Si la sentencia Gurtel, confirmación
de que ya los poderosos no son impunes, aumenta la confianza de la población en
la justicia, en su independencia; entonces la progresión de la Moción de
censura presentada por el PSOE, y la investidura de Pedro Sánchez (secretario
general del PSOE) como Presidente, airea la democracia española, y mejora su
imagen internacional. Para el ciudadano racional, y no emocional, este es el
verdadero logro, al margen de colores políticos e ideologías. Soy un convencido
de que la corrupción en España es sistémica, y de que ha contado con la
complicidad por pasiva o por activa, de una parte importante de los electores,
que les han dado el voto al PP, y al PSOE en Andalucía. La sentencia de la
Gurtel, y el estudio de los posibles escenarios políticos actuales y futuros
por diferentes partidos, rompió con la maldición. Lanzó a la izquierda y a los
partidos nacionalistas contra Rajoy y el PP, y hoy podemos celebrar, que la
corrupción y la inteligencia y coherencia política, pueden tumbar gobiernos corruptos
en España, al amparo de la constitución. Buen precedente para la democracia
española y su regeneración.
Lógicamente, esto tiene una repercusión
inmediata en el presente y el futuro de los partidos políticos; pero también abre
la posibilidad de una nueva España desde la izquierda, para romper el maleficio
de la austeridad y el sacrificio sólo para los sectores menos prósperos y más
necesitados de la sociedad, mientras se multiplican los millonarios en España,
y las empresas del IBEX 35 son cada vez más ricas; para romper el maleficio del
secuestro de libertades y derechos cada vez que hay crisis económicas; y se
abre la posibilidad de reconducir también el problema catalán y de las
nacionalidades desde el diálogo y la negociación, que si bien no hará
desaparecer el independentismo si restará partidarios o votos al
independentismo, si la oferta es de un mejor encaje y transparencia para todas
las autonomías. La mayoría de la población siempre optará por la estabilidad y
el progreso, ante la incertidumbre, el enfrentamiento a ultranza y el ego
nacional desmedido de muchos independentistas.
Previsiblemente el camino será muy difícil, pero
no imposible, si Pedro Sánchez cumple con lo prometido, sometido siempre al ojo
crítico de los Barones del PSOE. Al sobreviviente Pedro Sánchez, campeón de la
resistencia y la tenacidad, le ha sonreído una vez más la vida con esta otra
oportunidad. Tiene la titánica labor de salvar a un PSOE ya muerto, que en las
próximas elecciones no tenía ninguna perspectiva, pero por eso mismo, y
disculpando la expresión, “O se llena de
gloria o se llena de mierda”. La decisión de un gobierno monocolor, se lo
hace más difícil aún. En mi opinión, responde más a las exigencias anti-Podemos
de los Barones del PSOE, que a la lógica política, y su lógica. No le hubiesen aceptado
a Sánchez la presentación de la Moción de censura; y no se puede gobernar con los
suyos también en contra. Tal vez por eso, Pedro Sánchez insistió tanto en
pedirle a Rajoy en el Congreso, que dimitiera. Sabía lo que significaría
gobernar sólo con 84 diputados, al no poder comprometer a Podemos con su gestión
de su gobierno. Podemos, fuera del gobierno, ya no será juez y parte, sino sólo
juez (por suerte, este Podemos ya es más maduro, y sabrá ejercer con
responsabilidad, ese papel de juez). Podemos sería la oposición desde la izquierda; y siempre
tendría la opción de preservarse puro ante la izquierda, cuando se tomen
decisiones seguramente controvertidas, dadae la precariedad parlamentaria del
PSOE.
Pedro tendrá a su
favor la lucha política enconada dentro de la derecha, entre el PP y
Ciudadanos; pero siempre llegarán a acuerdos en contra de la izquierda. Este
último, es el gran perdedor de la jornada, que
después de verse tan cerca del poder, se le ha escapado como agua entre los dedos, al menos por el momento. El rostro contrariado y perplejo de Rivera, lo decía todo. Creo que
nadie previo los efectos inmediatos de la sentencia Gurtel. El PP ya apestaba,
pero su arrogancia y chulería política nunca les permitió pedir disculpas, asumir
la responsabilidad, y tomar iniciativas legislativas más convincentes en la
lucha contra la corrupción; o tal vez ahora estaba tan desgastado, que sacrificó lo
que quedaba de legislatura para tratar de recuperar su imagen y el voto de la
derecha para las próximas elecciones, desde la oposición. Ciudadanos, tampoco
esperaba el desenlace; y perdió la iniciativa y la visión. En vez de oponerse a
la Moción de censura, debió apoyarla, tal y como querían mas del 46% de sus electores, condicionándola a nuevas
elecciones a corto plazo, y a la exclusión de los independentistas. Es de suponer, que esta decisión, de no apoyar la Moción de censura, le pase factura de alguna forma. La ambiguedad también se castiga. En
cualquier caso, gracias por tanta arrogancia y exceso de entusiasmo, que
facilitó el poder a la izquierda. Ahora a demostrar, junto a Portugal, que
tras el túnel de la crisis hay luz más intensa y de otro color
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