viernes, 23 de octubre de 2020

PROBLEMAS GLOBALES: El progreso tecnológico y social

 El progreso tecnológico continúa a pasos agigantados, pero muy distante va la legislación, por falta de visión de los gobiernos o “confabulación” neo o liberal. Se humaniza el trabajo, al costo de la reducción de empleo; se incrementa la productividad del trabajo y la calidad, al costo de la reducción de los ingresos a la seguridad social; se incrementan “brutalmente” los ingresos de las empresas con alta automatización y robotización, pero no tributan en proporción al fisco, al presupuesto estatal; que languidece, y que es el garante de los servicios sociales que hoy disfrutamos, de las pensiones y ayudas; de la I+D+I; de las políticas de creación de empleo, etc. Previsiblemente, altas tasas de desempleo serán algo crónico en nuestras sociedades, con tendencias alcistas. El estado occidental no podrá asumir la reubicación laboral, ni la creación de los empleos necesarios. La masa salarial a nivel social caerá, pero también por la precariedad salarial que presupone la existencia de ese gran ejército de desempleados, que bajará su precio de mercado. Con ello bajará la demanda; de modo que la “tabla de salvación”, la esfera de los servicios, tampoco crecerá lo suficiente, ni podrá asimilar esa fuerza “disponible”. ¿Pero surgirán otras empresas, otras producciones, otras necesidades por cubrir? sí; pero ya nunca en la proporción que marcarán las tecnológicas, las automatizadas y robotizadas; y la brecha seguirá creciendo, aunque le den más vida a las empresas outsiders y a autónomos en su encadenamiento productivo, para la producción de piezas, detalles, etc., que le serían muy costoso automatizarlos.

No se puede negar el desarrollo, pero si se puede, y debemos, escoger el tipo de desarrollo que queremos; y exigir su compatibilidad con el progreso social y con el medio. Habrá que definir bien, a dónde queremos llegar como sociedad, y aplicar políticas de incentivo, de exención, y de bonificaciones, para los cumplidores de las normativas de desarrollo sostenible y social; de impuestos progresivos sobre las ganancias, y de fuertes multas para los incumplidores; de establecimiento de porcentajes o cuotas de trabajadores por volumen de ingresos, o de % de producción automatizada, etc. Siempre habrá un pero para los poderosos, para las asociaciones al servicio del capital, gobiernos lacayunos o simplemente incrédulos. Esa es la palabra mágica para muchos, y la más difícil para otros, porque en cualquiera de los casos representa un cambio de discurso. 

En algún momento, tendremos que escoger entre el yo y la supervivencia de la humanidad; entre el yo y el progreso social, no sólo económico o ganancial; y entre el yo y la estabilidad social. Ojalá que mañana, no sea demasiado tarde

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