En las sociedades musulmanas está muy arraigada
la religión y el sentimiento tribal, sustentado culturalmente por el Corán. Sus
costumbres, hábitos, y percepción de la vida, difieren en mucho del resto del
mundo. Todo intento de “occidentalizarlas” por la guerra o apoyando la guerra,
sólo ha logrado destapar la caja de pandora: enfrentamientos étnicos, tribales,
entre diferentes tendencias dentro de la religión y entre religiones, entre
grupos con diferentes intereses y al servicio de una u otra potencia o estado
del Golfo, etc. Pero aún peor, ha creado las condiciones para que en medio de
la anarquía y la confusión, reaparezca con fuerza la tendencia más retrograda,
arribista, inescrupulosa y brutal del islamismo: los Yihadistas, y su
terrorismo como principal arma para visualizarse y desestabilizar la
tranquilidad ciudadana
En el supuesto de que haya existido alguna
"buena intención" por occidente en el conflicto árabe actual, la
medicina ha sido peor remedio que la enfermedad. Invito a colocar en una
balanza, después de beber de las estadísticas, los muertos por represiones en
épocas de Sadam Hussein, del Gadafi, etc., y las muertes, pérdida de nivel de
vida, de desarrollo humano, y de destrucción material, y patrimonial
irreversible, que ha representado esta "nueva cruzada" alentada,
apoyada y financiada por EEUU, países europeos y Arabia Saudí. Ese es el alto
precio de la intromisión, y la injerencia, y aún no ha terminado
Si pareciera poco convincente aún, exhorto a
encontrar una explicación racional al auge del terrorismo Yihadista, que no
esté vinculada a la actual guerra en el mundo árabe. El apoyo a los opositores
a las dictaduras, sin discriminación, supuso ayuda militar y financiera también
a los yihadistas. Ya derrocadas las dictaduras, por lo general fuertemente
armadas, cayó en manos de los opositores
todo ese armamento. La ocupación de territorios, llevo a enfrentamiento de
tribus, de grupos religiosos, a la redistribución de la geografía para
constituir el Califato de Daesh, al acceso a recursos petroleros,
infraestructuras y financiamiento, por no hablar ya del apoyo de estados árabes
que han estado jugando a dos cartas. Anterior a la 2da intervención de EEUU en
Irak (1993), el terrorismo de origen árabe no tenía mayor presencia que los
Talibanes en Afganistán, y algunas acciones aisladas de la célula de Al Qaeda,
cuyo principal líder fue entrenado y preparado por la CIA, en este tipo de
guerra. La gran Eclosión se produce a partir de la intervención en Irak. Se rompió
así, el frágil pero equilibrio al fin, y se desestabilizó el mundo árabe
De las Guerras, se sabe cómo comienzan pero nunca
se sabe cómo ni cuándo acabaran, ni las proporciones que tomará; y por tanto
hay que evitarlas. Las bombas, por mucho desarrollo tecnológico que exista, no
tienen nombre; y si el contrario se atrinchera en una población civil, entonces
el resultado es desastroso. Parece que ya nos olvidamos de las ciudades europeas
y japonesas bombardeadas durante la Segunda guerra mundial. Por muy duro que
sea lo de Alepo, esa es la guerra; y en Siria hay una guerra, que se pudo haber
evitado
Hoy, Daesh está perdiendo los territorios
ocupados en Iraq y en Siria, ve desvanecerse sus sueños de establecer y
consolidar su Califato; pierde recursos para financiarse y de todo tipo; pero
también pierde adeptos que crecen en época de auge, pero en crisis abandonan el
barco. Como era de suponer, estas derrotas militares lo llevarían a realizar más
acciones suicidas desesperadas en el territorio europeo y de EEUU, con la
clara intención de asustar a la población, crear inseguridad; e intentar que los
países que apoyan su derrocamiento se replieguen. Después de la crisis de los
misiles, nunca la población europea se había sentido tan insegura. La táctica
de Lobos solitarios activados como robots, exigirán por largo tiempo la
movilización permanente de los servicios de seguridad, y de todas las fuerzas
del orden, para poder adelantarnos a sus planes.
El problema real en Siria, nunca fue, ni lo es
Bashar al-Asad, ni la violación de los derechos humanos. Hay acusaciones de
ambos lados; y además, no creo que alguien pueda asegurar hoy, quienes son realmente
los rebeldes, y quienes son los yihadistas. El problema real, es el conflicto
de intereses geopolíticos de los poderosos, alimentado por los religiosos
(chitas y sunitas), que han llevado a ese pueblo de una cultura milenaria, a
autodestruirse, y a un éxodo sin parangón en la historia. A esta altura del
conflicto, se impone una actuación racional y práctica, más allá del problema
sirio: la expulsión del Daesh de los territorios ocupados en cualquier parte
del mundo, y la firma de la paz en Siria. Con paz, y desde la paz, con la
participación de Rusia, Europa, EEUU y la ONU, en calidad de garante, se podrá
negociar y avanzar en una solución que sea aceptada y asumida por la mayoría.
Ya hecho el mal, no queda otra alternativa que la unión de todos para llevar al
Daesh a la mínima expresión, y digo mínima, porque es de suponer que se replieguen para los
estados africanos más al sur, con presencia musulmán; y porque siempre aparecerá un Lobo solitario
cuando menos lo imaginemos o nos confiemos, para recordarnos que las
intervenciones militares extranjeras terminan exacerbando los odios hacia los
países y población de procedencia.
Creo sinceramente, que tarde o temprano habrá que
rescribir las normas del derecho internacional. La participación internacional
en conflictos nacionales ha de circunscribirse estrictamente a sanciones
económicas, políticas, juicios en la Haya por crímenes de lesa humanidad, y el
envío de tropas de la ONU como garante de paz, sin son solicitadas y acordadas
por ambos contendientes en el conflicto. La ONU no puede tener facultades para
autorizar intervenciones militares en otros países. La venta de armamento o
apoyo logístico y financiero de cualquier tipo, a partes en conflicto dentro de
un país, tendrá que ser prohibido, denunciado como incitación y facilitación
del genocidio, y sancionado por la comunidad internacional
Al margen de los verdaderos intereses económicos,
geopolíticos e ideológicos que están detrás de esta guerra, hay mucha gente en
la UE y EEUU, incluso de buena fe, que se siente o se cree más civilizado, más
desarrollado cultural y moralmente que los países subdesarrollados, y en
consecuencia con derecho y moral a extender la democracia occidental al resto
del mundo por la fuerza. Esta posición no solo es un absurdo, fruto del
desconocimiento y de las consecuencias de nuestros actos, sino también arrogancia
y prepotencia que le abrieron y facilitaron el camino a políticos mentirosos y
manipuladores como George Bush, Tony Blair y J. M .Aznar. Sencillamente, ha una
gran irresponsabilidad política y humana, que ha mostrado su cara más horrible:
el holocausto de pueblos y culturas milenarias; y su reverso, la Xenofobia en
pleno siglo XXI, hacia todo lo que huele a árabe.
Que Dios perdone a los promotores y permisores de
tanta desgracia, muertes, odio, éxodo, y desamparo a los refugiados
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