Soy un cubano-español, que trata de compaginar y llevar el cariño de ambos padres, aunque el amor y preocupación por la madre Cuba, lo apasiona y lo lleva a veces hasta el insomnio. Acabo de regresar de Cuba, de un corto y fructífero viaje, en el que me sumergí de lleno en el ambiente familiar y de las amistades de toda la vida, y en las calles de mi Santiago. A eso fui, a disfrutar del calor humano y de la tierra.
Sin embargo, he de reconocer que mi personalidad
observadora y analítica, no pudo abstraerse de cuanto se hablaba y de cuanto
veía. Evidentemente, también estaba ávido de conocer la realidad; de conocer
como pensaban mis compatriotas. Obviamente, y sin planificarlo, sostuve las ya
acostumbradas tertulias, inevitables, serias, amenas, honestas, abiertas y
respetuosas con mis amigos y parientes. En Cuba nadie
puede escapar a las preguntas y l intercambio. La gente es muy politizada, es
decir, tiene mucha cultura política y está más informada y preocupada del mundo
y del país de lo que muchos afuera pudieran pensar.
Si,
al final del viaje, y después de las alegrías vividas, se han quedado rondando
en mi mente viejas y nuevas preocupaciones, que a mi modo de ver condicionan el
futuro inmediato y a mediano plazo, de Cuba y su pueblo; al menos en lo
económico y en lo social. Me aventuraré a hacer algunas reflexiones y
conjeturas muy personales, tratando en lo posible de no introducirme en el
terreno político, ni de tocar cosas anteriores a 1989.
Las circunstancias y el contexto histórico concreto de entonces era otro, y me
interesa más el futuro, que seguir empantado en un pasado, que sólo lleva a
resentimientos, odios, enfrentamiento e incomunicación entre cubanos. Sé que
algunos quedaran insatisfechos por exceso o por defecto, pero asumo el reto,
porque sólo me mueve el deseo de compartir mi punto de vista, y de ello me hago
enteramente responsable
Introducción necesaria
La
pérdida de su principal socio económico y comercial (la ex URSS); el
recrudecimiento del bloqueo económico y comercial por parte de EEUU; el impago
de Cuba a sus deudores desde la batalla internacional liderada por Cuba para la
cancelación de la deuda externa; y la posición común de la UE respecto a Cuba,
privaron al país de financiamiento externo y de casi todo su comercio exterior. Resulta
aún increíble, que un proceso y un país hayan sobrevivido a tanto aislamiento y
a tan grande colapso. Semejante
página de resistencia, sacrificios, estoicismo y de fidelidad a la
independencia y a una obra social, no se ha escrito jamás; aunque le agreguemos
matices e interpretaciones desde nuestras vivencias y cosmovisión
política.
Desde el triunfo de la Revolución cubana en 1959, han transcurrido 59 años. De ellos, 27 vividos en el “periodo especial”; como denominan los cubanos al periodo de grandes y serias carencias y limitaciones materiales. Toda la adolescencia y gran parte de la juventud, nació en este “periodo”; pero también la mayoría de la población de hoy nació después de la Revolución. Ya el comprometimiento ideológico de gran parte de la población, no es el mismo; y eso constituye un serio reto para los gobernantes cubanos de hoy. Para enfrentarlo, el gobierno tendrá que dar pasos serios y urgentes, para enmendar errores y ajustar su política económica; pero también hacia la flexibilización de su estrategia y visión, mas acorde a los tiempos actuales. Sólo así podrá controlar los cambios, anticiparse y no perder la iniciativa
Antecedentes
más cercanos de la economía cubana
Cuba siempre
tuvo una economía frágil, dependiente primero del cultivo y explotación de la
caña de azúcar, y de la exportación de su producto final, el azúcar; a los que
se sumaban otros reglones exportables como el niquel, el tabaco, ron y
cítricos, y durante un tiempo el café. En fin, tenía una estructura económica muy
primaria, que generaba una economía exterior totalmente abierta, dependiente de
la exportación de un solo producto, en lo fundamental. Esa estructura económica
se mantuvo así, incluso durante la idílica relación con el antiguo campo
socialista y la ex URSS[1]. La diferencia
estuvo, en que a partir de ese intercambio justo y en condiciones ventajosas
con los ex países socialistas, y sobre todo con la URSS, en Cuba se desarrolló
grandemente el capital humano, la infraestructura social (salud, educación, cultura, deporte, etc.), la infraestructura
hidráulica, eléctrica, de caminos y carreteras; la industria de materiales de
la construcción, alguna que otra industria para el consumo interno, y la
mecanización del corte de caña, etc. Prescindiendo de detalles, se puede decir
que el nivel y calidad de vida del pueblo, iba en constante ascenso hasta el
inicio de periodo especial.
Cuando
comienza a tambalearse el campo socialista, se adoptó la estrategia de
desarrollar a pasos forzados el turismo (hasta
ese entonces, este existía sólo con los países socialistas) y la biotecnología,
como pivotes para remontar la economía. El desarrollo de estos sectores
absorbió la mayor parte de los exiguos ingresos en moneda convertible o
divisas; incluso hoy, la mayor parte de los ingresos obtenidos por estas vías,
se revierten en la reproducción y reproducción ampliada de estos sectores. Ya
dentro del periodo especial se potencia también, en grado superlativo, la
exportación de servicios de salud, educacionales y de asesoramientos varios
hacia los países del tercer mundo. Se priorizó la búsqueda y explotación del
crudo nacional, que asegura hoy el 50% del consumo nacional; y existe una
estrategia para el fomento de la producción de energía electica a partir de
recursos renovables. Sectores tradicionales de producción como la azúcar, que
necesitaban de fertilizantes, modernización, cambios en la forma de producir,
etc., prácticamente han desaparecido; y algo parecido sucedió con la producción
cafetalera, que se trata de revitalizar. Cuba pasa así, a una economía exterior
de servicios, complementada sustancialmente por las remesas familiares desde el
extranjero. La exportación de servicios tiene el hándicap de que está sujeta a
la disposición y orientación de los gobiernos de turno de los países receptores
a continuar los contratos y convenios, y que Cuba, consecuente con sus valores
de solidaridad, forma de modo continuado profesionales para esos países, lo que
hace que mengüe a mediano plazo, la demanda de estos servicios, y los ingresos de
Cuba por este concepto.
Hasta
aquí, no creo discrepar mucho de la estrategia general seguida por el gobierno
para buscar ingresos en divisas, y crear las bases para el futuro desarrollo de
Cuba, pero desgraciadamente eso no bastó. En el mundo globalizado capitalista
de hoy, ningún país puede vivir y desarrollarse sin financiamiento y know how externo; ni siquiera países
grandes como China, ni países con recursos petroleros. Mucho menos una pequeña
Isla, durante tantos años aislada financieramente, acosada por el imperio más
poderoso de todos los tiempos; y con una grandiosa y costosa obra social.
Con
inteligencia, seriedad y responsabilidad se logró renegociar la deuda externa
de Cuba con el Club de Paris, sobre todo a partir del gesto de Rusia (el principal acreedor entonces), de
cancelar (2013) el 90% de la deuda e invertir el resto en Cuba. Hoy ya ha sido
derogada la Posición común de la UE respecto a Cuba; y además de acceso a
fondos de ayuda y colaboración, facilitará tarde o temprano inversiones
europeas y créditos
La
inversión del ciclo político de América Latina hacia la derecha, y la presión
de los EEUU sobre esos gobiernos, han frenado el proceso de integración
económica de Cuba a la región, y restringido el nivel de divisas que ingresaba
Cuba por concepto de exportación de servicios. Venezuela, vital durante el
aislamiento financiero, entre otras afectaciones, se ha visto imposibilitada de
suministrar a Cuba un monto considerable de petróleo, que se está adquiriendo
en otros mercados (Argelia y Rusia) a
mayor precio, aunque sólo fuera por costo de transportación o flete
Es
incuestionable que los dos principales recursos de Cuba son el turismo: sol,
playa, y su gente; y el capital humano; donde se inserta la exportación de
servicios, y la biotecnología (que tiene
que competir con los oligopolios farmacéuticos para posicionar gradualmente sus
productos). Los ingresos en divisa de hoy, están sujetos a amenazas
constantes y sólo aseguran que no se paralice
el país. Por otro lado, no se ha podido concretar el flujo anual de
2000-2500 millones de dólares de inversión extranjera, necesarios para poder
catapultar la economía.
La dura realidad, es que la economía cubana sigue en
Stand By y no se vislumbra una salida inmediata; no se ha resuelto el problema de la alimentación (no hay hambre pero hay carencias); y el
deterioro de los servicios sociales es palpable aún. Aunque en ello inciden muchos factores, en mi opinión existen
tres causas fundamentales que condicionan el éxito de cualquier reforma que se
haga. Me refiero a la persistencia del
bloqueo de EEUU, a la limitada inversión extranjera,
y a la desorganización económica, baja productividad del trabajo e indisciplina
laboral. Veámoslo por parte
El
Bloqueo de EEUU
Al
margen de la ineficiencia o no del actual modelo económico cubano, el bloqueo
de EEUU sobre la Isla es real y cruel, y sigue determinando su desarrollo y
bienestar. La Habana está más cerca de EEUU que de la mayoría de sus capitales
de provincia. Solo por concepto de ahorro en fletes, por el acceso a créditos
de organismos financieros internacionales y norteamericanos, por la entrada de
turismo norteamericano sin restricción, y por la venta a EEUU de productos
cubanos, se marcaría la diferencia y se reanimaría la economía y la sociedad en
su conjunto. Aunque la mayor parte del cuerpo del bloqueo permanece intacto, la
administración Obama promovió un acercamiento a Cuba, que flexibilizaba ciertos
acápites. Hoy estas medidas están siendo revertidas por Trump, sobre todo con
relación al sector turístico, el más dinámico, de mayor perspectiva de
crecimiento económico, de inversión, y de dinero líquido. Ha hecho descender el
flujo de turistas norteamericanos al país, y rompió abruptamente con las
predicciones de visitas y ocupación turísticas para finales del 2017, agravado
por errores en la política comercial del MINTUR. Nunca se puede sacrificar
clientes tradicionales por millones volando
Desde
la independencia de las 13 colonias, las sucesivas administraciones de la
nación norteamericana han querido, mantener a Cuba bajo su esfera de
influencia, por no decir, en convertirla en una provincia de ultramar, a la que
le reservan un futuro turístico, de juego y prostitución, sobre todo en la
Habana, Varadero y Cayos. Por cercanía, no creo que EEUU tendría algún interés
de invertir en otra industria que no sea la del turismo, y mucho menos en la
agricultura (EEUU produce tres veces sus
necesidades de alimento). Es de suponer que se privatizarían los servicios
básicos sociales, y nuestros viejos quedarían desamparados en todos los
sentidos, como sucedió en antiguos países socialistas de Europa oriental. Cuba
sería un destino turístico, donde la mayoría de los profesionales no vinculados
al turismo, se verían obligados a emigrar; y donde los investigadores de la
biotecnología serian “abducidos” o “robados” hacia sus grandes laboratorios.
Cuba sería una versión mejorada de la del 59, donde volverían los grandes
contrastes sociales, el deterioro de sus indicadores sociales, el saqueo de sus
riquezas, el abandono del campo, y el disentimiento, llegado el caso, de su
situación financiera, como lo han hecho con su estado libre asociado de Puerto
Rico: endeudado, hipotecado, casi sin portorriqueños porque la inmensa mayoría
de la población ha emigrado, y con riesgo inminente de ser convertido en el
“patio o traspatio” de la gran nación norteamericana, o en un gran Resort
transculturalizado y sin vida autóctona, en el mejor de los casos.
Esa
fatal atracción, determinada por la cercanía geográfica a EEUU, su arrogancia
imperial y totalitarismo ideológico y político, ha condicionado desde siempre,
el futuro de Cuba. Las sucesivas votaciones en la ONU, casi unánimes, contra el
bloqueo, no han podido remover el bloqueo. Sin
renunciar a este foro, creo que ya es hora de que Cuba apueste a su
socavamiento desde adentro. Ha llovido mucho desde 1959, y la opinión
pública norteamericana, en más de un 55%, y parte importante de sus decisores
políticos ven con buenos ojos que se levante el bloqueo; por no hablar del
sector empresarial, que observa con inquietud como se vuelven a alejar sus
pretensiones comerciales y de inversión en Cuba, y se fortalece la presencia de
China, Rusia y Europa (sobre todo España)
Cuba
tiene que mirar hacia la Florida, pero con otros ojos. La Florida es un estado
clave dentro de EEUU. No sólo es el más poblado; es el llamado estado bisagra
en las elecciones norteamericanas, con 29 electores. A pesar del incremento de
los puertorriqueños (de orientación
demócrata) en la Florida, los cubanos siguen siendo la mayoría dentro de la
población latina de la Florida; y los mejor posicionados económica, política y
mediáticamente. Su influencia es incuestionable, y aún mayor en el sur de
Florida; la que le dio la mayoría de votos electorales a Trump para presidente,
y a Marco Rubio para senador.
A
pesar de ser Trump un político inexperto y nada correcto, su origen y formación
empresarial y de negocios lo acercaría tarde o temprano a Cuba, sino fuese por
los grandes compromisos electorales contraídos con Marco Rubio, etc. A muy
pocos le caben dudas hoy, en cuanto a que Marco Rubio y el lobby cubano
americano son los que mantienen vivos el bloqueo. Hay que apostar por desmontar
la base electoral de Marco Rubio y todos sus seguidores y vividores de la
política de bloqueo hacia Cuba; y eso sólo se logrará si la Habana cambia la
política hacia la emigración cubana.
Hay que acabar de reconocer la diáspora cubana con
todos sus derechos y garantías jurídicas y económicas, de forma tal que puedan
participar en la apertura económica del país, adquirir una segunda residencia, vivir
e invertir en las áreas y sectores aprobados para el capital extranjero y para
el sector cuentapropista; y bajo el respeto a las normas políticas del país. ¿Qué van a existir diferencias económicas entre los
cubanos de afuera y los de adentro? De hecho, ya hoy la diferenciación social
en Cuba existe, y no veo nada malo en ello, siempre que sea resultado de dinero
limpio, de la productividad y no de la especulación producto a la escases, del
rejuego financiero por la existencia de dos monedas, y del latrocinio y desvío
de los recursos del estado. Aunque el gobierno norteamericano quisiera
impedirlo, se convertiría en su bumerang. En cualquier caso, ya la mayoría de
los cubanos, con una fuerte identidad cultural, se relacionarían de otra forma
hacia el bloqueo y la Cuba de hoy. La mayoría cambiaría su voto por un
candidato más afín a sus nuevos intereses.
Para mí, y creo que para todos los cubanos interesados
realmente en sacar a Cuba y su pueblo residente del Stand by económico y
social, esa es la prioridad. Respeto
y defiendo el derecho a discrepar; pero todo lo que dilate o condicione el
levantamiento del bloqueo, a ideales o a intereses económicos o políticos, se
traducirá irremediablemente en más carencias y limitaciones para el pueblo de
Cuba.
Financiamiento
y reorganización de la economía
En
Cuba se han producido reformas y transformaciones impensables en otros tiempos;
tímidas para unos y osadas para otros; pero en cualquier caso los avances son
perceptiblemente pocos e inestables; y
no sólo por el bloqueo. La incorporación tardía a las reformas económicas (debieron
hacerse, en última instancia, al desaparecer el campo socialista),
probablemente por aferramiento al modelo soviético o por temor del gobierno a
perder el control, le ha pasado factura a la sociedad en todos los sentidos. La
urgente y crítica situación económica exigía reformas internas urgentes y el
aprovechamiento de las últimas reservas para potenciar los cambios, pero se
dilató su inicio, la economía tocó fondo, y con ella la disciplina y la moral.
El
ritmo lento de las reformas, y la falta de visión en cuanto a su magnitud y
carácter irreversible (los cambios llegaron para quedarse y no hay marcha
atrás, y así debieron preverse), han sumido a Cuba en el caos y desorden
económico, que potenció el proceso de pérdida de valores, propio de cualquier
sociedad en crisis económica. Me refiero entre otras, a la tardía entrega de
tierra en usufructo y sus bandazos; a la dilatación del proceso de unificación
de las monedas; a la apertura del trabajo por cuenta propia sin abrir en
paralelo un mercado mayorista; al fallido intento de lograr más independencia,
operatividad y agilidad en la gestión empresarial y en la toma de decisiones;
al celo excesivo en no permitir la compra inmobiliaria por extranjeros; al
centrar casi toda la esperanza de inversión extranjera en el proyecto del
Mariel; y a no flexibilizar desde el principio, los sectores de inversión
extranjera y su participación de capital, sin renunciar al control estatal o
público en sectores estratégicos, y de servicios básicos a la población
Aplicando
el diagrama de Pareto, haré hincapié en los otros dos problemas, de cuya
solución depende, reitero, en mi opinión, el éxito del resto de las reformas y
la reanimación de la economía: la
existencia de la doble moneda, y la ausencia de un mercado mayorista para el
sector privado.
Muy
a pesar del Bloqueo económico y su carácter extraterritorial, la inversión en
el sector turístico ha sido constante de media, motivado por las grandes
potencialidades turísticas de Cuba y porque su mercado fundamental es el
turista extranjero. No ha sido así en el resto de los sectores. Cuba no es
China, su mercado potencial es sólo de 11 millones, más o menos, y el mercado
real corresponde sólo a la parte de la población que maneja divisas, y sobre
todo del sector estatal del turismo, el MINCIN (ministerio que debe asegurar la
cada vez más exigua canasta familiar y la comida a los hospitales y escuelas),
y algún otro, que depende de productos, insumos, y servicios suministrados
desde el exterior. La idea piloto del Mariel (a partir de su aplicación exitosa en China) y la nueva ley de
inversión extranjera, son vías e instrumentos importantes, pero el verdadero estímulo a la inversión
extranjera es la demanda interna, el consumo (en menor medida, pero importante también, es la seriedad en los pagos).
Resulta
paradójico para el inversionista extranjero, invertir en un mercado nacional,
donde la mayoría de su población tiene salarios en moneda nacional, que
llevados a la divisa resultan muy bajos, por no decir ínfimos. El que está
invirtiendo en Cuba hoy, aunque está asumiendo los riesgos que presupone la
Helms Burton[3][2],
está apostando a mediano y largo plazo, y donde tiene asegurado la moneda dura,
como lo son el turismo, y las grandes compras estatales. La existencia de dos
monedas cubanas en la economía, que pudo jugar su papel en un momento
determinado, es hoy el mayor elemento de freno, distorsión contable, y desorden
financiero y de mercado.
El salario, el principal factor motivacional y de
compulsión de cualquier sociedad, ha dejado de jugar su papel hace ya mucho
tiempo. La
productividad del trabajo no sólo no hay quien la pueda medir, sino que también
la disciplina laboral es incontrolable. El trabajador promedio (que no recibe remesas desde el extranjero;
que no sale al extranjero de mulo o de arriero; que no es cuentapropista o
autónomo, o que no trabaja en ese sector mejor remunerado) busca y obtiene
por otras vías, ilícitas por lo general, el complemento salarial (que estimo de 50-65%, según el núcleo
familiar) que necesita para vivir; participando así en una segunda y
compleja redistribución espontanea de la riqueza social, paralela a la estatal,
y a partir de los recursos procedentes del propio sector estatal o público. En
el mejor de los casos, vende sus servicios profesionales, desde las mismas
instalaciones estatales, y a espaldas del Fisco. Esta situación también ha
conllevado al trasvase o emigración de
cuadros preparados y capaces hacia sectores privados, o hacia actividades de
menor responsabilidad y mejor remuneradas; máxime cuando en política de cuadros
no se distingue entre errores y horrores; entre lo imputable al factor humano y
lo imputable al mecanismo económico; y se aplica tajante y desproporcionada, la
responsabilidad colateral
La
existencia de la doble moneda, y de productos en ambas monedas, también
conlleva al trasiego de mercancías (comestibles,
insumos, combustibles, etc.) de un sector a otro, con la finalidad de
obtención de ingresos no lícitos dentro del propio sector estatal, y por ende
lleva a la baja productividad e ingresos del sector en divisas. También,
camufla o cubre muchas operaciones en divisa, de cuenta propistas hacia la
moneda nacional. Por otro lado, el turista extranjero, que paga en moneda dura,
va imponiendo gradualmente y sin saberlo, precios más altos en moneda nacional,
menguando el poder adquisitivo de la población
Si
a todo esto sumamos, que no existe una
Empresa mayorista para el abastecimiento del sector privado, entonces la
situación se hace más crítica. Estoy a favor de la creación, desarrollo y
ampliación del sector cuentapropista y/o privado en aquellos sectores y ramas
no básicos ni vinculados a la seguridad nacional; pero resulta absurdo, que
alguien pueda obtener ganancias comprando a precios minoristas y vendiendo a
precios minoristas. Era de prever, que se profundizaría el tráfico ilegal y
desvío de mercancías del sector estatal al privado; era de prever que se
dispararan los precios del mercado en monedad nacional, al no existir
suficiente oferta; y era de prever que escasearan productos, incluso en divisas
(cervezas, maltas, etc.) al no
existir respaldo productivo. Todo esto no sólo ha profundizado en el desorden
económico, sino que también ha incidido directamente en la caída del poder
adquisitivo del ciudadano medio.
Estas
dos cuestiones neurálgicas para el desarrollo económico de Cuba y el progreso
social de su pueblo: la eliminación de la doble moneda y la creación de una red
mayorista, deben se enfrentadas sin dilación, y durante el mandato de la
generación de la Revolución. Sé que se está manejando en las altas esferas,
pero desconozco el cuándo, el cómo, y la magnitud. Sé también que hay mucha
preocupación e incertidumbre en toda la sociedad; es lógico, porque no se
tienen las reservas productivas o en divisas para enfrentarlas; y porque nadie
puede descartar totalmente, que puedan fallar algunas predicciones o existir
errores en su implementación. Creo sinceramente, que los riesgos habrá que
asumirlo, y que este es el momento; mañana será tarde.
Finalmente,
quisiera hacer el siguiente razonamiento.
Primero,
la eliminación de la dualidad de monedas
es un proceso difícil y con riesgos, sin dudas, que nunca podría conllevar a un
incremento inmediato del poder adquisitivo de la población. Cuando se
monten todas las variables en el MODELO (tasa
de conversión de las dos monedas, salario mínimo tenido en cuenta el
complemento que la gente se busca por su cuenta, el coeficiente de incremento
por escala salarial y cargo, los precios de mercancías y servicios, etc.), el nivel de vida deberá continuar igual que
antes; de lo contrario sería un
caos; pues se dispararían los acaparadores, se vaciarían los mercados, se
dispararían todos los precios, y se crearía mucha inquietud social. En teoría, sería como partir de cero, pero de
bases organizativas nuevas y más sanas; que permitirían recuperar el papel del
salario; y en consecuencia su incremento gradual en la misma medida que se
incremente la productividad del trabajo. No descartaría que se aplicara un
canje simulado de moneda durante el cambio de una moneda a otra (que nadie sabe a ciencia cierta cuál de las
dos monedas se quedará), para retirar dinero de circulación
Segundo,
previsiblemente las familias más vulnerables deberán ser protegidas ante
cualquier eventualidad, pero no con productos, sino con ayuda en metálico o en
bono social, que le permita transitar por esta etapa, sin deteriorarse más.
Hoy, la canasta familiar racionalizada ayuda, pero es insuficiente; además de
que contribuye al desorden económico. Es el momento de derribar uno de los
muros más duraderos del modelo cubano de socialismo
Tercero,
la eliminación de la dualidad de moneda, no resolverá el problema de por sí
sola, sino se crea en paralelo un
mercado mayorista para la actividad privada, cuentapropista, que responda a
criterios de estricta eficiencia económica, a precios internos de libre oferta
y demanda (en los inicios, algún que otro producto muy específico podría estar
topado), y a plena independencia empresarial para poder adquirir mercancías en
el exterior. Hay que desvincular esta Mayorista, del resto de la economía
nacional; y de ser posible diferenciarla en tipos y marcas de productos para
facilitar el control y el aporte al Fisco; y evitar el desvío y el trasiego de
mercancías desde el resto de los sectores estatales hacia este. Paralelamente
habrá que legislar un endurecimiento de las penas (hablo de multas) para los
cuentapropistas transgresores. El robo y desvío no se va a resolver de la noche
a la mañana, porque está muy arraigado; pero si se eliminan las causas, y se
controlan las fuentes, se eliminará en lo fundamental
Cuarto,
arriba decíamos que hoy en Cuba existen dos economías paralelas, pero que ambas
tienen su origen en los recursos públicos o estatales, y en la doble moneda
como factor multiplicador. Entonces, si hiciésemos un ejercicio de abstracción;
y reorganizáramos todo lo que se desvía, se roba, se apropia, especula y
trasiega por la dualidad de monedas, y la ausencia de una mayorista,
llegaríamos a la conclusión, de que no hay mucho que temer; el país no iría
a peor; y el cambio sería controlable en lo fundamental, aunque siempre habrá
que ajustar las finanzas en esta etapa para disponer de reservas y actuar con
rapidez ante cualquier desviación del pronóstico
Y
quinto, la dirección del gobierno cubano, y sobre todo Raúl Castro, aún goza de
prestigio, confianza y autoridad dentro de gran parte de la población, lo que
permitiría enfrentar, desde posiciones de razonamiento, entendimiento y
movilización urgente de recursos materiales, cualquier efecto negativo que
estas pudieran producir; y evitar que posibles reacciones lógicas de parte de
la población, puedan ser aprovechadas desde afuera para querer desestabilizar
el país. Cuba no es Venezuela
Hoy, han
emigrado muchos cubanos, se han desanimado no pocos de los de adentro, y no sin razones; pero la
mayoría aún vive en esa Cuba madre, donde están nuestras raíces, nuestros
muertos, nuestros familiares, amigos, antiguos compañeros de estudio y trabajo,
y vecinos. Ambos, el gobierno y la población, se las han agenciado para
sobrevivir, y seguir buscando alternativas y vías para salir de las carencias y
limitaciones, aunque desde perspectivas diferentes. El pueblo cubano ha pagado
un alto costo social por no doblegarse al imperio norteamericano. La mayor
parte de su pueblo residente, es fiel al pensamiento de Juan Gualberto Gómez,
José Martí y otros próceres, cuando decían que primero la patria, la independencia, y después todo lo demás. Por encima de todo, el cubano de adentro quiere prosperar, pero eso
sí, sin aceptar imposiciones del exterior, ni posiciones anexionistas,
solapadas o no, y sin renunciar a las conquistas sociales. Así lo constaté y he
constatado en cada uno de mis viajes personales
En manos del partido y del gobierno cubano actual, está el hacer los cambios necesarios y a tiempo, para poder compaginar independencia y progreso, y para preservar los logros sociales de forma efectiva y duradera en la constitución de la República (tal vez escriba más adelante sobre esto último), ante los avatares del futuro. Guardar la cabeza como el Avestruz, para no ver que cuando no existan los líderes históricos de la Revolución, el proceso podría ser revertido, sería un acto de gran irresponsabilidad
En manos del partido y del gobierno cubano actual, está el hacer los cambios necesarios y a tiempo, para poder compaginar independencia y progreso, y para preservar los logros sociales de forma efectiva y duradera en la constitución de la República (tal vez escriba más adelante sobre esto último), ante los avatares del futuro. Guardar la cabeza como el Avestruz, para no ver que cuando no existan los líderes históricos de la Revolución, el proceso podría ser revertido, sería un acto de gran irresponsabilidad
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