Los
malos resultados obtenidos por el PSOE en las pasadas elecciones autonómicas
del 25 de septiembre en Galicia y en el País Vasco, se suman a una larga cadena
de fracasos electorales acontecidos desde la convocatoria anticipada de
Zapatero a elecciones en el 2011.
Desde
entonces, estuvo Rubalcaba, y ahora Sánchez al frente del PSOE. El número de
electores, y el peso del PSOE en la política nacional va en constante descenso,
a diferencia del PP. El partido de la corrupción, el partido de los recortes,
de la precarización del empleo, el partido insensible a los acuciantes
problemas sociales; el partido que ha elevado la desigualdad social a los
niveles más altos de toda Europa, no sólo resiste, sino que ha incrementado sus
electores desde las primeras elecciones, y se consolida en Galicia, con mayoría absoluta.
Podríamos
y deberíamos buscar una explicación a esta debacle del PSOE, y lo más fácil es
buscar un chivo expiatorio, un hombre a matar, cuando en mi modesta opinión el
problema es más profundo y complejo.Veamos
Primero, Zapatero, debió convocar
elecciones anticipadas mucho antes, en vez de adoptar medidas impopulares,
presionado por la UE y Alemania. Así, hubiese mostrado fidelidad a su programa
y sus electores. Si ganaba, era sinónimo de respaldo popular, y tendría 4 años
más de tregua para gestionar mejor la crisis, y recuperar la credibilidad. Si
perdía, otro asumiría la responsabilidad histórica de aplicar medidas
anticrisis, antipopulares
La
política de Rubalcaba fue continuista. No vio los nuevos
cambios, y por tanto no ajustó la estrategia del PSOE a la nueva situación; y
mucho menos pidió disculpas por la mala gestión de la crisis del gobierno de
Zapatero. Hasta hoy, nadie lo ha hecho. Muchos electores del PSOE, sobre
todo de la base más humilde y víctimas directos de la crisis, se han sentido
defraudados hasta el día de hoy
Segundo, el movimiento de los indignados,
representante espontaneo de los marginados por la crisis, fue ignorado
totalmente por el PSOE, mostrando falta de sensibilidad, de visión política, y
tal vez peor, que estaban por encima de “esos revoltosos”, porque ellos
representaban sólo a la “aristocracia obrera” y a la clase media, cuando muchos
de los que estaban allí, procedían de estas clases. Esos “revoltosos”, estaban
dando la alarma de lo que estaba pasando y se estaba gestando: despidos, ERES,
desahucios, precariedad social, privatizaciones, corrupciones, etc. ¿A que se dedicaba el
PSOE en ese momento?
Tercero,
ese gran vacío en la
política del PSOE, lo asumió Podemos, quien se convirtió en voz y programa de
esos indignados, y los llevó de la calle a las urnas, y a las instituciones
estatales. Podemos, reflejo, y fiel expresión a su base social de indignados, se
inicia con un lenguaje radical, anti “castas”, anti partidos tradicionales, y
con propuestas de medidas populares no siempre materialmente sustentadas. Hoy,
en el fragor de la lucha política, ha ido madurando, evolucionando más hacia lo
lógico y lo posible, y se ha consolidado como fuerza política, representante de
los que quieren cambiar el estado de precariedad, sin cargarse al sistema.
El
PSOE, un partido maduro, con una larga experiencia, y prestigio avalado por
poner y desarrollar las bases de la sociedad de bienestar social en España,
reaccionó como un muchacho herido al que lo han insultado y humillado
públicamente, y declara enemigo público a Podemos, en vez de evolucionar,
cambiar su política, y tratar de llegar a un entendimiento con ellos. Eso es
inmadurez y miopía política; o tal vez peor, su cúpula, los Barones,
son tan arrogantes que permanecen en el pasado, o simplemente no quieren
cambiar porque ya no representan a la clase obrera, ni a los socialmente más
necesitados. Piensan y actúan de acuerdo a como viven. Cuando surge un partido
nuevo, necesariamente disputa un espacio a los tradicionales; es lo más
normal que hay en la vida, en cualquier sector y ámbito. Justificar o culpar la
debacle política con Podemos, es faltar el respeto a las bases del PSOE y a la
inteligencia humana
Cuarto,
desde Felipe González, ha faltado
liderazgo en el PSOE. Felipe refundó el PSOE, y era omnímodo, salvo algunas
voces aisladas. Desde su salida, mandan los Barones, aunque las sugerencias y
censuras de Felipe siguen siendo referencias casi obligadas. A diferencia del PP y de Ciudadanos,
donde hay un liderazgo único y disciplina interna férrea, en el PSOE de hoy hay
cacicatos y electrones libres que responden más a intereses personales que de
partido. ¿Acaso alguien ha llegado a pensar que Pedro Sánchez manda o ha podido dirigir el
PSOE realmente? Desconozco como piensa realmente Pedro Sánchez, pero creo
que es honesto, tiene personalidad y deseos de hacer cambiar cosas; pero la
lucha por el poder, la arrogancia y prepotencia de muchos Barones, donde
incluyo también a Felipe, lo tienen enyugado, con muy escasa posibilidad de
maniobras. No nos engañemos, el problema no es Pedro Sánchez, ni será del que
pongan o elijan en su lugar si logran dimitirlo o hacerlo dimitir; el problema es del PSOE actual.
Quinto, todo indica que de
haber unas nuevas elecciones, los resultados del PSOE serían más malos aún. Algunos
Barones son partidarios de abstenerse y propiciar el gobierno del PP. Esto
puede obedecer a que no quieren que el PSOE se desgaste más en otras
elecciones, y para ello han de precipitar la salida de Pedro Sánchez de
la Secretaría general, pensando erróneamente que Susana Díaz o quien sea,
logrará reflotar el partido. Tal vez, responde a la aventurera idea de que
vienen años aún complejos para España, donde al PP le irá mal al enfrentarse a
las consecuencias económicas del “Brexit”, a los ajustes del incumplimiento
del déficit y de la ejecución de la multa pendiente por ello; y por el
independentismo catalán. Suponen, que en esta situación es mejor mantenerse en la
oposición. Si en los años más difíciles de la crisis, matizados de escándalos de corrupción, el PP ha tenido estos resultados electorales; entonces que hace pensar que en lo venidero será peor.
O sea, que piensan que como Partido les irá mejor en la oposición. Particularmente no creo que económicamente nos irá a peor, aunque sí lo será con el problema catalán. Pensar como Partido, y no en la ciudadanía marginada y machacada por la crisis, es una gran irresponsabilidad y pondría más en evidencia la insensibilidad actual del PSOE. El PSOE está obligado a intentar formar un gobierno de progreso, y en paralelo renovarse, auto regenerarse, reencontrar su rumbo, y dejar atrás las añoranzas, porque los tiempos han cambiado
El
tablero político cambió, y Podemos le pisa los talones en votos y escaños en el
Congreso; ya no habría una sola oposición. Si el PSOE no intenta formar
gobierno, y Podemos continua tendiendo la mano, las bases se lo echarán en
cara, y las probabilidades de que Podemos se consolide como oposición, ya no
sólo en el Congreso, sino en la vida política en general, son muy grandes. El
PSOE quedaría aún más debilitado.
Los
problemas del PSOE son la falta de autocrítica
y humildad, la falta de unidad y sentido de la responsabilidad histórica, y más
aún, la inconsistencia de su programa electoral y de partido, donde muchos no
se ven reflejados. O cambia o desaparece
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