miércoles, 1 de junio de 2016

ESPAÑA: Fallido intento de nueva legislatura en España - 1ra Parte

                                                               INTRODUCCION

Me niego a aceptar que esta primera vuelta electoral fue una pérdida de tiempo y un fracaso. Una segunda vuelta siempre fue previsible, por la dispersión del voto y la falta de cultura de diálogo y negociación existente en España, lastrada por tantos años de bipartidismo. Al mismo tiempo, ir a una segunda vuelta no es una anomalía democrática, por el contrario, es muestra de salud democrática, de pluralismo electoral, y ausencia de totalitarismo partidista o bipartidista. Forma parte de una democracia parlamentaria, es algo usual en la Europa occidental de hoy en día, está contemplada en la constitución, y tiene toda la legitimidad del mundo.

Todos hemos “aprendido”. Los partidos mostraron la mayoría de sus cartas. Hay más luz en medio de la oscuridad y la confusión; y para bien o para mal habrá más votos conscientes que emocionales para esta segunda vuelta, porque ya sabemos lo que realmente pretende cada cual. Hay partidos, que incluso se podrían estar jugando su propia existencia y/o representatividad ante su electorado histórico

No obstante, coincido con los que planteaban y exigían una reducción drástica de los gastos electorales para esta segunda vuelta, porque en realidad la campaña electoral ha sido y es una sola desde su mismo inicio hasta la fecha. Todos los partidos políticos, sin excepción, dieron por hecho de que no llegarían a acuerdos de gobierno y/o legislatura, y han mantenido su estrategia preelectoral de la descalificación, del “y tú más”; y de la defensa a ultranza e irresponsable de sus intereses políticos por encima de los de la nación. No ha importado el sufrimiento y el desgaste de los electores más vulnerables a los efectos de la crisis, sólo ha importado su aferramiento al guion y sus intereses

Hoy todos se culpan unos a otros de no haber llegado a acuerdos; interpretando los resultados a su conveniencia, o manipulándolos, como si hubiésemos estado ausentes a estos 4 intensos meses de desgobierno y politiquería, teatro e irresponsabilidad.

PRIMERA PARTE

Empecemos por el PP. El Partido Popular, es un partido que en la presente legislatura incumplió su programa electoral, que ha estado salpicado o involucrado en constantes escándalos de corrupción, y que ha ejercido el poder impositivamente, con arrogancia y prepotencia, avalado por su mayoría absoluta en ambas cámaras. Nada más parecido a una dictadura, aunque dentro del marco legal de una democracia occidental. 
Como era de esperar, nada de disculpas por tanto sufrimiento e indefensión de una parte importante de la población, como resultado de sus recortes, austeridad e insensibilidad. Ningún reconocimiento, ni siquiera de soslayo, de la necesidad de revalorizar algunas políticas o colegiarlas al menos.

Fiel a su espíritu manipulador, como lo hizo en la campaña electoral de la anterior legislatura, ahora se ha aferrado a decir, en contra de lo establecido por la actual ley electoral, de que quien debía gobernar era la lista más votada. En una democracia parlamentaria, gobierna no la lista más votada sino el o los que alcanzan más votos en el Parlamento. Sin embargo, cuando el PP pudo intentar formar gobierno, renunció a ello, dando por sentado de que no tendría apoyo. Efectivamente, los electores han dividido sus votos en 4 grandes partidos. Si hubiesen querido PP, hubiesen votado PP. Votaron por un gobierno alternativo. ¿Qué es lo que no se entiende?

Existe consenso, incluso entre economistas de diferentes tendencias, de que la crisis es mundial y cíclica, al margen de color del partido que estaba y está en el gobierno. En este sentido no se puede culpar al PSOE, ni al PP. En España sus efectos han sido más que severos, sobre todo, por los problemas estructurales de su economía (que en esto si hay responsabilidad compartida PP-PSOE, por el modelo de desarrollo escogido), y también por el desparpajo de las Cajas de ahorro, por la corrupción, y la falta de control y exigencia sobre las inversiones públicas, etc. Había que tomar medidas, y en eso la mayoría coincidimos. Pero hay medidas y medidas

Había que recortar gastos superfluos y no productivos, pero no en salud, educación, y atención a la dependencia de cualquier tipo. Había que sanear las finanzas para evitar un mayor caos, pero no a costa de los contribuyentes y mucho menos sin garantía de recuperación del rescate a los bancos. Había que elevar la eficiencia y la productividad, pero no precarizando el empleo, facilitando el despido, desahuciando a las familias de sus casas por impago, y permitiendo que se les cortara la electricidad a familias sin ingresos. Había que invertir en la economía y en I+D+I, y no sólo no se hizo, sino que también se redujo drásticamente la asignación presupuestaria. Como buen partido de derecha, aplicó ajustes a los que deberían mantener la demanda interna del país, y a lo que podría incentivar su desarrollo, y no a los más favorecidos hoy por el sistema.

Hoy, su programa electoral, es lo mismo con lo mismo, al igual que su teoría del miedo y del caos para España, si ellos no llegan a gobernar. Fiel a su intransigencia ideológica y prepotencia, en estos 4 meses el PP no hizo la más mínima concesión ni propuesta para lograr acuerdos. Su política de recortes y austeridad sobre los que menos tienen, era y sigue siendo para ellos, junto a la restricción de libertades, la piedra angular de sus “reformas” y la única salida posible para España.
Su teoría del miedo, es y sigue siendo la amenaza del radicalismo, los populismos, del comunismo, y de un gobierno chavista. Desde la aparición de Podemos, ha convertido a Venezuela en un problema doméstico de España, en una provincia o una comunidad más. Venezuela está más presente en la campaña electoral y en los medios españoles de difusión, que los problemas que internamente tienen y deben resolver los españoles, que no son pocos. Para ellos, atacar a Venezuela es atacar a Podemos.

Otra cara de su política del miedo, en versión europea, es mostrar el castigo de la UE a Grecia, como ejemplo de lo que le sucedería a España si llega un gobierno de izquierdas al poder. No deja de ser cierto, que la entrada de España a la UE ha limitado la soberanía nacional y el horizonte de acción de cualquier estado miembro. La UE, liderada por Alemania, abanderada de las políticas de austeridad, hará todo lo posible para impedir que haya una oveja descarriada.
España es la cuarta economía de la Unión, y ninguno de los grandes partidos en la contienda electoral se plantea la salida de la Unión, sino la renegociación en última instancia, de la deuda y los plazos para superar el déficit. ¿A que hay que temer entonces? Sólo al miedo a perder el poder, traducido en arrogancia, prepotencia y mentiras y más mentiras.

Son unos expertos manipuladores de las emociones y de la lógica incertidumbre que genera cada nuevo gobierno. La ausencia de un programa electoral convincente y atractivo para la mayoría de la ciudadanía, es sustituida por la teoría de Cuco. Su única promesa electoral es “voten por mí, sino les irá peor”, no pregunten como. Pero me pregunto ¿y las cosas pueden ir a peor aún, para los que no tienen trabajo, o trabajan horitas, a un salario precario y “pecaminoso, y pueden ser despedidos en cualquier momento sin garantías? ¿La sociedad, su población más vulnerable, puede asimilar más recortes y austeridad? Honestamente, no creo que ni ellos se lo crean. A ellos si hay que tenerles miedo, y más con la amenaza de sanción de la UE, si España no atiende las medidas que le impondrá la Comisión para reducir el déficit. A cambio de comprometerse a cumplir esas rigurosas medidas de ajuste, la Comisión está dispuesta también a aplazar al menos un año el objetivo de déficit.

Si hoy España crece por encima del resto de los países europeos, sin meternos a analizar otros indicadores macro que reflejan el alto coste de este crecimiento, no es por la acertada política de Rajoy, no, es por los factores externos favorables, como el crecimiento constante del turismo resultado de la redistribución de gran parte de los turistas que recibía el medio oriente antes del inicio de la “primavera árabe”; por el bajo precio del petróleo; por la compra de bonos y de deuda del BCE a cero o casi cero de interés; y por el incremento de las exportaciones producto a la baja del valor del euro respecto al dólar, y la gestión de los empresarios.
Basta de confundir y engañar, las políticas de austeridad están estrangulando la demanda interna, y hará más largo el proceso de salida de la crisis, con una deuda externa ya superior al PIB, con el incumplimiento de los objetivos de déficit exigido por la UE, y la amenaza de sanciones/multas por el no cumplimiento

El PP es un mal perdedor, que no quiere reconocer que ha de revisar sus posiciones y programa, y auto regenerarse pero desde la oposición. Lo único destacable del PP en esta campaña electoral ha sido su inamovilidad de criterios y posición. Consecuentes, eh!; y en honor a la verdad, y respetando la legitimidad y derecho de sus electores, es de esperar que mantenga niveles parecidos de votos en esta segunda vuelta, porque su electorado es bastante tradicional y fiel, sobre todo por su composición demográfica y factores de carácter histórico

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