martes, 27 de diciembre de 2016

ESPAÑA: De izquierda a izquierda

Como regla, los grandes cambios sociales se producen bajo una situación de crisis económica o de guerra. En época de crisis, la sociedad tiende a polarizarse ante su decepción con la política tradicional y/o del gobierno de turno. Crece la izquierda, y en algunos países la ultraderecha. La derecha tiende a limitar libertades; y en su afán de mantener a flote a los privilegiados, descarga la crisis sobre el resto de la sociedad. Si los partidos políticos de izquierda no aprovechan esa situación y ese momento, para canalizar con inteligencia el descontento social, las aguas volverán a su cauce. Entonces tendremos que asumir que se ha perdido la oportunidad de recuperar las conquistas sociales arrebatadas, de lograr otras, y de tratar de blindarlas de forma tal que sólo puedan ser revocadas mediante referendo popular. Pasarán décadas hasta que se produzca una situación similar.
Normalmente, el voto de la mayor parte de población es emocional. En época de crisis es un acto reflejo casi incondicionado de su inseguridad, insatisfacción o frustración con el gobierno de turno, sea del color que sea; y al que le achaca con razón o sin ella, el deterioro de su sistema de vida y su bienestar. Todos sabemos que las crisis del capitalismo son cíclicas, y que son cada vez más profundas y largas, pero todavía tiene muchas reservas, y terminará reacomodándose. La media de la población es de comportamiento conservador. Con tranquilidad y algo de bienestar se conforma.  Aunque a un alto costo social, la economía volverá a reanimarse; y en lo político se harán reformas de poco calado que aplacarán los ánimos. En la izquierda más comprometida quedarán los votantes tradicionales y algo más. Entonces, a lamentarnos, y a buscar culpables.
Por razones que muchos sospechábamos, y reconocidas hace muy poco por el exsecretario general del PSOE, Pedro Sánchez, los Barones del PSOE no quisieron formar un gobierno de izquierdas, un gobierno de cambio, por “incompatibilidad” con Podemos, y con lo que representa. Finalmente, después de dos elecciones, los dos partidos del bipartidismo, comprometidos con la plutocracia, y convergentes en muchos temas neurálgicos a fuerza de tantos años en el poder, han hecho posible un gobierno del PP. La crisis no ha sido superada, sobre todo en lo social, pero si pasó el momento político más álgido. En otras palabras, se perdió la oportunidad de conformar un gobierno de izquierda, un gobierno de cambio
Ahora no queda otra opción que prepararse para una lucha larga y de desgaste en las instituciones. Llegar a las instituciones es de por sí difícil, pero más difícil es conservar tu electorado y crecer desde la oposición. Desgraciadamente el cuadro es bastante complejo. El PP, aunque en minoría, cuenta con recursos constitucionales para frenar o parar reformas y propuestas de leyes. Sobre el país y su estabilidad, pende como una espada de Damocles, la amenaza de vetos en el senado, y la disolución de las Cortes, si al PP “no se le deja gobernar”. Si no se actúa con inteligencia y responsabilidad, el PP se perpetuará en el poder.
En estos momentos, el PSOE continúa sumido en su crisis, sin acabar de rencontrarse. Históricamente, el  PSOE, ha nucleado mayoritariamente a la izquierda. Hoy se debate entre sus Barones y sus bases, porque hace rato que ha perdido su identidad, y no ha dejado de moverse en la ambigüedad. Su cúpula está empeñada en mantener el statu quo del bipartidismo, ve como un peligro la regeneración democrática dentro del partido y a nivel social, y es más afín al PP en cuestiones de democracia. Socialmente comparte espacios y reformas con Podemos pero bajo los dictados y condiciones de la plutocracia.
Los dos partidos emergentes: Podemos y Ciudadanos, se han imbuido en debates internos para redefinir su línea política y su ideario. Eso no es una casualidad, ni mera coincidencia. Es el resultado de no haber obtenido los votos y escaños esperados; y de que la carrera por el poder los llevó a disputarle al PSOE, su tradicional electorado- el de centro izquierda. Tres partidos disputándose un mismo perfil de electores, luchando por un mismo “segmento de mercado”, desangrándose, y dejando sólo al PP en su peso. No es de extrañar que ganara el PP, ante tanta confusión, división y ambigüedad. 
Ciudadanos, finalmente se quitó la careta, y dejó su ambigüedad intrínseca, declarándose neoliberal o liberal. Supongo que su idea sea escorar al PP hacia la derecha dura, y posicionarse como centro derecha, donde tendría más perspectivas al ser un partido joven, que podrá sacar pecho de que nunca ha tenido vínculo alguno con el franquismo y la corrupción; y que representará fundamentalmente a la clase media, y autónomos. Si se impone la tendencia liberal, la rivalidad por el electorado de  izquierda, se simplifica al PSOE y Podemos.
Ahora mismo está en marcha el proceso de PODEMOS hacia el II Congreso de Vista Alegre, y aparte de liderazgo, se debatirá la estrategia de Podemos. La cobertura mediática que ha estado y está recibiendo este proceso, es única. ¡Que viva el espectáculo!, dicen unos y ¡Que bisoñería!, dicen otros. La mayoría de la prensa, con intencionalidad o sin ello, lo ha reducido todo a una lucha entre Pablistas y Errejonistas, con un grupo bisagra, al que han denominado anticapitalistas. Y en parte tienen razón, porque esto se ha convertido en un enfrentamiento, primero medio disimulado, y ahora público y abierto, entre dos profesores universitarios, que han trascendido el marco de la “universidad” (de Podemos), y donde ninguno quiere ceder intelectualmente, fruto de la arrogancia y de la falta de experiencia política. Soslayando los personalismos, creo que lo que está en debate es sano y necesario, visto a la luz de un próximo congreso. Eso es democracia, aunque no coincidamos en la forma en que lo están haciendo. Veámoslo por parte.
·         Programa o estrategia
Desde que existe la izquierda, siempre han existido diferencias en cuanto a las vías para llegar al poder, en los métodos, en el alcance de las medidas, y en la formas de ejercer el gobierno. En las democracias occidentales, y más dentro de los países miembros de la UE, la capacidad de maniobra y de opciones de la izquierda es muy reducida, y sólo es posible dentro de las reglas y normas de la democracia occidental con todas sus virtudes y limitaciones actuales. Otra interpretación sería no entender la realidad nuestra. Sería aferrarse al pasado y a otras experiencias, en diferentes y distintas circunstancias. Dando por descartada la vía de la revolución socialista, y el modelo de socialismo real aplicado en los países de la Europa oriental; entonces las diferencias entre las izquierdas quedarían limitadas a tres cuestiones: el perfil de clase o base social, o sea a que clases y grupos sociales representará y defenderá en última instancia; segundo, al alcance, en el tiempo, de las medidas y leyes que se propongan,; y tercero, a los métodos de hacer política. Todo esto en su conjunto determinará la orientación estratégica de uno u otro partido de izquierda hacia el centro o más a la izquierda.
La lucha entre el PSOE y Podemos por abarcar toda la izquierda, por el mismo electorado, cerrará toda expectativa de colaboración y cooperación entre ambos. Al mismo tiempo, mantener esa rivalidad sólo ha creado falsos enemigos, y divide cada vez más a la izquierda. Este enfrentamiento y desgaste sólo ha hecho las cosas más difíciles, y ha propiciado otro gobierno del PP.  Si el PSOE y Unidos Podemos, continúan en la lucha por ser los únicos representantes de la izquierda, siempre saldrá ganando el PP. Por otro lado, en el enfrentamiento entre el PSOE y Podemos por el mismo espacio político, por la transversalidad de izquierda, este último saldría desgastado ante la experiencia, conocimientos palaciegos, los lobbies de poder financieros y mediáticos, y la fuerza de la tradición del PSOE. Terminaría relegado a un partido minoritario, sin identidad. Perdería sus bases originales
La otra opción es que cada uno redefina su espacio político, su electorado, llegándose a complementar y a asociar para intentar y/o lograr cambios. Sinceramente no creo que el PSOE acceda a limitar su espacio político; ni que Podemos se resigne a no hacer nada.
Podemos perdió la oportunidad de “tomar el cielo por asalto”, y se impone un momento de reflexión y reajustes para poder sobrevivir y crecer desde la oposición. Podemos puede tomar la iniciativa, y a partir de este congreso tratar de escorar, arrinconar al PSOE al centro izquierda, y convertirse en el verdadero partido obrero español de hoy. En definitiva, ya hace tiempo que en la práctica, el PSOE renuncio a representar a sus bases obreras. Podemos se podría posicionar en la izquierda comprometida con cambios de calado
·         Métodos y lenguaje
A diferencia del PSOE, Podemos si aspira y mantiene sus intenciones de hacer reformas políticas y sociales de calado, y no sólo para hoy, sino también para que no se pierdan con la llegada al poder de gobiernos de mayoría de derecha, y no se repitan los mismos errores. Pero eso no basta, si  Podemos no logra ser visualizado como un partido responsable, como un partido de gobierno
Hasta ahora, Podemos y sus confluencias no han logrado sobreponerse al “infantilismo de izquierda”. Siguen cometiendo errores de forma; al confundir el querer ser respetados y apoyados con la teoría del susto y del miedo;  confundir gestos con fidelidad a sus bases; se desgastan en lo secundario contra lo importante; y desnudan sus discrepancias en las redes sociales.
Sin perder su esencia, el contenido de sus programas, Podemos está más obligado que nadie, entre otras cosas por el acoso mediático, a cuidar su lenguaje en las instituciones, y diferenciarlo con el de los mítines; a no hacer gestos que lo deshumanicen ante la sociedad y lo cataloguen de irreverentes e irrespetuosos. Podemos está obligado a convencer a todos, de que si llega al poder hará cambios, pero representará a la sociedad en su conjunto; y mostrará su apego y respeto a esta constitución hasta que no sea modificada o cambiada.
Esto no implica que renuncie a las movilizaciones populares para presionar, visualizar y concientizar a la sociedad sobre problemas sociales acuciantes, que se quieren obviar o dilatar su solución. Eso es derecho de expresión y de movilización y forma parte de la democracia. El método de combinar la lucha en las instituciones con las movilizaciones populares, convocadas por ellos o no, sería una fortaleza si saben manejarlo.
·         Liderazgo
Las necesidades, las tendencias políticas, incluso empresariales, se abren paso a través de las personalidades, que aportan su impronta, acelerando, inmovilizando o incluso atrasando los procesos, cuando son personalidades negativas. El rol de Pablo Iglesias como fundador y líder de Podemos es incuestionable; y a pesar de algunas inmadureces puntuales que no ha logrado superar, creo que en estos momentos no hay ninguno mejor que él. Pero así y todo, el líder se debe al ideario o programa aprobado por las bases; incluso si las bases estuviesen equivocadas. No veo porque esa predisposición de Pablo a votar en un solo acto, liderazgo y programa. El líder tiene que ser capaz de convencer, de persuadir, de aunar. Si al final resulta, que su programa no es el aprobado, entonces está equivocado; o rectifica o ya ese no es el partido por el que apostó; y tendrá que tomar una decisión.
·         Democracia interna
Democracia es debate, es participación, es elecciones primarias por la vía directa y secreta; es unidad dentro de la diversidad, pero también, es orden, y jerarquización; sino la organización se volvería indirigible; sería la anarquía, sería el caos; y terminaría desintegrándose. Este es el momento del debate, pero una vez finalizado el congreso, los debates deben ser internos. Los problemas estratégicos, no pueden ni deben ser discutidos fuera del proceso que conduce a un congreso, aunque siempre habrá que dejar abierta la posibilidad de consulta a las bases para cuestiones muy puntuales, de difícil consenso. Los problemas de tácticas siempre serán discutibles, porque el entorno es cambiante, pero así y todo debe ser dentro del partido. Por mucha democracia que queramos tener, tiene que haber un orden, una dirección, un órgano consultivo y uno “legislativo” (el Congreso).
¿En qué si puede y se debe diferenciar un partido moderno, además de hacer primarias?, Ah!, en la representación proporcional de las minorías dentro de la ejecutiva o consejo ciudadano y en la comisión de garantías, en correspondencia con los votos recibidos. El asegurar voz y voto a las minorías, a todos los niveles, eso es respeto a la diversidad dentro de la unidad. Eso es un partido de nuevo tipo que se está vacunando contra el voluntarismo, el autoritarismo y el secuestro consciente o inconsciente del poder. Si no damos este paso, no habremos superado el centralismo democrático, sin duda un progreso en su momento, pero que ha actuado como rodillo sobre las minorías, ha acallado a los que disienten, y da participación cada 4 o 5 años
Si una vez terminado el Congreso, Podemos perdiera su virginidad política y se rencontrara; si la ingenuidad se hubiese transformado en madurez; si todos cedieran un poquito y dejaran la vanidad y el prurito intelectual en las aulas; y si la diversidad se integrara en la unidad, entonces bienvenido sea el barullo

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