Ya ha transcurrido un mes desde
las elecciones generales del 20D, y aún no se ha formado gobierno aunque
todavía hay tiempo
El 20 de diciembre, los españoles
con su voto se pronunciaron de diferentes formas. El PP y sus acólitos diarios
de derecha se aferran a manera de justificación, y con una marcada y burda intención
manipulativa, en decir que ganaron las elecciones. Una simple suma aritmética
deja bien claro que ganó la opción de un gobierno alternativo al PP. Si los
electores hubiesen querido mantener el estado de cosas actual, hubiesen votado
PP; y no fue así. Votaron a una alternativa, sea del color que fuese, porque lo que quieren es cambio. Votaron incluso por su marca blanca “Ciudadanos”, porque recoge en su
programa medidas de regeneración democrática, de lucha contra la corrupción, de estimulación a los autónomos,
etc. Otra interpretación carece de objetividad política, y seria ignorar lo obvio a base de tanta propaganda, o lo peor, despreciar a priori de la voluntad ciudadana,
Con la actual fragmentación de
escaños, indiscutiblemente que es más difícil conformar gobierno y
probablemente gobernar. Habrá que acostumbrarse, porque es el reflejo de una
sociedad en cambio. Al mismo tiempo, hay
muchos intereses comunes dentro de los partidos alternativos al PP, amén de las
diferencias. Para la reacción, esta pluralidad alternativa es sinónimo de
inestabilidad, ingobernabilidad, retroceso
y de caos. Fiel a su política del miedo como última arma para aferrarse al
poder. Desde hace unos años para acá, estos gobiernos de coaliciones se han
vueltos frecuentes y de lo más común en Europa. No veo nada anormal dentro de
una democracia parlamentaria, aunque así le parezca a muchos después de un
bipartidismo de alterne, que en el mejor de los casos se anquilosó, no
evolucionó, se corrompió, y en época de crisis empezó a retroceder en las
conquistas sociales. Dicho esto, analicemos los posibles escenarios.
1er escenario: Un gobierno del PP, con el voto o la abstención de Ciudadanos
y el PSOE. Lo creo muy improbable a pesar de la insistencia de la derecha y de
las empresas del IBEX 35, y de las acusaciones de Podemos, empujando al PSOE hacia el PP.
Ciudadanos, ya antes del
escrutinio e inmediatamente después de las elecciones, se descartó a favor del
PP, y del cambio cosmético. Declaró estar dispuesto a abstenerse para que el PP
gobierne en alianza con el PSOE, en aras de la “estabilidad”. Se confirman las
expectativas. Trata de aparecer ante los electores, como el partido maduro,
conciliador y moderador para la creación de un gran pacto de estabilidad,
cuando en verdad están apoyando al PP, a su hermano mayor. Ciudadanos, fundado
hace 8 años, sale de Cataluña y es lanzado a nivel nacional, curiosamente
coincidiendo con el auge de Podemos. Este partido y su líder son un producto de
Marketing, que las empresas del IBEX 35, y el departamento del Tesoro
norteamericano a través de Garicano, han relanzado como contención a Podemos y como
alternativa al PP, si este entraba en caída libre. Finalmente el PP no alcanzó
la mayoría absoluta, ni en solitario ni en una posible alianza con Ciudadanos, y
no podrá formar gobierno aunque Ciudadanos le de su voto. Ahora, Ciudadanos
decide jugar otra carta, ha anunciado que votará en contra de cualquier alianza
con Podemos, so pretexto de que estos últimos proponen la ruptura de España. De
negociador entre el PP y el PSOE, ha pasado desde el primer momento, a
torpedear cualquier posible alianza o pacto entre PSOE y Podemos
Para el PSOE, pactar con PP, o
incluso abstenerse, sería un suicidio político. Sería reconocer tácitamente que
no está dispuesto a rectificar, y a cambiar el estado actual de cosas. Perdería
definitivamente el electorado de izquierda, y se tendría que conformar con
disputarse la clase media no indignada con Ciudadanos. De sobrevivir a ese
holocausto, quedaría muy debilitado o se diluiría con Ciudadanos y el PP. Por
tanto, el PSOE no apoyaría un gobierno del PP
2do escenario. Un Gobierno del PSOE en alianza con Podemos, y los
otros partidos minoritarios. El PSOE tiene dos opciones; o se arriesga a unas
nuevas elecciones, o trata de formar gobierno. Esta opción no deja de ser
difícil pero no imposible, si todos los partidos de izquierda y los
minoritarios fijan objetivos y demandas generales y comunes; sin renunciar a
discutir y buscar alternativas a corto, mediano y largo plazo para sus demandas
concretas
El PSOE y Podemos tienen mucho en
común, aunque con matices: no sólo en el diagnóstico, pretenden también derogar
la ley laboral del PP, la LONCE, la ley Mordaza; parar los desahucios sin
alternativa a techo; la creación de empleo; reformar la política fiscal; subir
el salario mínimo por una vía u otra; blindar el estado de bienestar en la
constitución, en derechos y presupuesto; la lucha contra la corrupción; la regeneración
democrática, etc. Ya Podemos flexibilizó la línea roja del referendo Catalán. Otra
cosa es, si la mayoría del PP en el Senado, y sus votos nada despreciables en
el Congreso lo permiten (algo ya anunciado de forma clara, prepotente e
irreverente con el electorado, por el PP); y máxime si el PSOE no logra
incorporar a Ciudadanos al Gobierno o al menos lograr su abstención.
Hoy el PSOE es la segunda fuerza
política, y según las últimas encuestas han ido perdiendo simpatizantes desde
las elecciones, y de irse a una segunda vuelta saldría muy debilitado, máxime
si no deja claro que hizo todo lo posible por formar gobierno. Tratar de formar
gobierno no sólo es una responsabilidad histórica en nombre de la izquierda,
sino también, y sobre todo, su tabla de salvación; y ya no sólo como partido,
sino también como Pedro Sánchez. Si no forma gobierno, con seguridad será sustituido
o al menos lo intentaran en el próximo congreso.
Es incuestionable el papel de la
mesa del congreso en la tramitación de proyectos de leyes, en la creación o no
de comisiones de investigación, etc.; y es discutible la primacía del PP en la
jerarquización de sus miembros. Si en vez de estarse acusando mutuamente el
PSOE y Podemos, se hubiesen sentado a negociar la composición jerárquica de la
mesa, tal vez el resultado hubiese sido otro. En este caso, el rol más
destacado lo jugó Ciudadanos, como mediador.
Comprendo a Pablo Iglesias cuando
se aferra a su compromiso electoral con las bases de Cataluña, Valencia y
Marea, en cuanto a que iban a constituir grupos parlamentarios propios. Esto le
rompe la unidad aunque fuera en lo formal. Tal vez Podemos desconocía el
reglamento, o lo subestimó, o pensó que lograría mayor representación en las
elecciones generales. En cualquier caso, no veo por qué políticamente no podía
ser. Primero, porque ya el PSOE dio un primer paso cediendo senadores a ERC y a
Libertad y Democracia, para que tuvieran representación. Ah! ¿Que el Senado es
la cámara de las nacionalidades? Por favor, eso no se lo cree nadie hasta que
no se haga una reforma constitucional y se incluya en ella su razón de ser. Tal
vez el PSOE negoció con ellos el voto a su favor en una posible investidura. Vale,
porque otra cosa de ellos no va a lograr. Pero por qué no aplicó el mismo
rasero en el Congreso, para la constitución de estos tres grupos parlamentarios
independientes. Eso también era un guiño a Podemos, y a estas fuerzas en aras
de recabar su apoyo y facilitar el entendimiento; y un mensaje nada despreciable
a los nacionalistas, no necesariamente independentistas. Maduren joder, dejen los caprichos y vanidades
a un lado, y la ley del embudo. Estamos hablando de negociación no de imposición
de criterios
Toda negociación es difícil, pero
empezar acusándose unos a otros y poniendo líneas rojas, va en contra de toda
lógica y sentido común. Todo el mundo tiene que ceder algo, sin renunciar a sus
principios básicos, programáticos. Ya en esta etapa hay que distinguir entre
deseos, compromisos y realidad, máxime cuando la decisión final depende de
varios y no de uno sólo. Si se explica bien, y hay transparencia, el electorado
lo entenderá. No se puede negociar desde posiciones de fuerza, y mucho menos
desde posiciones de “chantaje” político, empujando al PSOE al Ciudadanos.
No me cuestiono la propuesta de
gobierno, vicepresidencia y ministros anunciada por Pablo Iglesias. Es legítima
y razonable, porque es la tercera fuerza más votada, a escasa diferencia del PSOE,
y se compromete a legislar y gobernar, con el riesgo político que eso presupone,
a diferencia de Ciudadanos que no le gusta mojarse. Propuso el mismo rasero de
proporcionalidad que se aplicó para la conformación de la Mesa del Congreso;
otra cosa son las carteras. Respetando el incuestionable historial del PSOE, no
veo nada humillante en ello, aunque el método y
la forma son discutible.
El cuestionamiento del poder real
y liderazgo de Pedro Sánchez, le resta fuerza y capacidad de negociación, y le
hace el juego a los varones conservadores del PSOE. Aunque unas segundas
elecciones están dentro de las probabilidades, cosa que no creo, es un error continuar
con esa táctica de campaña electoral, de machacar a Pedro Sánchez.
Entiendo el desespero de Podemos después
de un mes de tibieza y excesiva parsimonia de todos los líderes de partidos;
pero la prisa es mala consejera máxime cuando nos volvemos soberbios e
ignoramos la sensibilidad de los demás, y lo que es peor aún, que el PSOE tiene
mucha presión interna y externa, y puede dar un bandazo. Después de la primera votación
de investidura quedan dos meses para todo tipo de pactos y negociaciones.
Mientras más nos acerquemos a la fecha para convocar otras elecciones, más
desesperados e inverosímiles serán los pactos. Para hacer las cosas bien y
respetar lo expresado por los ciudadanos en las urnas, hay que negociar sin
prisas; y no empujar al PSOE a manos de Ciudadanos
3er y último escenario posible. Un Gobierno del PSOE en alianza con
Ciudadanos, y con la abstención del PP. De esto se ha hablado poco pero no lo
descarto totalmente, si se imponen los varones conservadores del PSOE, y si
Pablo Iglesias sigue alimentándolos con su arrogancia. Esta alternativa de
gobierno, (seguramente del agrado de su cúpula conservadora) con Ciudadanos, es
una una alternativa de gobierno que en última instancia el PP vería con buenos
ojos, y se abstendría con tal de excluir a Podemos del gobierno
La sociedad se abre paso a través de las crisis. Se reacomoda,
rectifica, corrige desviaciones de todo tipo. Esto se produce como tendencia, y
se manifiesta en forma de espiral. Si no se aprovecha el momento puede
dilatarse el ascenso, y el “crecimiento social”. Este es el momento de la
izquierda. Durante las crisis se polariza la sociedad y la izquierda crece,
pero si se pierde esa oportunidad, las aguas vuelven a su lugar, y entonces
todo será más difícil, y dilatado en el tiempo.
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