Ya el comprometimiento ideológico de gran parte de la población, no es el mismo; y eso constituye un serio reto para los gobernantes cubanos de hoy.  Para enfrentarlo, el gobierno tendrá que dar pasos serios y urgentes, para enmendar errores y ajustar su política económica; pero también hacia la flexibilización de su estrategia y visión, mas acorde a los tiempos actuales. Sólo así podrá controlar los cambios, anticiparse y no perder la iniciativa
 
Antecedentes más cercanos de la economía cubana

Cuba siempre tuvo una economía frágil, dependiente primero del cultivo y explotación de la caña de azúcar, y de la exportación de su producto final, el azúcar; a los que se sumaban otros reglones exportables como el niquel, el tabaco, ron y cítricos, y durante un tiempo el café. En fin, tenía una estructura económica muy primaria, que generaba una economía exterior totalmente abierta, dependiente de la exportación de un solo producto, en lo fundamental. Esa estructura económica se mantuvo así, incluso durante la idílica relación con el antiguo campo socialista y la ex URSS[1]. La diferencia estuvo, en que a partir de ese intercambio justo y en condiciones ventajosas con los ex países socialistas, y sobre todo con la URSS, en Cuba se desarrolló grandemente el capital humano, la infraestructura social (salud, educación, cultura, deporte, etc.), la infraestructura hidráulica, eléctrica, de caminos y carreteras; la industria de materiales de la construcción, alguna que otra industria para el consumo interno, y la mecanización del corte de caña, etc. Prescindiendo de detalles, se puede decir que el nivel y calidad de vida del pueblo, iba en constante ascenso hasta el inicio de periodo especial.

Cuando comienza a tambalearse el campo socialista, se adoptó la estrategia de desarrollar a pasos forzados el turismo (hasta ese entonces, este existía sólo con los países socialistas) y la biotecnología, como pivotes para remontar la economía. El desarrollo de estos sectores absorbió la mayor parte de los exiguos ingresos en moneda convertible o divisas; incluso hoy, la mayor parte de los ingresos obtenidos por estas vías, se revierten en la reproducción y reproducción ampliada de estos sectores. Ya dentro del periodo especial se potencia también, en grado superlativo, la exportación de servicios de salud, educacionales y de asesoramientos varios hacia los países del tercer mundo. Se priorizó la búsqueda y explotación del crudo nacional, que asegura hoy el 50% del consumo nacional; y existe una estrategia para el fomento de la producción de energía electica a partir de recursos renovables. Sectores tradicionales de producción como la azúcar, que necesitaban de fertilizantes, modernización, cambios en la forma de producir, etc., prácticamente han desaparecido; y algo parecido sucedió con la producción cafetalera, que se trata de revitalizar. Cuba pasa así, a una economía exterior de servicios, complementada sustancialmente por las remesas familiares desde el extranjero. La exportación de servicios tiene el hándicap de que está sujeta a la disposición y orientación de los gobiernos de turno de los países receptores a continuar los contratos y convenios, y que Cuba, consecuente con sus valores de solidaridad, forma de modo continuado profesionales para esos países, lo que hace que mengüe a mediano plazo, la demanda de estos servicios, y los ingresos de Cuba por este concepto. 

Hasta aquí, no creo discrepar mucho de la estrategia general seguida por el gobierno para buscar ingresos en divisas, y crear las bases para el futuro desarrollo de Cuba, pero desgraciadamente eso no bastó. En el mundo globalizado capitalista de hoy, ningún país puede vivir y desarrollarse sin financiamiento y know how externo; ni siquiera países grandes como China, ni países con recursos petroleros. Mucho menos una pequeña Isla, durante tantos años aislada financieramente, acosada por el imperio más poderoso de todos los tiempos; y con una grandiosa y costosa obra social.

Con inteligencia, seriedad y responsabilidad se logró renegociar la deuda externa de Cuba con el Club de Paris, sobre todo a partir del gesto de Rusia (el principal acreedor entonces), de cancelar (2013) el 90% de la deuda e invertir el resto en Cuba. Hoy ya ha sido derogada la Posición común de la UE respecto a Cuba; y además de acceso a fondos de ayuda y colaboración, facilitará tarde o temprano inversiones europeas y créditos

La inversión del ciclo político de América Latina hacia la derecha, y la presión de los EEUU sobre esos gobiernos, han frenado el proceso de integración económica de Cuba a la región, y restringido el nivel de divisas que ingresaba Cuba por concepto de exportación de servicios. Venezuela, vital durante el aislamiento financiero, entre otras afectaciones, se ha visto imposibilitada de suministrar a Cuba un monto considerable de petróleo, que se está adquiriendo en otros mercados (Argelia y Rusia) a mayor precio, aunque sólo fuera por costo de transportación o flete

Es incuestionable que los dos principales recursos de Cuba son el turismo: sol, playa, y su gente; y el capital humano; donde se inserta la exportación de servicios, y la biotecnología (que tiene que competir con los oligopolios farmacéuticos para posicionar gradualmente sus productos). Los ingresos en divisa de hoy, están sujetos a amenazas constantes y sólo aseguran que no se paralice  el país. Por otro lado, no se ha podido concretar el flujo anual de 2000-2500 millones de dólares de inversión extranjera, necesarios para poder catapultar la economía.

La dura realidad, es que la economía cubana sigue en Stand By y no se vislumbra una salida inmediata; no se ha resuelto el problema de la alimentación (no hay hambre pero hay carencias); y el deterioro de los servicios sociales es palpable aún. Aunque en ello inciden muchos factores, en mi opinión existen tres causas fundamentales que condicionan el éxito de cualquier reforma que se haga. Me refiero a la persistencia del  bloqueo de EEUU, a la limitada inversión extranjera, y a la desorganización económica, baja productividad del trabajo e indisciplina laboral. Veámoslo por parte

El Bloqueo de EEUU

Al margen de la ineficiencia o no del actual modelo económico cubano, el bloqueo de EEUU sobre la Isla es real y cruel, y sigue determinando su desarrollo y bienestar. La Habana está más cerca de EEUU que de la mayoría de sus capitales de provincia. Solo por concepto de ahorro en fletes, por el acceso a créditos de organismos financieros internacionales y norteamericanos, por la entrada de turismo norteamericano sin restricción, y por la venta a EEUU de productos cubanos, se marcaría la diferencia y se reanimaría la economía y la sociedad en su conjunto. Aunque la mayor parte del cuerpo del bloqueo permanece intacto, la administración Obama promovió un acercamiento a Cuba, que flexibilizaba ciertos acápites. Hoy estas medidas están siendo revertidas por Trump, sobre todo con relación al sector turístico, el más dinámico, de mayor perspectiva de crecimiento económico, de inversión, y de dinero líquido. Ha hecho descender el flujo de turistas norteamericanos al país, y rompió abruptamente con las predicciones de visitas y ocupación turísticas para finales del 2017, agravado por errores en la política comercial del MINTUR. Nunca se puede sacrificar clientes tradicionales por millones volando

Desde la independencia de las 13 colonias, las sucesivas administraciones de la nación norteamericana han querido, mantener a Cuba bajo su esfera de influencia, por no decir, en convertirla en una provincia de ultramar, a la que le reservan un futuro turístico, de juego y prostitución, sobre todo en la Habana, Varadero y Cayos. Por cercanía, no creo que EEUU tendría algún interés de invertir en otra industria que no sea la del turismo, y mucho menos en la agricultura (EEUU produce tres veces sus necesidades de alimento). Es de suponer que se privatizarían los servicios básicos sociales, y nuestros viejos quedarían desamparados en todos los sentidos, como sucedió en antiguos países socialistas de Europa oriental. Cuba sería un destino turístico, donde la mayoría de los profesionales no vinculados al turismo, se verían obligados a emigrar; y donde los investigadores de la biotecnología serian “abducidos” o “robados” hacia sus grandes laboratorios. Cuba sería una versión mejorada de la del 59, donde volverían los grandes contrastes sociales, el deterioro de sus indicadores sociales, el saqueo de sus riquezas, el abandono del campo, y el disentimiento, llegado el caso, de su situación financiera, como lo han hecho con su estado libre asociado de Puerto Rico: endeudado, hipotecado, casi sin portorriqueños porque la inmensa mayoría de la población ha emigrado, y con riesgo inminente de ser convertido en el “patio o traspatio” de la gran nación norteamericana, o en un gran Resort transculturalizado y sin vida autóctona, en el mejor de los casos.

Esa fatal atracción, determinada por la cercanía geográfica a EEUU, su arrogancia imperial y totalitarismo ideológico y político, ha condicionado desde siempre, el futuro de Cuba. Las sucesivas votaciones en la ONU, casi unánimes, contra el bloqueo, no han podido remover el bloqueo. Sin renunciar a este foro, creo que ya es hora de que Cuba apueste a su socavamiento desde adentro. Ha llovido mucho desde 1959, y la opinión pública norteamericana, en más de un 55%, y parte importante de sus decisores políticos ven con buenos ojos que se levante el bloqueo; por no hablar del sector empresarial, que observa con inquietud como se vuelven a alejar sus pretensiones comerciales y de inversión en Cuba, y se fortalece la presencia de China, Rusia y Europa (sobre todo España)

Cuba tiene que mirar hacia la Florida, pero con otros ojos. La Florida es un estado clave dentro de EEUU. No sólo es el más poblado; es el llamado estado bisagra en las elecciones norteamericanas, con 29 electores. A pesar del incremento de los puertorriqueños (de orientación demócrata) en la Florida, los cubanos siguen siendo la mayoría dentro de la población latina de la Florida; y los mejor posicionados económica, política y mediáticamente. Su influencia es incuestionable, y aún mayor en el sur de Florida; la que le dio la mayoría de votos electorales a Trump para presidente, y a Marco Rubio para senador.

A pesar de ser Trump un político inexperto y nada correcto, su origen y formación empresarial y de negocios lo acercaría tarde o temprano a Cuba, sino fuese por los grandes compromisos electorales contraídos con Marco Rubio, etc. A muy pocos le caben dudas hoy, en cuanto a que Marco Rubio y el lobby cubano americano son los que mantienen vivos el bloqueo. Hay que apostar por desmontar la base electoral de Marco Rubio y todos sus seguidores y vividores de la política de bloqueo hacia Cuba; y eso sólo se logrará si la Habana cambia la política hacia la emigración cubana.

Hay que acabar de reconocer la diáspora cubana con todos sus derechos y garantías jurídicas y económicas, de forma tal que puedan participar en la apertura económica del país, adquirir una segunda residencia, vivir e invertir en las áreas y sectores aprobados para el capital extranjero y para el sector cuentapropista; y bajo el respeto a las normas políticas del país. ¿Qué van a existir diferencias económicas entre los cubanos de afuera y los de adentro? De hecho, ya hoy la diferenciación social en Cuba existe, y no veo nada malo en ello, siempre que sea resultado de dinero limpio, de la productividad y no de la especulación producto a la escases, del rejuego financiero por la existencia de dos monedas, y del latrocinio y desvío de los recursos del estado. Aunque el gobierno norteamericano quisiera impedirlo, se convertiría en su bumerang. En cualquier caso, ya la mayoría de los cubanos, con una fuerte identidad cultural, se relacionarían de otra forma hacia el bloqueo y la Cuba de hoy. La mayoría cambiaría su voto por un candidato más afín a sus nuevos intereses.

Para mí, y creo que para todos los cubanos interesados realmente en sacar a Cuba y su pueblo residente del Stand by económico y social, esa es la prioridad. Respeto y defiendo el derecho a discrepar; pero todo lo que dilate o condicione el levantamiento del bloqueo, a ideales o a intereses económicos o políticos, se traducirá irremediablemente en más carencias y limitaciones para el pueblo de Cuba.

Financiamiento y reorganización de la economía

En Cuba se han producido reformas y transformaciones impensables en otros tiempos; tímidas para unos y osadas para otros; pero en cualquier caso los avances son perceptiblemente pocos e inestables; y no sólo por el bloqueo. La incorporación tardía a las reformas económicas (debieron hacerse, en última instancia, al desaparecer el campo socialista), probablemente por aferramiento al modelo soviético o por temor del gobierno a perder el control, le ha pasado factura a la sociedad en todos los sentidos. La urgente y crítica situación económica exigía reformas internas urgentes y el aprovechamiento de las últimas reservas para potenciar los cambios, pero se dilató su inicio, la economía tocó fondo, y con ella la disciplina y la moral.

El ritmo lento de las reformas, y la falta de visión en cuanto a su magnitud y carácter irreversible (los cambios llegaron para quedarse y no hay marcha atrás, y así debieron preverse), han sumido a Cuba en el caos y desorden económico, que potenció el proceso de pérdida de valores, propio de cualquier sociedad en crisis económica. Me refiero entre otras, a la tardía entrega de tierra en usufructo y sus bandazos; a la dilatación del proceso de unificación de las monedas; a la apertura del trabajo por cuenta propia sin abrir en paralelo un mercado mayorista; al fallido intento de lograr más independencia, operatividad y agilidad en la gestión empresarial y en la toma de decisiones; al celo excesivo en no permitir la compra inmobiliaria por extranjeros; al centrar casi toda la esperanza de inversión extranjera en el proyecto del Mariel; y a no flexibilizar desde el principio, los sectores de inversión extranjera y su participación de capital, sin renunciar al control estatal o público en sectores estratégicos, y de servicios básicos a la población

Aplicando el diagrama de Pareto, haré hincapié en los otros dos problemas, de cuya solución depende, reitero, en mi opinión, el éxito del resto de las reformas y la reanimación de la economía: la existencia de la doble moneda, y la ausencia de un mercado mayorista para el sector privado. 

Muy a pesar del Bloqueo económico y su carácter extraterritorial, la inversión en el sector turístico ha sido constante de media, motivado por las grandes potencialidades turísticas de Cuba y porque su mercado fundamental es el turista extranjero. No ha sido así en el resto de los sectores. Cuba no es China, su mercado potencial es sólo de 11 millones, más o menos, y el mercado real corresponde sólo a la parte de la población que maneja divisas, y sobre todo del sector estatal del turismo, el MINCIN (ministerio que debe asegurar la cada vez más exigua canasta familiar y la comida a los hospitales y escuelas), y algún otro, que depende de productos, insumos, y servicios suministrados desde el exterior. La idea piloto del Mariel (a partir de su aplicación exitosa en China) y la nueva ley de inversión extranjera, son vías e instrumentos importantes, pero el verdadero estímulo a la inversión extranjera es la demanda interna, el consumo (en menor medida, pero importante también, es la seriedad en los pagos).

Resulta paradójico para el inversionista extranjero, invertir en un mercado nacional, donde la mayoría de su población tiene salarios en moneda nacional, que llevados a la divisa resultan muy bajos, por no decir ínfimos. El que está invirtiendo en Cuba hoy, aunque está asumiendo los riesgos que presupone la Helms Burton[3][2], está apostando a mediano y largo plazo, y donde tiene asegurado la moneda dura, como lo son el turismo, y las grandes compras estatales. La existencia de dos monedas cubanas en la economía, que pudo jugar su papel en un momento determinado, es hoy el mayor elemento de freno, distorsión contable, y desorden financiero y de mercado.

El salario, el principal factor motivacional y de compulsión de cualquier sociedad, ha dejado de jugar su papel hace ya mucho tiempo. La productividad del trabajo no sólo no hay quien la pueda medir, sino que también la disciplina laboral es incontrolable. El trabajador promedio (que no recibe remesas desde el extranjero; que no sale al extranjero de mulo o de arriero; que no es cuentapropista o autónomo, o que no trabaja en ese sector mejor remunerado) busca y obtiene por otras vías, ilícitas por lo general, el complemento salarial (que estimo de 50-65%, según el núcleo familiar) que necesita para vivir; participando así en una segunda y compleja redistribución espontanea de la riqueza social, paralela a la estatal, y a partir de los recursos procedentes del propio sector estatal o público. En el mejor de los casos, vende sus servicios profesionales, desde las mismas instalaciones estatales, y a espaldas del Fisco. Esta situación también ha conllevado al  trasvase o emigración de cuadros preparados y capaces hacia sectores privados, o hacia actividades de menor responsabilidad y mejor remuneradas; máxime cuando en política de cuadros no se distingue entre errores y horrores; entre lo imputable al factor humano y lo imputable al mecanismo económico; y se aplica tajante y desproporcionada, la responsabilidad colateral

La existencia de la doble moneda, y de productos en ambas monedas, también conlleva al trasiego de mercancías (comestibles, insumos, combustibles, etc.) de un sector a otro, con la finalidad de obtención de ingresos no lícitos dentro del propio sector estatal, y por ende lleva a la baja productividad e ingresos del sector en divisas. También, camufla o cubre muchas operaciones en divisa, de cuenta propistas hacia la moneda nacional. Por otro lado, el turista extranjero, que paga en moneda dura, va imponiendo gradualmente y sin saberlo, precios más altos en moneda nacional, menguando el poder adquisitivo de la población

Si a todo esto sumamos, que no existe una Empresa mayorista para el abastecimiento del sector privado, entonces la situación se hace más crítica. Estoy a favor de la creación, desarrollo y ampliación del sector cuentapropista y/o privado en aquellos sectores y ramas no básicos ni vinculados a la seguridad nacional; pero resulta absurdo, que alguien pueda obtener ganancias comprando a precios minoristas y vendiendo a precios minoristas. Era de prever, que se profundizaría el tráfico ilegal y desvío de mercancías del sector estatal al privado; era de prever que se dispararan los precios del mercado en monedad nacional, al no existir suficiente oferta; y era de prever que escasearan productos, incluso en divisas (cervezas, maltas, etc.) al no existir respaldo productivo. Todo esto no sólo ha profundizado en el desorden económico, sino que también ha incidido directamente en la caída del poder adquisitivo del ciudadano medio.

Estas dos cuestiones neurálgicas para el desarrollo económico de Cuba y el progreso social de su pueblo: la eliminación de la doble moneda y la creación de una red mayorista, deben se enfrentadas sin dilación, y durante el mandato de la generación de la Revolución. Sé que se está manejando en las altas esferas, pero desconozco el cuándo, el cómo, y la magnitud. Sé también que hay mucha preocupación e incertidumbre en toda la sociedad; es lógico, porque no se tienen las reservas productivas o en divisas para enfrentarlas; y porque nadie puede descartar totalmente, que puedan fallar algunas predicciones o existir errores en su implementación. Creo sinceramente, que los riesgos habrá que asumirlo, y que este es el momento; mañana será tarde.

Finalmente, quisiera hacer el siguiente razonamiento.

Primero, la eliminación de la dualidad de monedas es un proceso difícil y con riesgos, sin dudas, que nunca podría conllevar a un incremento inmediato del poder adquisitivo de la población. Cuando se monten todas las variables en el MODELO (tasa de conversión de las dos monedas, salario mínimo tenido en cuenta el complemento que la gente se busca por su cuenta, el coeficiente de incremento por escala salarial y cargo, los precios de mercancías y servicios, etc.), el nivel de vida deberá continuar igual que antes; de lo contrario sería un caos; pues se dispararían los acaparadores, se vaciarían los mercados, se dispararían todos los precios, y se crearía mucha inquietud social.  En teoría, sería como partir de cero, pero de bases organizativas nuevas y más sanas; que permitirían recuperar el papel del salario; y en consecuencia su incremento gradual en la misma medida que se incremente la productividad del trabajo. No descartaría que se aplicara un canje simulado de moneda durante el cambio de una moneda a otra (que nadie sabe a ciencia cierta cuál de las dos monedas se quedará), para retirar dinero de circulación

Segundo, previsiblemente las familias más vulnerables deberán ser protegidas ante cualquier eventualidad, pero no con productos, sino con ayuda en metálico o en bono social, que le permita transitar por esta etapa, sin deteriorarse más. Hoy, la canasta familiar racionalizada ayuda, pero es insuficiente; además de que contribuye al desorden económico. Es el momento de derribar uno de los muros más duraderos del modelo cubano de socialismo

Tercero, la eliminación de la dualidad de moneda, no resolverá el problema de por sí sola, sino se crea en paralelo un mercado mayorista para la actividad privada, cuentapropista, que responda a criterios de estricta eficiencia económica, a precios internos de libre oferta y demanda (en los inicios, algún que otro producto muy específico podría estar topado), y a plena independencia empresarial para poder adquirir mercancías en el exterior. Hay que desvincular esta Mayorista, del resto de la economía nacional; y de ser posible diferenciarla en tipos y marcas de productos para facilitar el control y el aporte al Fisco; y evitar el desvío y el trasiego de mercancías desde el resto de los sectores estatales hacia este. Paralelamente habrá que legislar un endurecimiento de las penas (hablo de multas) para los cuentapropistas transgresores. El robo y desvío no se va a resolver de la noche a la mañana, porque está muy arraigado; pero si se eliminan las causas, y se controlan las fuentes, se eliminará en lo fundamental

Cuarto, arriba decíamos que hoy en Cuba existen dos economías paralelas, pero que ambas tienen su origen en los recursos públicos o estatales, y en la doble moneda como factor multiplicador. Entonces, si hiciésemos un ejercicio de abstracción; y reorganizáramos todo lo que se desvía, se roba, se apropia, especula y trasiega por la dualidad de monedas, y la ausencia de una mayorista, llegaríamos a la conclusión, de que no hay mucho que temer; el país no iría a peor; y el cambio sería controlable en lo fundamental, aunque siempre habrá que ajustar las finanzas en esta etapa para disponer de reservas y actuar con rapidez ante cualquier desviación del pronóstico

Y quinto, la dirección del gobierno cubano, y sobre todo Raúl Castro, aún goza de prestigio, confianza y autoridad dentro de gran parte de la población, lo que permitiría enfrentar, desde posiciones de razonamiento, entendimiento y movilización urgente de recursos materiales, cualquier efecto negativo que estas pudieran producir; y evitar que posibles reacciones lógicas de parte de la población, puedan ser aprovechadas desde afuera para querer desestabilizar el país. Cuba no es Venezuela

Hoy, han emigrado muchos cubanos, se han desanimado no pocos de los de adentro, y no sin razones; pero la mayoría aún vive en esa Cuba madre, donde están nuestras raíces, nuestros muertos, nuestros familiares, amigos, antiguos compañeros de estudio y trabajo, y vecinos. Ambos, el gobierno y la población, se las han agenciado para sobrevivir, y seguir buscando alternativas y vías para salir de las carencias y limitaciones, aunque desde perspectivas diferentes. El pueblo cubano ha pagado un alto costo social por no doblegarse al imperio norteamericano. La mayor parte de su pueblo residente, es fiel al pensamiento de Juan Gualberto Gómez, José Martí y otros próceres, cuando decían que primero la patria, la independencia, y después todo lo demás. Por encima de todo, el cubano de adentro quiere prosperar, pero eso sí, sin aceptar imposiciones del exterior, ni posiciones anexionistas, solapadas o no, y sin renunciar a las conquistas sociales. Así lo constaté y he constatado en cada uno de mis viajes personales

En manos del partido y del gobierno cubano actual, está el hacer los cambios necesarios y a tiempo, para poder compaginar independencia y progreso, y para preservar los logros sociales de forma efectiva y duradera en la constitución de la República (tal vez escriba más adelante sobre esto último), ante los avatares del futuro. Guardar la cabeza como el Avestruz, para no ver que cuando no existan los líderes históricos de la Revolución, el proceso podría ser revertido, sería un acto de gran irresponsabilidad




[1] Cuba no pudo lograr otro lugar dentro de la división internacional socialista del trabajo-CAME