jueves, 5 de julio de 2018

CUBA y la actualización de la Constitución cubana



La actualización de una constitución, en época de paz y tranquilidad, es un acto de gran responsabilidad cívica, que denota sabiduría y madurez política, venga de quien venga la iniciativa. La constitución es la ley primera de la república, sobre la que descansa toda la vida política, jurídica, económica y social de una sociedad dada. Esta responde a las exigencias de la sociedad en un periodo histórico concreto, más o menos largo; por lo que no es algo inamovible, ni eterno, si las condiciones que le dieron vida han cambiado y pueden seguir cambiando; y existen no pocas dudas en la población cubana, sobre su futuro y el futuro de Cuba. Hoy, la situación es otra en no pocos aspectos.  

El desgaste que ha sufrido la sociedad y la revolución, por tantos años de guerra, periodo especial, de necesidades, carencias, y por el agotamiento del modelo económico tradicional, amerita y exige la actualización de la constitución, desde una percepción realista, viable, previsora y futurista. Exigencia mayor, cuando la
avanzada edad de los líderes históricos de la revolución, conlleva a la profundización del cambio generacional

En mi humilde opinión, hay cuatros aspectos básicos, en los que habrá que centrar la actualización de la Constitución. Primero, se ha de plasmar el carácter inevitable y duradero (para no menos de 100 años) de la coexistencia de la propiedad privada dentro del modelo actualizado del socialismo cubano,  como vía para potenciar todas las fuerzas productivas, acelerar el ritmo de crecimiento del PIB, el progreso, y sacar al país de la recesión económica y social en que se encuentra; segundo, habrá que definir y blindar, las conquistas y derechos sociales, y a los grupos sociales que se desea proteger ante cualquier eventualidad política y económica; tercero, hay que buscar y legislar contrapesos políticos y económicos necesarios, para el aseguramiento de la independencia de Cuba, y de la estabilidad de la sociedad, ante tanto acoso y agresividad del imperio; y cuarto, hay que asegurar a todos los cubanos (donde quieran que estén) igualdad de oportunidades y seguridad jurídica, desde la diversidad y el reconocimiento a nuestro sistema político actual. Es imprescindible buscar un mayor y nuevo consenso social, desde un proyecto económico más viable y atractivo, y mayor respeto a la dignidad ciudadana

PROPUESTAS Y RECOMENDACIONES

Se supone, que en la constitución de los países se refrendan aquellos principios, cuestiones y derechos más generales, que habrán de desarrollarse después en leyes; pero la práctica mundial enseña, que  bajo determinadas circunstancias y coyunturas, los derechos sociales son revertidos por la derecha. Esto obliga a buscar en la constitución algo más de concreción en estos aspectos, y a buscar su blindaje constitucional, para minimizar la posibilidad de su modificación por cualquier gobierno de turno. Me limitaré a aquellas cuestiones que considero medulares 

1.   Las reformas económicas realizadas hasta hoy en Cuba, precedieron a la legalidad, y hoy existen muchos vacíos legales que habrá que enmendar y actualizar en la constitución. La irrupción de la propiedad privada dentro del modelo de socialismo cubano no es un acto de debilidad ideológica, más bien es madurez; y existirá por muy largo periodo de tiempo. Es un "mal necesario" para potenciar todas las fuerzas productivas del país y estimular la inversión extranjera. La existencia de la propiedad privada en sí, no debe ser un problema para el socialismo, si se logra que el estado conserve la propiedad y control sobre sectores prioritarios, y que el poder político continúe en manos de las grandes mayorías sociales. Sólo así se podrá preservar la independencia económica del país y las conquistas sociales de la revolución

    En la nueva constitución hay que dejar redefinidos en lo fundamental, los sectores, empresas y actividades, de propiedad o titularidad pública exclusiva (estatal), atendiendo a su peso estratégico dentro de la economía y en la sociedad cubana de hoy y mañana. Ya hoy no vale hablar de generalidades. Estos contrapesos y garantes de la continuidad socialista y la independencia, deben concebirse con altura de miras, con perspectivas en el tiempo, para no frenar la ulterior profundización de las reformas. El estado podrá desprenderse así, de servicios y empresas no estratégicas, no rentables, y centrarse  en lo fundamental. Obviamente, habrá que distinguir bien entre titularidad pública (propiedad estatal), y la operación o gestión empresarial, desde las diferentes modalidades de participación del capital privado (administración, concesión[1] por un periodo determinado, accionista, propietario vitalicio, o usufructuario, etc.) A partir de ahí, deben ofrecerse plenas garantías a la existencia y desarrollo al sector privado, dentro de la legalidad y fiscalidad; y que premie la buena gestión, productividad y calidad; y sancione la evasión fiscal, el fraude, la especulación y la opacidad.

2.     Redefinir el papel de la planificación. La planificación no ha dejado de ser una alternativa a la espontaneidad productiva, a la concurrencia desmedida, consumista y depredadora de recursos naturales y del medio, cuando no media el papel orientativo y de control del estado. No se puede renunciar a ella, y menos en un país subdesarrollado y pobre, que necesita centrar sus esfuerzos y escasos recursos en el desarrollo. Sin embargo, el reconocimiento de la propiedad privada dentro del actual modelo, y de la necesidad de dar mayor independencia a las empresas en busca de mayor eficiencia y competitividad, exigen del ajuste de las funciones de la planificación y su alcance. Su carácter directivo ha de limitarse a la elaboración de planes de desarrollo económico y social, a la coordinación y elaboración del presupuesto del estado; y a la definición de indicadores macro para las empresas públicas o estales sociedad. Para el resto de las actividades y empresas, su papel o función, seria orientativa

3.     Mayor independencia en la gestión empresarial estatal, para lograr mayor eficiencia y competitividad. La plantilla, la estimulación salarial, el plan de ingresos, las inversiones (según el tipo), la solicitud de crédito y financiamiento, y otros indicadores que se entiendan, deberán ser de responsabilidad jurídica y administrativa de la dirección de la empresa y su colectivo laboral. El control estatal sobre las empresas estatales, ha de limitarse a la definición por el ministerio de economía y planificación, y el ramal, de los indicadores económicos macro (volumen de producción, y surtido si es necesario, salario mínimo, contribución a la seguridad social, fondo de amortización, impuestos sobre ganancias o beneficios); y a la exigencia en el cumplimiento de los mismos, a través del ministerio fiscal o hacienda, de economía, y de la Contraloría cuando hay incumplimientos significativos o reiterativos. También habrá que asegurar, que a nivel de empresa haya mayor rendición de cuentas y transparencia informativa por parte de sus directivos, que permita una mayor y más efectiva participación y exigencia de los colectivos en la gestión económica de la empresa

4.   Debe existir un artículo expreso, destinado al papel de los cuadros administrativos y directivos, y a sus derechos y obligaciones. Hoy los cuadros empresariales sólo tienen obligaciones y deberes; y en ningún documento aparecen explícitamente sus derechos, de modo que son juzgados severamente por la sociedad y el entorno, por cualquier nimiedad, la mayoría de las veces inherentes a su cargo. La diferencia salarial con relación a los subordinados es mínima; se les maltrata moralmente, cuando se confunde errores con horrores, y se le aplica indiscriminadamente la responsabilidad colateral. Se les exige hasta por las infuncionabilidades del modelo, como si fueran magos. Todo ello ha llevado a la sociedad, a prescindir de cuadros capaces, preparados y honestos, por sustitución, democión, o dejación del cargo por estos, ante tanta incomprensión y poco reconocimiento. Los mandos intermedios del partido, por lo general entienden la exigencia como sustitución de cuadros; y en no pocas ocasiones interfieren en las funciones administrativas. Hoy, es harto difícil encontrar cuadros capaces y dispuestos a asumir responsabilidades en el sector público o estatal; y la emigración hacia el sector privado es significativa, sin hablar ya de los que se han marchado. Los cuadros administrativos son los representantes del estado en las empresas, y han de sentirse estimulados, reconocidos, y protegidos o comprendidos ante cualquier error de gestión que no hipoteque el futuro de la empresa, sin dejar de exigírsele resultados, transparencia y honestidad. El control y la exigencia son imprescindibles, pero no pueden estar sueltos, ni en uso indiscriminado; porque al final, los resultados serán contrarios a su verdadera razón de ser: el mejor funcionamiento de la sociedad y su economía.


      Estos cuatros primeros aspectos, vistos en su conjunto, como sistema, deben garantizar una mayor concreción en las vías y formas para la inversión, una mayor estimulación al financiamiento interno y externo, una mayor agilidad en la aprobación de las mismas, y el despunte de la economía cubana.

5.     Blindaje de las conquistas sociales

La salud y la educación. No basta con refrendarlo en la constitución como un derecho fundamental, social y público. Hay que fijar un presupuesto mínimo anual, en % respecto al PIB. En el caso de la educación, multiplicado por un coeficiente de crecimiento o decrecimiento de la población real en estudios; y para la salud, multiplicado por la variación de la demanda de salud, acorde con la evolución de la pirámide poblacional.
Seguridad social. Hay que asegurar una pensión mínima contributiva y una no contributiva, dignas, actualizable con el incremento del costo de vida. La protección a la vejez y a las personas más vulnerables ha de continuar siendo una prioridad de la sociedad
La vivienda, el agua y la electricidad. Han de ser refrendadas también, como un derecho fundamental, social y humano inalienable. Se debe fijar, la aplicación de una política de subvención total o parcial del consumo de agua, electricidad, y del alquiler, para aquellas personas que por razones económicas  no estuviesen en condiciones reales de pagarlos. Nadie podrá ser privado de estos derechos. Así mismo, el estado deberá refrendar, el acceso a una vivienda digna para la población más vulnerable, mediante la política de construcción de viviendas de protección social. El agua y la electricidad deberán seguir siendo de propiedad y explotación pública exclusiva


Desgraciadamente, lo enunciado hasta aquí, no basta, y no es suficiente garantía. Los derechos sociales fundamentales citados, hay que BLINDARLOS, para evitar que puedan ser revertidos por cualquier gobierno de turno, en un futuro. Y eso sólo se logra, si condicionamos cualquier intento de modificación, a su aprobación mediante referendo popular. La discusión, sobre estos aspectos neurálgicos para cualquier sociedad de corte humanista, necesariamente debe implicar a la inmensa mayoría de la población con derecho al voto. En mi opinión, la participación en el referendo no puede ser inferior al 85% de la población residente en Cuba, con derecho al voto; y se consideraría aprobada con el voto positivo del 65% (las 3/4 partes). Que los porcientos a tener en cuenta, podrían ser diferentes, sí; pero siempre habrá que poner el listón bien alto, para minimizar el efecto de los estados emocionales y coyunturales, de las manipulaciones desde el exterior, en asuntos de tan vital trascendencia para la sociedad cubana en su totalidad. 

6. Hay que rescatar o restaurar los derechos jurídicos y económicos de los cubanos residentes en el exterior (no vinculados al terrorismo, a la confrontación directa con la revolución, o a crímenes pendientes en Cuba), que le permitan comprar o construir una vivienda, e invertir en Cuba, sin tener fijada su residencia en el país; y legalizar la tenencia de la doble nacionalidad. No hablo de derechos políticos, porque por vivir precisamente en el exterior, sé que nadie puede abstraerse al medio, y que después de residir más de 5 años o más en el extranjero, nuestra mentalidad, interés, y voto, representa más a ese país que a Cuba; y creo que sería injusto que los de afuera (como yo), desde su zona de confort, puedan definir el futuro de los de adentro. Esto que planteo no es nada nuevo en otras latitudes. No descarto, que la diáspora pueda tener un espacio en una comisión u órgano permanente, consultivo y de consenso, sobre los intereses de los cubanos residentes en el exterior. Cuando la preservación de la soberanía y el derecho a decidir de los cubanos, no esté condicionado por la injerencia, agresividad y acoso del gobierno de EEUU, se podrá hablar en términos menos excluyentes. Otra cosa no dejará de ser una fantasía, una quimera, que sólo favorecería al apetito voraz y resentido del Norte poderoso.

7.  Debe existir un capítulo dedicado a los derechos ciudadanos y su protección. Siempre decía a mis amigos, que la sociedad cubana necesitaba de sus 10 mandamientos o de un código ético y político bien definido, que evitara que cualquiera en nombre de "su socialismo, revolución o ideología" te maltratara, te estigmatizara, manipulara y malinterpretara tus opiniones y criterios, resultado o no, de la mediocridad, ignorancia, mala interpretación, envidia, maldad, arribismo o premeditación. Cualquiera te colgaba un San Benito, en nombre del socialismo y la revolución. El individuo tiene derecho a pensar como quiera, a que se respete su individualidad, siempre que no actué contra la Constitución. No puede haber margen en la constitución,  ni ningún resquicio, que permita la estigmatización y marginación del individuo por su forma de pensar, por su credo, por su raza, por orientación sexual, etc. siempre que no llame, promueva y participe en desobediencia civil, en el enfrentamiento y derrocamiento del régimen constitucional. Todo dentro de la constitución, fuera de ella es anarquía y desorden, en cualquier parte del mundo. Dentro del socialismo, es posible e imprescindible respetar la dignidad del individuo y sus derechos dentro de la constitución, pero para ello hay que dejar bien claro, lo que entendemos por socialismo hoy, y como tal refrendarlo en la constitución, con sus contrapesos jurídicos (tribunal constitucional, defensor del pueblo, comisión o comité de quejas, reclamaciones y apelaciones a todos los niveles), para minimizar el rol de las subjetividades y los maltratos en nombre de la defensa del socialismo.

La fractura social,  de la sociedad cubana, acentuada durante el periodo especial, es real; y  aunque la unanimidad no existe en ninguna sociedad, hay viejas heridas por coser, y mucha gente por sumar y recuperar. Sin llegar a reconocer públicamente los errores cometidos, creo que a muchos les bastaría con que se refrende en la nueva constitución, el respeto a la dignidad, a la individualidad, y la legislación de sus contrapesos jurídicos y constitucionales, para que no se repitan

No pretendo agotar todas las inquietudes e intereses de los cubanos respecto a la actualización de la constitución, ni siquiera resumirlos; y mucho menos que todos estén de acuerdo conmigo. Para unos seré ortodoxo, y para otros, demasiado liberal. Bienvenida la discrepancia. Para que las cosas salgan y marchen hacia delante, hay que ser realista, racional, tolerante, y práctico. No creo equivocarme, cuando digo que estas propuestas reflejan y dan respuesta al sentir y preocupaciones de una gran mayoría de cubanos. De plasmarse en la nueva constitución, se lograría una constitución más acorde a nuestra realidad y proyectada hacia el futuro. Se lograría un mayor consenso social, desde un proyecto económico más viable y atractivo, desde el aseguramiento de la continuidad de los derechos sociales fundamentales, y desde un mayor respeto a la dignidad ciudadana.
 
 Soy cubano, residente en el extranjero, que al igual que la mayoría de los cubanos, dentro y fuera del país, deseo lo mejor para mi país y para nuestro pueblo. He utilizado esta vía para exponer mis criterios, porque no podré participar en la discusión del anteproyecto por la población. Pronto se discutirá en la base, y se votará la nueva o actualizada constitución; y entonces, los cubanos residentes en Cuba, tendrán la última palabra. Respeto y respetaré siempre la opinión de los que piensen diferente, la libertad de opinión, y consecuentenmente con ello, respetaré la decisión de mi pueblo en las urnas




[1] Concesión: la prestación, operación, explotación, organización y/o gestión, total o parcial, de un producto, marca o servicio, o la construcción, explotación o conservación de una obra o bien destinados al servicio o uso público

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