miércoles, 8 de julio de 2020

SOCIAL: ¿Sólo con talento?


El sistema educacional, los programas de estudios, están diseñados para un estudiantado medio; y tiene serias lagunas en la atención a las diferencias individuales. Alumnos y estudiantes de bajo rendimiento o con marcado talento, necesitan de una atención diferenciada, más motivación y estimulación en todos los aspectos, dentro y fuera de la clase; y la correspondiente política a nivel comunitario y estatal, para encauzar integralmente sus diferencias. De lo contrario, por omisión o discriminación de las excepciones, se perderían talentos, y se condenarían al ostracismo y al aislamiento y marginación a los alumnos y adolescentes con pocas facilidades cognitivas y de aprendizaje. Estos últimos, con limitaciones o menos facilidades para el aprendizaje, terminan en una escuela "especial", que debe prepararlos para que puedan adquirir y ejercer un oficio en el futuro. Con sus aciertos y desaciertos, esta política está orientada y encauzada. Por mucho que nos duela, sobre todo como padres, hay bastante comprensión en ello.

 La atención diferenciada al talento, se aplica en España y otros países del mundo, pero más bien a los talentos deportivos y artísticos. No ocurre así, dentro de la enseñanza reglada, donde se adolece de una política integral y coherente con relación a los alumnos aventajados o talentosos durante el proceso docente educativo. Recae, enteramente sobre el profesor y la dirección de la institución educativa, su atención y seguimiento, quedando su futuro desarrollo a merced de la visión y esfuerzo personal del profesor.

En mi país de origen Cuba, a nivel de estado, de nación, se aplicó el concepto de Centro Vocacionales, donde entraban los alumnos con mejores resultados académicos, en la enseñanza vencida. Más tarde, estos centros evolucionaron a los IPVCE (Instituto preuniversitario vocacional de ciencias exactas), donde entraban los graduados de la ESO, después de una rigurosa prueba de acceso. También tuve conocimiento después, que ya en EEUU había un sistema parecido, existiendo hoy, 73 colegios de superdotados apoyados con fondos estatales; y donde entran desde la temprana edad de 5 años, y no sólo son para las ciencias exactas, sino parta todo tipo de talento.

Hace unos días, mi amiga, Isabel Bugallo, se preguntaba y cuestionaba, con razón, el por qué en España no se aplica, en el sistema educacional español, una política diferenciada también a los talentos, a nivel de todo el país, comunidad y territorio. Comparto totalmente su preocupación y entusiasmo. Por llamarlo de alguna forma, en cualquier aula, coexisten dos polos durante el proceso de enseñanza aprendizaje, con una mayoría de media; eso es muy real.  Si diferenciamos la atención a uno de ellos, que ya dijimos que se hace, porque no hacerlo también con el otro polo. Desde el punto de vista pedagógico es incuestionable; es de hecho un principio: la atención a las diferencias individuales ¿Cuántos talentos no se han perdido por la ausencia de una política de detección, seguimiento, desarrollo y apoyo social? ¿Cuántos han perdido la motivación en un aula por falta de atención personalizada, o fueron arrojados antes de tiempo a la vida laboral, por necesidad, por falta de apoyo y comprensión? Esa es una realidad, pero este problema, como todos, tiene varias aristas y riesgos

Desde el punto de vista sociológico y psicológico, el talento está predeterminado, a la corta o a la larga, a ser separado de su colectivo y de su familia; lo que puede repercutir negativamente en su futura personalidad, a no ser que viva en una ciudad, donde exista una escuela especial para talentos, y la lejanía no sea un problema para mantener sus lazos afectivos regulares con sus padres, compañeros y familiares. De estar la escuela fuera de la localidad, los padres tendrían que hacer un gran esfuerzo para que no se sienta desenraizado e inadaptado, y para minimizar su angustia y nostalgia. Hay no pocos casos de exatletas, que hoy cuestionan el haber sido privados de una niñez normal, del calor y cariño familiar, en función del triunfo y la fama. El talento diagnosticado temprano y la vocación y apoyo emocional, deben ir de la mano, pero no impuestos. Hay padres, que quieren y exigen hasta la obsesión, que el muchacho “llegue muy lejos”, y muchas veces es más por vanidad y frustración personal, que por el interés del niño. El desarrollo de ese talento, sin duda conlleva a sacrificios por parte del niño y del adolescente, pero él niño, el adolescente debe desearlo, debe sentirse feliz, estimulado, arropado y con amor

Otra arista de esta problemática es que, al separar al talento de su colectivo inicial o tradicional, se produce una ruptura no sólo sentimental entre el talento y el colectivo, y viceversa. Puede producirse también, una sensación de marginalidad, de falta de perspectiva colectiva, de falta de confianza y seguridad en ellos, en su futuro, y de una bajada en el rendimiento al faltar el acicate competitivo, la referencia de superación, el talento. Esto no tiene que ser necesariamente un problema, pues al existir mayor nivelación de aprendizaje en el aula, los miembros del colectivo se podrían sentir más cómodos, y el maestro o profesor podría centrarse en elevar el nivel de todos al mismo ritmo y tiempo. Por otro lado, si bien es cierto que la mayoría de un colectivo estudiantil no se percibe a si mismo como talento, hay niños talentosos que su situación familiar, personal, o de su entorno, no le permite desarrollarlo en determinado momento u obtener resultados sobresalientes, y hay que tenerlos presentes y estimularlos para que llegado el momento puedan presentarse a exámenes de acceso a estos centros especiales. Por tanto, las escuelas para talentos, no sólo deben desarrollar y encauzar los talentos, sino también, dar oportunidades, permanentes, de acceso mediante exámenes, a niños que no entraron inicialmente. Sería justo y estimulante 
  
En toda decisión, siempre hay que evaluar costos y beneficios; y sería importante minimizar los costos, socializando beneficios y oportunidades para todos, con políticas de contrapeso. Nadie podría perder en esto, porque el riesgo de caer en una enseñanza elitista es muy real y peligroso
Creo que hay experiencias positivas, y también habrá algunas negativas, como para tomar una decisión. En última instancia, todos los métodos son buenos, siempre que se sea riguroso, sistemático, y al mismo tiempo flexible, como para poder corregir cualquier desviación o distorsión a tiempo. No tengo nada en contra del tratamiento diferenciado al talento, por el contrario. No siempre basta el talento para triunfar en la vida; y hay que maximizar las oportunidades para que lo desarrollen y aporten resultados destacados a la sociedad. Para los partidarios de este método, sugiero y veo la necesidad de cumplimiento de las siguientes puntualizaciones:
·         El papel del maestro, del profesor, en la atención inicial a esas significativas diferencias  individuales, es vital; pero el sistema tiene que estar preparado para detectar, clasificar el tipo de talento, encauzar esas diferencias  y asegurar su desarrollo en cada momento; plantearse un riguroso sistema evaluativo, y de acceso a centros de talento; y contar con el soporte material y financiero necesario para asegurar su evolución y desarrollo exitoso
·         Para ser inclusivo y justo, hay que revisar y perfeccionar el sistema educativo regular por completo: perfeccionar los métodos de enseñanzas para desarrollar la imaginación, la creatividad, el razonamiento, la discusión, la seguridad y la independencia en los alumnos y estudiantes. En consonancia, adecuar y perfeccionar los criterios y claves evaluativas. Esto permitiría ser más objetivos y justos a la hora de ser seleccionados. No todos los niños y adolescentes, viven en un entorno doméstico, familiar y de barrio, estable emocionalmente, y que le reconozca sus méritos, que le estimule y empuje a ser mejores, a ser competitivos. No basta tener talento, si no podemos desarrollarlo, o no estamos motivados
·         La condición de talento, sea dentro de un aula normal, o en un centro “especial para talentos” después, debe ser rigurosa y refrendada sistemáticamente por los resultados académicos; so pena de perderse esa condición.  Al mismo tiempo, el sistema o modelo debe prever la posibilidad de que los que están fuera, puedan optar por entrar mediante pruebas anuales de ingreso. Esto actuaría como un estímulo para los que están fuera, y un acicate para los de adentro. Hay que ganarse y mantener esa condición.
·         Conozco muchos casos de gente talentosa que no llegaron a ningún lugar, por equivocar la vocación o la profesión, por falta de motivación y ambición, por falta de voluntad y constancia, o por limitaciones económicas. Siempre habría que, además de conocimientos y desarrollar habilidades, educar, orientar, motivar y apoyar materialmente a quien lo necesite; y, por tanto, la propuesta debe ser integral, e involucrar en todo momento, a la escuela, la familia, y al estado
·         “Genio es el que crea, y virtuoso es que reproduce con maestría” Puedes no ser un compositor, pero si ejecutar una pieza con la maestría que no lo haría este. En buena lid, me quedo con los dos, porque hay muchos tipos de talentos, y muchas necesidades y tipos de habilidades. Lo importante es descubrirla, concienciarla, desarrollarla y aplicarla donde se pueda tener más y mejores resultados

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