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miércoles, 27 de marzo de 2019

COMENTARIOS: "La izquierda se fragmenta en Madrid..."

"La izquierda se fragmenta en Madrid y se ampara en diferencias sobre programas electorales que aún no existen" / https://www.publico.es/politica/elecciones-autonomicas-izquierda-fragmenta-madrid-ampara-diferencias-programas-electorales-no-existen.html. 
Leyendo este artículo, me da la impresión de que empezamos primero por las siglas, por los candidatos, y terminamos relegando a un segundo plano el programa común; el elemento verdaderamente capaz de aglutinar electores y candidatos. Programa, donde todos tendrán que posponer sus máximos, y asumir mínimos comunes. Sin un buen programa pactado, todo se reducirá a lucha de siglas y personas, de liderazgos, y no por la consecución de un proyecto capaz de movilizar electorado. Una vez aprobado el programa, él candidato o candidatos, en número acordado igualmente para cada partido, deberían ser elegidos en primarias abiertas (afiliados, simpatizantes y todo el que quiera), en una lista única, aunque cada partido promueva individualmente a sus candidatos. Al final, serian elegidos los mas votados, sean de la formación que sea; pero con la obligación (ante notario) de cumplir con el programa pactado previamente. Desgraciadamente, cada uno se refugia en su iglesia, y se cree mejor que la otra. !Joder, que tendencia al suicidio!; incluso, si al final, por obra del espíritu santo, se sumaran mas consejales

domingo, 20 de enero de 2019

ESPAÑA: Podemos, las alianzas electorales y Errejón

Las coaliciones, alianzas, frentes o partidos instrumentales, son viables y efectivas cuando se piensa y se logra que la suma de sus integrantes y electores tendrá un efecto multiplicador en las elecciones, o sea que habrá una sinergia política, que permitirá alcanzar más votos y escaños, al nivel que sea. ¿Qué ha pasado entonces desde la alianza electoral de Podemos e Izquierda Unida? Unidos Podemos ha obtenido menos escaños que cuando se han presentado por separado, no sólo en las últimas elecciones nacionales, sino también ahora en Andalucía. Probablemente, sus programas por separados tienen mucho en común, y existe una gran afinidad ideológica y afectiva entre sus dos máximos dirigentes, pero entre su membresía y simpatizantes hay diferencias.

 Muchos, dentro de ellos yo, vemos que la alianza y participación de Podemos e IU en las elecciones, como un bloque único, ha sido percibido por muchos como un escoramiento de Podemos hacia la izquierda, desmovilizando a parte de su electorado inicial por abstención o regreso al PSOE, ahora de Pedro Sánchez. El efecto esperado fue mal calculado, no multiplica, y ni siquiera suma. La membresía y electorado de Izquierda unida, es militante e ideológicamente homogénea y coherente; y no pocos, ya sea por temor a ser absorbidos por Podemos como partido, o por desconfianza o por vanidad, no aprueban esa alianza. 

Si vamos a Podemos, resulta que sus electores, están muy segmentados dentro del factor común de la indignación y la decepción por los partidos políticos y la política tradicional; son  muy heterogéneos por su extracción social e ideológica. En sus orígenes, y en mucho hasta hoy, son ciudadanos procedentes de los más diversos sectores sociales, que sufrieron en carne propia o cercana la crisis; que vieron frustrados sus sueños y sus carreras profesionales, laborales, o de emprendedores; que perdieron sus empleos o negocios; gente que perdió su estatus social, y se vio arrojada de golpe a la precariedad; gentes que perdieron sus ingresos bancarios o su vivienda; jóvenes y menos jóvenes que tuvieron que replegarse al hogar familiar, renunciando a su independencia, y/o que tuvieron que solicitar ayuda familiar para sobrevivir; en fin, gente machucada y marcada por la crisis. Toda esta gente marginada por la crisis, abandonada a su suerte, se indignó contra el gobierno de turno, contra los políticos y partidos tradicionales. El 15M, que surgió como un movimiento civil espontaneo, de la calle, se transformó gradualmente en un partido (Podemos), muy peculiar, para poder acceder y hacer política también desde las instituciones del Estado. Y digo peculiar, porque es un partido instrumental de por sí, por la composición y aspiraciones transversales de su electorado; y por la exigencia participativa de su membresía en la toma de decisiones. 

  Podemos, no puede abstraerse de esa realidad que le dio origen; y siempre tiene que estar reinventándose, para no perder su esencia. Podemos encarna la decepción, la desconfiada de todos y en todo, y la exigencia de protagonismo político, a partir de una nueva mentalidad democrática que responde al “no quiero que me representen, quiero representarme yo"; "no quiero que voten y acuerden por mí, no, quiero hacerlo yo”. Tanto en su composición como en su dirección, predomina una juventud apasionada, llena de energía y deseos; pero este partido no lo fundó una sola persona, sino un grupo de jóvenes, con mucho aval teórico universitario, pero sin experiencia política previa. El grupo inicial se siente fundador, de igual a igual, y algunos no aceptan las reglas de la democracia, donde al margen de la razón o no, la minoría ha de subordinarse a la mayoría y a la disciplina, que ello demanda, aunque esté representada en los órganos de dirección.

Ese espíritu contestatario y rupturista de Podemos y sus dirigentes y seguidores contra el anquilosamiento y cdescomposición la política tradicional, su falta de unidad ideológica, y de una disciplina vertical partidista tradicional propia de otros partidos tradicionales, hace la conducción y supervivencia de Podemos muy compleja, pues desgraciadamente no todos están a la altura. A todos los une un programa común, y un sentimiento democrático participativo, que los hace más democráticos y diferentes; sin embargo, esa heterogeneidad y el sentido equivocado de la democracia partidista de algunos, los hace frágiles, vulnerables e inestables, ante tanta ambición de protagonismo de sus líderes fundadores; y eso pasa factura dentro de su electorado. Para que exista un partido, no sólo debe haber un programa; también un orden y una disciplina, por muy  democrático que sea, de lo contario es un caos, o en el mejor caso, un grupo de anarquistas. Democracia y anarquía, son antónimos.
 El desespero o ambición personal de Errejón, al saltarse a la torera la disciplina y la dirección nacional de Podemos, o de equívocamente trasladar el ambiente de auditorio, de foro universitario, de discusiones teóricas, intelectuales a la política, no deja de ser una gran irresponsabilidad, que ha puesto en riesgo no sólo la  propia existencia de Podemos, sino el futuro de la izquierda madrileña y el desenlace electoral, a sólo escasos meses de las municipales y autonómicas. Nada lo autoriza a saltarse el mandato, como si fuese un candidato independiente o un partido independiente. Si es lo que quiere, que lo haga desde fuera de Podemos. No es la primera vez, que Iñigo promueve mediáticamente, acciones para imponer sus criterios. Sin embargo ya el mal está hecho, y en nombre de la izquierda hay que encontrar una salida.

Hablando serenamente, creo que la idea en sí, de ir todos a las autonómicas bajo la marca Madrid Carmena o Mas Madrid no es mala, porque  los partidos tienden a ser excluyentes, porque sus direcciones están obligados a tomar posición en determinadas circunstancias y situaciones, y eso puede excluir a mucha gente. Creo que al final la izquierda sumaría votos y escaños. La decisión unilateral, no consensuada de Errejón exige una respuesta disciplinaria, y en principio debería ser excluido de la dirección de Podemos, pero no se puede sancionar el resultado de las próximas elecciones, en Madrid y en todo el país. Particularmente pienso, que lo más importante para la izquierda y a quienes representan, es llegar al poder y recuperar o avanzar en los cambios sociales. Las siglas, los partidos, son un vehículo para participar activamente en la vida política, pero no la razón de ser. En mi opinión, la dirección nacional de Podemos está obligada moral y responsablemente, a pedir el voto de Podemos a Mas Madrid, y apoyar su candidatura; obviamente, sobre la base de la negociación previa de un programa, y lista.

Ahora mismo, Podemos podría estar implosionando, podría fraccionarse y dejar de ser un partido nacional. Necesita tiempo para reorganizarse y reinventarse después de las elecciones municipales y autonómicas. La prioridad hoy, es lograr que la izquierda se presente unida a las elecciones y llegue al poder. En muchas comunidades la marca Podemos no es mayoritaria dentro de la izquierda, aunque si sus primos hermanos, las Mareas, Compromís, y Podemos en común. Tal vez es la hora de que Podemos se replantee sus objetivos, y sin renunciar a su idea de partido, trabaje más por la unidad de la izquierda, con el mejor candidato al frente, sin importar las siglas. Podemos dio forma y alma política a un movimiento civil, contestatario; y alumbró el camino al resto de la España inconforme, para organizarse y luchar por alcanzar el poder político. Su mérito y papel es incuestionable, y por eso no puede ir contra su esencia fundacional. En mi opinión, debe priorizar su función de coordinador de las izquierdas, desde una junta donde estén representadas todas las izquierdas en proporción a sus electores o afiliados, bajo un programa mínimo común, y con candidatos comunes.


lunes, 9 de marzo de 2015

ESPAÑA: EL FENÓMENO PODEMOS

Avanza a paso arrollador la crisis, marginando a una parte nada despreciable de la población. Se incrementan el desempleo, la precarización del empleo, de los salarios, y con ello las necesidades básicas sin cubrir (piso o casa, calefacción, electricidad y alimentación); proliferan los desahucios y suicidios por indefensión; pierden sus ahorros los preferentistas de las cajas de ahorro; se producen privatizaciones de servicios, recorte de gastos de salud, de educación y para la atención a los dependientes; se incrementan las tasas de matrícula universitaria, y disminuyen las becas, etc. La impotencia y la cruda realidad lanza a las calles de forma espontánea a los indignados, que ya no sólo demandan solución a sus problemas sociales, sino que también se cuestionan el orden de cosas, el incumplimiento del programa electoral del PP, y el modelo de democracia. Se suceden una y otras concentraciones en plazas importantes de todo el país, con gran protagonismo para los de la Puerta del Sol en Madrid.

Para entonces, muchos con sensibilidad se preguntaban, ¿porque no se constituyen en Partido para poder defender y representar mejor sus demandas?, ó ¿por qué ningún partido de izquierdas hace suyas esas demandas, y los representa? Se avecinan las elecciones al parlamento europeo, e irrumpe en la vida política el Movimiento Podemos que representa y/o hace suyas las demandas de los indignados. Contra todos los pronósticos obtiene 5 diputados, con una batería de medidas populares de cuestionada o no viabilidad. El Movimiento se constituye en Partido político, y en el principal enemigo político del bipartidismo, que por primera vez ve amenazado su hegemonismo

Hoy, las encuestas del CIS (15 de enero del 2015), de nada dudosa parcialidad con Podemos, le dan a este la primera intención de votos (19.3%), y la segunda en estimación de votos (23.9%), detrás del PP, si las elecciones se realizaran en este momento. Todo esto, a pesar del intento de linchamiento político a que lo están sometiendo permanentemente, recurriendo a todos los recursos y métodos públicos y encubiertos posibles, de baja política y de dudosa imparcialidad, amén de sus errores y desaciertos. Te acuestas y te levantas con noticias sobre Podemos, donde más del 90% están orientadas a desacreditarlos, descalificarlos y desprestigiarlos, y no a tratar de desmontar su programa. ¿Serán tan malos realmente, o tan peligrosos como para justificar esa cruzada en un país con democracia? ¿En que han pecado?

Se pudiera decir que su principal pecado es la procedencia de Izquierda Unida de sus principales líderes, y sus vínculos con los gobiernos populares de América Latina. También, sus ataques y críticas al sistema, con un lenguaje agresivo y poco conciliador. Sin embargo, todo esto carecería de “importancia” si no fuera por el creciente apoyo popular, que lejos de desaparecer como una flor de primavera se consolida. Todo esto es traducido por los primeros actores políticos y económicos de la sociedad, como una “bomba política”.

Hay que tener presente, que Podemos surge como abanderado político de los indignados, que constituyen su núcleo inicial e identitario o su “segmento de mercado” hablando en términos de MK. La solución de sus problemas y su lenguaje no puede ser desoído, y tiene que estar en el centro de su programa y su actuación. Por otro lado, los resultados obtenidos en las europeas le abren nuevas perspectivas, y ven que es posible llegar más lejos, llegar al poder. Para ello se tienen que replantear su estrategia y programa, porque sólo con el voto de los indignados no llegaran al poder, o a constituir gobierno.

Sin negar que sean de izquierdas, se están planteando ahora un programa más centrista, menos excluyente para otros sectores de la sociedad. Eso en mi opinión es ser realista, es ser objetivo, es madurar políticamente, aunque otros pudieran calificarlo de oportunismo o manipulación política. Sin embargo, todavía tienen que seguir madurando.

No creo que Podemos llegue a obtener la mayoría absoluta en las elecciones al parlamento. Es hora de que tenga presente el dicho de que “si no puedo comerme el pollo yo solo, tengo que compartirlo entre dos”, y dejar a un lado la soberbia. Debe mostrar abiertamente su disposición de diálogo y pactos, dejar la bravuconería para los mítines, y no confundir el optimismo y la fe en la victoria, con el menosprecio a las demás fuerzas políticas, y más si son de izquierda. Debe diferenciar o explicar bien, la diferencia entre “casta” y políticos, porque no todos los políticos son corruptos ni deshonestos, y se los está cargando a todos, con sus familiares, amigos y simpatizantes, y de a gratis.

Podemos y el resto de los partidos de izquierda tienen muchas cosas en común, partiendo de un mismo adversario, el PP. Se trata, de encontrar todo lo que los une para llevar a la izquierda al poder, y no lo que los separa. Es hora de dejar a un lado los intereses egoístas de poder y de partido, aunque lícitos, y asumir con responsabilidad histórica el momento que se está viviendo

Como toda criatura viva, Podemos va creciendo y desarrollándose, tomando más conciencia de la responsabilidad de gobierno (como dice Pablo Iglesias). Se ha percatado de lo endeble de sus primeras medidas y se las está replanteando; porque una cosa es lo que se desea y otra cosa es lo que puedo hacer. El derecho y la voluntad política nunca podrán estar por encima de la realidad económica, ni del entorno en que nos desenvolvemos. Para prometer y dar, tengo que producir más y/o redistribuir la riqueza social; y para redistribuir (que es lo más inmediato, porque de una crisis económica no se sale muy rápido) tengo que afectar a alguien, y entonces se impone la negociación, y la aplicación de la máxima de “causar el menor daño posible”. Esto se traduce en tomar medidas que no frenen el crecimiento de la economía, y/o no te aislen como país. Podemos, para convencer de verdad, tendrá que centrarse más en su programa electoral, hacerlo más “digerible” y viable para toda la izquierda. Siempre hay alternativas, antes de caer en la tentación de la omnipotencia y la soberbia que te da el poder o la mayoría.

Particularmente no creo, aunque sus dirigentes puedan simpatizar o no con los procesos populares de América, que estos le sirvan de modelo. España no deja de ser un país desarrollado aunque con serios problemas estructurales. España sigue teniendo una democracia parlamentaria consolidada, aunque debe y tiene que perfeccionarse para evitar que se repitan muchas de las cosas que sucedieron y suceden hoy. Es un país que forma parte de la Comunidad europea y de la cual no puede abstraerse nadie, como lo demuestra la evolución de las negociaciones entre el nuevo gobierno de Grecia y la UE. Males diferentes, exigen soluciones diferentes

Si mañana al despertar, Podemos ha ganado las elecciones con mayoría absoluta, cosa que no creo, y gobernara en solitario, estoy seguro que maduraría mucho más rápido y actuaría con más responsabilidad. Si no lo hace, siempre quedaría en una democracia, el castigo de las urnas al cabo de 4 años

Al margen de quien gane las elecciones o no, pienso que el ganador final será la sociedad y la democracia. A partir de Podemos, habrá un antes y un después en la forma de hacer política, y de ver la participación ciudadana. Sin Podemos, ni el PSOE, ni Ciudadanos, se hubiesen “puesto las pilas”. Mucho menos el PP se hubiese planteado las últimas medidas, evidentemente electoralistas. Nunca estaré de acuerdo en negar lo que se ha avanzado desde 1978, pero quedan muchas cosas por hacer, y esta es la oportunidad

Por último, me referiré a lo de más actualidad mediática, “las impurezas de la máxima dirección de Podemos”. No iré a los detalles, porque para la mí lo más cuestionable éticamente, y “demostrable”, es la doble intención de Monedero en la declaración de la renta. Cuando asumes una posición moralista y arremetes contra la “Casta”, irán a por ti, y “al que velan no escapa”, aunque tu error o desliz o como quieran llamarlo sea cuestionable o no, y sea minúsculo o no, comparado con los grandes casos de corrupción de este país, que además se manejan de otra forma. En una sociedad donde han aflorado tantos casos de corrupción, evidentemente hay un problema sistémico con un trasfondo jurídico y político que los ha hecho posible a todos los niveles (evasión de impuestos, comisiones, financiamiento ilegal, puertas giratorias, etc.). Pienso que hubiese habido menos daños, si desde el principio Monedero hubiese reconocido que se equivocó, y hubiera pedido perdón por seguir el curso de la corriente, que lógicamente no lo justifica